Por Ernesto Martelli, en "La Nación".- “Mucha presión, mucha presión... Hace una hora estaba reabajo, ahora estoy mejor... Pero... hay que seguir, no hay que abandonar”. Este miércoles, en su habitual tono confesional, el influencer Santi Maratea sintonizaba con un verdadero flagelo global. En medio de una campaña de recaudación en la que se propuso juntar dos millones de dólares para una niña llamada Madeleine, dejó ver esa mezcla de angustia y frustración repentinas que parece caracterizar esta etapa pospandémica de la novel profesión de la que forma parte. Esa volatilidad anímica merece ser vista como parte de un cuadro más amplio y generalizado. Casi en simultáneo la modelo y celebridad Bella Hadid publicó una serie de imágenes llorando, en contraste con su habitual estilo impecable y de disfrute. Cosechó emotiva adhesión de muchos de sus 34 millones de seguidores: “Así son muchas de mis noches. Las redes sociales no son la realidad”. La industria de los creadores de cont