7 de junio, Día del Periodista
Por Armando Torres*
Cambiarán las tecnologías y los tiempos, pero algo no cambiará jamás: la
trascendencia del periodismo independiente para el desarrollo de las
sociedades. La búsqueda de la verdad, el equilibrio y la capacidad para
reconocer -cuando no establecer- el orden de importancia de los temas
que interesan a la sociedad, son las virtudes que hacen del periodismo
un servicio imprescindible para la comunidad. Hacer periodismo, al fin,
es nada más que contar con honestidad lo que uno ve, observa, escucha,
huele, siente con cualquiera de sus sentidos y, además, es de interés
público. Poner esos sentidos a disposición de una causa que no sea
informar es hacer otra cosa, que quizá también sea noble, pero no es
periodismo.
No hay sociedades prósperas sin periodismo independiente y veraz, porque
la prosperidad no se construye solo con valores de bienestar económico
sino también con la posibilidad de actuar en libertad, de elegir, de
divulgar y de manifestarse, todo lo cual lo promueve la buena prensa
mediante la búsqueda de la información, su presentación clara y su
análisis ético, afirmada en protocolos que a mejor cumplimiento arrojan
mayor credibilidad.
Valga exaltar en estos días esos valores entre quienes hoy están en la
actividad periodística y quienes aguardan en la línea de largada. Valga
señalárselos, reconocérselos y reforzárselos, porque son necesarios en
esta hora de la nación y también para el futuro, en todo momento, como
herramienta para hacer sustentable el crecimiento como noción económica,
pero también social y cultural, lo cual encuadra mejor en el concepto de
desarrollo.
Quienes hemos andado un poco en el oficio, quienes no sólo lo hemos
mirado por TV o escuchado en las voces engoladas de la radio o leído en
las firmas lustrosas de los grandes diarios, quienes nos hemos frustrado
y encolerizado al comprobar cómo con ropaje periodístico tantas veces se
ofende a la sociedad mediante noticias falsas o comentarios insidiosos,
truculentos (operaciones, les dicen) –en general extorsivos-, sabemos
que el sentimiento periodístico más fuerte reside en aquellos que en los
días y horas cuando los demás descansamos, están al pie del cañón,
escribiendo “de séptima”, velando las armas, porque las noticias de acá
y de allá se producen en cualquier momento, y cuando un hecho los
convoca, deben actuar con velocidad y sagacidad para relatar su historia
de la forma más precisa, más veraz, más concisa, más honesta y más bella
que les sea posible, porque toda la sociedad estará pendiente de ellos.
También reside en los maestros veteranos que alumbran las redacciones y
en las tertulias de quienes ya dejaron la actividad pero están
dispuestos a alentar con su palabra las buenas prácticas de la profesión.
A ellos, especialmente a los que asumieron un solo compromiso militante,
el de informar con la verdad, le pese a quien le pese, vaya el
reconocimiento y la felicitación, también la admiración, de alguien que
se asume como un ex, porque para ser periodista no solo debemos tener el
alma deseosa de noticias, palpitante, sino también las alforjas a mano,
y estar dispuestos a partir hacia allí donde esté el suceso, la atención
de las gentes y el escenario dónde ganar en el combate marcado –como
decía el título del antiguo libro de la United Press International- por
la “hora de cierre a cada minuto".
*Periodista argentino
Comentarios
Publicar un comentario