El fotoperiodista mexicano Rubén Espinosa, de 32 años y
colaborador de la agencia AVC de Veracruz y corresponsal de la agencia
Cuarto Oscuro y de la revista Proceso, quien había denunciado que su
vida estaba en riesgo en Veracruz, el Estado más peligroso para el
ejercicio del periodismo en México, fue hallado muerto en un
departamento de la capital, México DF, junto a los cadáveres de 4
mujeres, todos ellos con impactos de bala. Espinosa siempre apuntó
contra el gobierno de Javier Duarte de Ochoa.
El cadáver de Espinosa fue
identificado en las instalaciones del Servicio Médico Forense por una
de sus hermanas. Tenía un golpe en la cara, además de 2 impactos de
bala. Familiares de Espinosa comentaron con la organización no
gubernamental Artículo 19 que la última vez que tuvieron contacto con el
fotoperiodista fue el viernes 31/07 a las 14:00 cuando avisó por
mensaje que se dirigía hacia su hogar. Espinosa se especializaba en la
cobertura de protestas
sociales, y a pesar de ser víctima del desplazamiento forzado provocado
por la violencia en el estado de Veracruz y, en particular, en su
contra, siguió publicando y trabajando hasta el trágico final.
Espinosa:
"Me han apoyado mucho, pero me siento triste y muy enojado de que esté
sucediendo esto y nadie haga nada. Que la prensa te saque columnas
diciendo que es por llamar la atención, cuando no voltean a ver que hay
12 personas asesinadas. Que los mismos compañeros digan cuando te
golpean en las marchas que es algo natural, gajes del oficio, no lo
entiendo. Estoy preocupado por mis compañeros, porque les están cerrando
las vías de comunicación. Me cuesta trabajo arrancar otra vez para acá.
Ya no me acostumbro a la dimensión de la ciudad, es complicado para mí,
porque los recursos que traigo comienzan a terminarse. El transporte
aquí es caro, comidas más caras, la renta
más
cara, claro me está costando mucho trabajo y la intención que tengo es
regresar, cuando el estado dé condiciones para poder trabajar, no quiero
que exista un número 13 y 14."
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Artículo 19, organización de Derechos Humanos que trabaja para proteger y promover el derecho a la libertad de expresión, destacó que el homicidio de Rubén Espinosa marca un nuevo hito en la violencia contra la prensa en México: la 1ra. vez que un periodista desplazado internamente es asesinado en el Distrito Federal.
La violencia que había sufrido Espinosa era conocida públicamente, por lo que
el homicidio del fotorreportero se produjo sin que las autoridades
encargadas de proteger periodistas en México movieran un solo dedo a
favor de Espinosa.
“Artículo 19 ve con suma preocupación que la Ciudad de México deje de ser el refugio seguro el cual albergaba a decenas de periodistas desplazados”.
"Es inconcebible que en México haya", agrega Artículo 19, "con el asesinato de Espinosa, 88 periodistas asesinados y las autoridades se atrevan a decir que están haciendo todo lo que pueden para proteger periodistas. Cuando la realidad es que la violencia contra la prensa crece -así lo dicen los números- y con ella la impunidad en todos y cada uno de los casos".
Además, la organización no gubernamental explicó: “El homicidio de Espinosa vuelve a poner en el centro la situación de Veracruz y la negligencia de las autoridades locales para brindar protección a los periodistas. Hoy, dicha entidad, sigue siendo el lugar más peligroso para la libertad de expresión en toda América Latina. Artículo 19 hace un enérgico llamado a la Secretaría de Gobernación, a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para que desde sus facultades hagan todo lo posible para brindar justicia. Al mismo tiempo, hacemos el llamado para que la PGR atraiga el caso y disponga de todos los recursos del Estado mexicano para dar con los responsables del homicidio."
Hace algunas semanas el fotógrafo decidió exiliarse temporalmente de Veracruz luego de que sujetos desconocidos lo siguieron y acosaron afuera de su casa, en los alrededores de su trabajo y en el desarrollo de sus actividades periodísticas.
El fotoperiodista señaló en ese entonces que prefería “autoexiliarse” antes de que le ocurriera algo similar al ataque a los 8 jóvenes –varios de ellos estudiantes universitarios–, que fueron agredidos por un comando la madrugada del 05/06.
En septiembre del 2013, Espinosa fue golpeado por policías estatales reconocidos durante el violento desalojo de maestros en la Plaza Lerdo, en vísperas del Grito de Independencia.
En esa ocasión el fotógrafo fue golpeado para obligarlo a “reformatear” la tarjeta de memoria de su cámara, para no tener ni una sola imagen de ese incidente.
Aunque Rubén Espinosa, junto con otros reporteros, denunció la agresión, el gobierno de Javier Duarte sólo le ofreció dinero para retirar su querella. Espinosa rechazó el ofrecimiento.
El 09/06, Espinosa participó en la recolocación de la placa Regina Martínez (periodista asesinada) en la Plaza Lerdo, frente al Palacio de Gobierno, y aseguró que en Veracruz no se pueden echar en saco roto “las intimidaciones”, “los acosos” y la vulnerabilidad en la que periodistas ejercen el oficio. Por ello, él decidió exiliarse, antes que le pudiera ocurrir algo de mayor gravedad.
Veracruz
Veracruz, donde Espinosa -nacido en México DF- trabajaba
desde hace 7 años, es un Estado con fuerte presencia del crimen
organizado, en especial del cartel de origen paramilitar de Los Zetas.
Quizá por ese motivo es un foco rojo de la libertad de expresión:
desde 2011, con el gobernador del PRI Javier Duarte a cargo, han sido
asesinados en su territorio 15 reporteros, uno de ellos la corresponsal
de Proceso, Regina Martínez, con 30 años en el oficio, que apareció
estrangulada en su casa de Veracruz.
Al marcharse de Veracruz, Espinosa subrayó la crisis de seguridad que atravesaba el Estado: "Es triste pensar en Veracruz, no hay palabras para decir lo mal que está ese Estado, ese gobierno, la prensa, y lo bien que está la corrupción. La muerte escogió a Veracruz, la muerte decidió vivir ahí”.
En 2014 México fue el 6to. país del mundo con más periodistas asesinados, según Reporteros Sin Fronteras. Ocupa el lugar N°148 entre 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, en el mismo escalón que Afganistán.
El Gobierno mexicano ha registrado la muerte de más de 100 periodistas desde 2000. En lo que va de 2015, contando a Espinosa, ya han sido asesinados 7 reporteros.
El Gobierno creó en 2012 un mecanismo para la protección de reporteros que no ha logrado funcionar. En 2014 su encargado renunció y los resultados ya eran decepcionantes: de las 152 solicitudes de protección que había recibido, 58% (88 casos) ni siquiera había llegado a ser analizada por la junta que debe decidir si se otorgan al periodista medidas de protección.
Espinosa, que trabajaba como freelance para la revista Proceso y la agencia Cuartoscuro, alertó de su situación a la ONG internacional en defensa de los periodistas Artículo 19 y al Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) con base en Nueva York. "Yo no confío en ninguna institución del Estado, no confío en el gobierno, temo por mis compañeros, temo por mí", afirmó.
El final
Las autoridades llegaron al lugar de los hechos el viernes 31/08
por la noche, alertadas por otra chica que vivía en ese piso y que se
encontró con lo sucedido al volver de trabajar.
Según testimonios de amigos cercanos a Espinosa, los hechos ocurrieron en algún momento pasadas las 14:00 del viernes. Uno de sus amigos se comunicó con él por SMS a esa hora. Espinosa, que había ido a la casa de sus amigas el jueves 30/08 por la noche para una fiesta y había dormido allí. Él le dijo que iba a salir ya hacia casa de sus padres, donde vivía desde que se fue de Veracruz, y que más tarde volvería a contactarlo.
Pasaron 24 horas hasta que a las 14:00 del sábado 01/08, una hermana del reportero llamara a ese amigo para preguntarle si sabía algo de él. Empezaron a buscarlo. Ella llamó a otro amigo más que había ido el jueves a esa casa, pero que no había dormido allí, y al cabo de un rato fueron al edificio para ver si estaba. Al llegar se encontraron con la policía trabajando. Se llevaron a la hermana al centro forense y allí identificó el cadáver.
Otro amigo de Espinosa, que estuvo con él jueves cubriendo un acto judicial, cuenta que estaba "tranquilo" y dándole vueltas a la posibilidad de volver de nuevo a trabajar en Veracruz, aunque no se sentía seguro. "Yo le dije que mejor se quedara, para no darle a quien fuera la oportunidad de hacerle algo allá. Pero lamentablemente han encontrado su oportunidad, y la han aprovechado".
Según sus amigos, las amenazas que recibió Espinosa en junio en Veracruz fueron explícitas: "Le tomaron fotos de frente afuera de su casa y le hicieron señas con el dedo de que mejor estuviese callado". En la entrevista con Sinembargo el reportero definió a quienes lo vigilaban como "tipos mal encarados" que iban vestidos de negro.
Desde hace casi un mes, el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril vive en el Distrito Federal, en un autoexilio de Veracruz, obligado por las amenazas de las que fue víctima. El joven colaborador de la revista Proceso, Cuarto Oscuro y de la agencia de noticias AVC salió huyendo el 9 de junio pasado, luego de protagonizar varios episodios de acoso.
El reportero gráfico es originario de la Ciudad de México, pero desde hace ocho años radicaba en Veracruz. En esa entidad dejó su trabajo, sus corresponsalías, amigos, su casa y hasta su perro por el miedo a ser asesinado como los 12 periodistas que ya fueron ejecutados durante la administración del Gobernador priista Javier Duarte de Ochoa.
En entrevista con SinEmbargo, Rubén platicó sobre el estado que guardan la prensa y de la libertad de expresión en Veracruz; el modus operandi del gobierno de Duarte de Ochoa para mantener sometidos a los medios de comunicación y la vida que deben llevar los reporteros y fotógrafos que no quieren recibir dinero a cambio de su silencio.
La anarquía es tal, dijo, que todos la están pasando mal menos la corrupción, en un Veracruz que la muerte escogió para vivir en brazos de un gobierno admirador del ex dictador español Francisco Franco.
***
–¿Qué detonó tu salida de Veracruz? ¿Qué día saliste del Estado?
–Salí el 9 de junio por un acoso de desconocidos. Salí a las
9:00 horas del martes 7 de junio a trabajar y una persona me observó
detenidamente. No le puse mucha atención. De ahí fui a mi cobertura.
Regresé a mi casa, en eso, por Facebook, me avisó una compañera que
estaban estudiantes reunidos en una mesa de diálogo con autoridades de
la Universidad Veracruzana. Me fui a las tres de la tarde y exactamente
en la esquina de mi casa había tres sujetos con un taxi prendido. No
quise mirarlos porque noté la presencia muy insistente. Pude identificar
a uno. Saqué mi teléfono para anotar sus señas, cuando paro mi taxi,
volteó a verlo y me toma una foto. Me subí al taxi, los tipos mal
encarados, no eran de ahí de Xalapa. Tenían pinta porteña. Ahí me di
cuenta que era el mismo que vi en la mañana. Por la tarde iba camino a
mi casa y veo que vienen dos tipos hacia mí en actitud violenta, se
vienen y no se quitaron. Yo me pegué a la pared, y uno de
ellos
me pasa cerca, sentí su respiración. Me puse de lado, no lo seguí con la
mirada, seguí mi camino, volteo y me están viendo. Iban de negro. Me
vine al DF el jueves nueve.
–¿Qué coberturas haces en Veracruz? ¿Crees que detonaron este acoso?
–Yo me especializo en movimientos sociales. Tengo una portada
en la revista Proceso con el Gobernador, esa portada lastimó mucho, de
hecho la compraron a granel…
–¿Qué foto es?
–Es una fotografía donde el Gobernador sale con una gorra de
policía y de perfil que va caminando. Nosotros en Xalapa nos hemos
manifestado siempre que asesinan a un compañero. Fui golpeado en el
desalojo de maestros en 2013, en la plaza Lerdo, junto con otros
compañeros, a raíz de eso tuvimos que ir a marchar. Hicimos que el
Congreso hiciera la Comisión para la Atención y Protección de
Periodistas, que no sirve de nada. Estuve en la colocación de la placa
en la plaza Lerdo, donde le pusimos Regina Martínez –otra periodista
asesinada–. He dado cursos de seguridad para los fotógrafos y me han
hecho saber que soy incómodo para el gobierno del estado.
–¿Cómo te hacen saber eso?
–No me dejan entrar a los eventos oficiales. En una ocasión
cuando fue lo de los 35 cuerpos que encontraron en el monumento a los
voladores de Papantla, en Boca del Río, el entonces Procurador Reynaldo
Escobar Pérez iba a dar una conferencia. Entonces me dice una persona
encargada de prensa, Edwin, no recuerdo su apellido, que yo qué hacía
ahí, que yo no tenía nada que hacer y que estaba estorbando. Entonces de
ahí comenzaron a tomarme fotos por parte de la gente de Gobierno del
Estado.
–¿Sólo te acosan a ti?
–A mí y al grupo de los periodistas en los que estoy.
–Este último acoso que detonó que te salieras del Estado está muy cerca al ataque a los jóvenes de la Universidad Veracruzana, ¿tú cubriste esto?, ¿tomaste fotos de la escena?
–De todo. Lo que pasa es que lo que hago es darle seguimiento a
los casos. No me quedo con tomar eso que pasó a los estudiantes y ya.
Con todos los movimientos que han tenido los estudiantes. Cubrí el del
20 de noviembre del mismo año que asesinaron a Regina [Martínez], en el
desfile estaba Javier Duarte y no podíamos estar en frente del templete.
A los fotógrafos y camarógrafos nos encerraban a los lados.Yo pedí que
me dejaran tomar unas fotos y en el momento que me acerco, veo que
despliegan una manta que decía: ‘Javier Duarte, el pueblo te tiene en la
mira, no perdona ni olvida’. En eso viene un estudiante y me dice que
estaban golpeando a unos de sus compañeros. Le di la cobertura y cuando
tomo la foto de que estaban deteniendo a los estudiantes, me toma del
cuello una persona de la Ayudantía del Gobierno del Estado y me dice:
‘deja de tomar fotos si no quieres terminar como Regina’. Eso me lo dijo
una persona de gobierno.
Son
policías vestidos de civil. La persona que orquestó el operativo de esos
estudiantes está en la Secretaría de Seguridad Pública. Había una
señora que iba saliendo de hacer sus compras, que les dijo que dejaran
de golpear a un estudiante y llegó ese personaje: a la señora la jaló
del cabello, le tiró sus compras y se la llevó a golpes. Estamos
hablando de una anarquía generalizada. No puedes decir nada ni hacer
nada. Había francotiradores arriba de un hotel para el desfile.
–Hace unos días vinieron los jóvenes que fueron agredidos a machetazos en Veracruz, dijeron que hay una lista negra de personas incómodas para el gobierno. ¿Estás en esa lista?
–No, de hecho yo pensé que iba a estar en esa lista, pero no estoy.
–¿Hay otros compañeros tuyos, fotógrafos, periodistas qué estén?
–No, puro activista, consejeros del INE [Instituto Nacional
Electoral] y gente del PT [Partido del Trabajo]. A mí me llaman los
mismos compañeros fotógrafos ‘anarquista’, porque he cubierto ese tipo
de eventos.
–¿Me estás hablando de la misma prensa? ¿Te llaman fotógrafo anarquista?
–De hecho, al grupo que tenemos nos han llamado guerrilleros. A
mí me han llamado guerrillero, porque he dado cursos de seguridad y
profesionalización a los compañeros. Me parece ridículo.
–¿Y qué arma cargas para que te digan guerrillero?
–Ninguna. Mi cámara y ética sobre todo. Nunca he recibido un
sólo peso. No lo pienso hacer. Cada que sale un estudiante y se mete al
gremio trato, de si lo quieres llamar ‘robármelo’ y decirle, ‘oye no
recibas dinero’, esto no es así.
–¿Hay mucho “chayoteo” en Veracruz?
–Yo creo que el 98 por ciento de la prensa.
–¿Estamos hablando desde directores hasta reporteros?
–Sí claro. De hecho hay compañeros que ya los mandaron a pura
cultura, para que no hagan nada, que no hagan investigación. Lo que ya
no se quiere hacer en Veracruz es periodismo de investigación, está
prohibido, todos deben conformarse con el boletín. Estamos hablando de
que van 12 compañeros asesinados, cuatro desaparecidos y del 2000 a la
fecha, 17 exiliados. Y cada que llama un Diputado y el mismo Gobernador a
sus ‘Desayunos de la Libertad de Expresión’, se llena, porque
desgraciadamente la prensa en Veracruz está al servicio de quien le echa
de comer.
–¿Qué les dan en ese desayuno de la libertad de expresión?
–Pues mira ahorita un compañero se ganó un coche…
–¿Rifan automóviles?
–Sí, coches, pantallas, teléfonos, iPads. En el caso de Víctor
Báez, un periodista asesinado que era director de Reporteros Policiacos,
él fue a uno de esos desayunos, se ganó un coche y a la semana lo
aventaron destazado enfrente del Diario de Xalapa. Le duró una semana su
coche. Yo estoy muy en desacuerdo con que a la prensa se le tenga que
dar dinero, no tiene que hacerlo. Entiendo que los sueldos son bajos,
pero si exigimos prestaciones, seguro como gremio, posiblemente lo vamos
a conseguir, pero para todos es más fácil recibir dinero. Apenas el
Diputado Renato Tronco, que quiere ser Gobernador, hizo un desayuno de
la libertad de expresión y hasta compañeros que han estado participando
en marchas, lo ven como normal y se ganan el coche, las pantallas; no se
dan cuenta que eso les traerá consecuencias malas: ‘yo te di, ahora tu
me tienes que atender a mí’, esa es la realidad de Veracruz, así se
maneja la política, el periodismo, as
í se
maneja a la sociedad. Es una prensa ridículamente ultrajada por el
gobierno. Puedes ver portadas con el boletín, ni la cabeza le cambian,
es la misma foto y misma cabeza en todas las portadas. Cuando quemaron
la Junta Local del INE, en Ruiz Cortines, llegamos los medios, atrás de
nosotros venían unos albañiles, entonces los granaderos los detuvieron y
nosotros les tomamos fotos. Lo grave de esto, no es esa detención sin
sustento, lo grave es que la que dirigió la detención es una periodista.
Ella fue la que le dijo a los policías: huélele las manos, ábrele la
mochila, revísale esto y es una periodista que porta armas y que su hija
está trabajando en la Procuraduría de Justicia.
–Rubén, ¿a quién le informaste y dónde solicitaste ayuda sobre las amenazas para venirte a México?
–He hablado con Artículo19, con el CPJ [Comité para la
Protección de los periodistas], con los medios con los que colaboro, con
Proceso y Cuarto Oscuro, con AVC, ellos están conscientes. Estoy
buscando a Periodistas de a Pie, porqué en Veracruz no hay esa garantía.
La Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas no sirve de
nada. El día de la golpiza del 14 de septiembre a un compañero le dieron
con toletes eléctricos en el corazón y la misma Comisión le dijo:
‘Mejor recibe dinero, no hagas escándalo, ya te pasó, ya te robaron’. He
venido acá y me preguntan si ya me acerqué a la Comisión. No tienen
idea de la corrupción que hay en esa Comisión. Yo no confío en ninguna
institución del Estado, no confío en el gobierno, temo por mis
compañeros, temo por mí. No es nada más Rubén, es familia, amigos, yo no
quiero perjudicar a nadie más con eso.
–¿En Veracruz gobierna la represión?
–Viene una represión muchísimo más grande que la que tenemos
hoy en día y recordemos que Javier Duarte, al inicio de su mandato dijo
que era admirador de Franco, es un referente al que la gente no puso
mucha atención y lo están viviendo los veracruzanos. Sólo le pido a la
gente, a la sociedad y a los periodistas que volteen a ver a Veracruz,
porque nos están matando a toda libertad de expresión.
–¿Cómo cambió tu vida luego de venir al DF?
–Me molesta mucho que una persona decida el rumbo de mi vida.
Que por un capricho, una necedad, una inmadurez a todas luces notable,
tenga que salirme de un estado al cual quiero muchísimo.
–¿Cuántos años tenías allá?
–Ocho años, mi casa, mi empleo, mis corresponsalías, la gente que quiero y llegar acá, me da mucha tristeza más bien.
–¿Estás empezando de cero aquí?
–Pues no de cero, pero pues sí lo siento así. Me han apoyado
mucho, pero me siento triste y muy enojado de que esté sucediendo esto y
nadie haga nada. Que la prensa te saque columnas diciendo que es por
llamar la atención, cuando no voltean a ver que hay 12 personas
asesinadas. Que los mismos compañeros digan cuando te golpean en las
marchas que es algo natural, gajes del oficio, no lo entiendo. Estoy
preocupado por mis compañeros, porque les están cerrando las vías de
comunicación. Me cuesta trabajo arrancar otra vez para acá. Ya no me
acostumbro a la dimensión de la ciudad, es complicado para mí, porque
los recursos que traigo comienzan a terminarse. El transporte aquí es
caro, comidas más caras, la renta más cara, claro me está costando mucho
trabajo y la intención que tengo es regresar, cuando el estado dé
condiciones para poder trabajar, no quiero que exista un número 13 y 14.
Es triste pensar en Veracruz, no hay palabras para decir lo m
al que
está ese estado, ese gobierno, la prensa, y lo bien que está la
corrupción. La muerte escogió a Veracruz, la muerte decidió vivir ahí.
Comentarios
Publicar un comentario