por Maria Cardona, en "Jus Revista Digital"
Que el sector editorial está en plena transformación no es nada
nuevo. Cada día saltan noticias de nuevas aplicaciones, herramientas,
servicios relacionados con los libros o con la lectura.
Todas estas start-ups o movimientos generalmente provienen o bien de
empresas tecnológicas que proponen un proyecto relacionado con los
libros digitales, la lectura social o la visibilidad de los libros,
entre otras, o bien movimientos por parte de las editoriales para
adaptar y crear nuevos modelos de negocio basados en el mundo digital.
Pocas veces la innovación viene por parte de los agentes literarios.
La innovación -esa palabra que suena tan bien y que está en boca de
todos- puede hacerse de muchas maneras. La innovación no tiene porqué
ser disruptiva, la innovación también es un nuevo modelo de negocio, una
nueva manera de enfocar un servicio u ofrecer otros servicios. En
términos de agencias literarias, ¿dónde se produce esa innovación, o esa
adaptación/transformación a los nuevos tiempos?
Ha habido algunos casos de grandes agencias que se han convertido en grandes fracasos, como fue en 2010 la creación de Odissey Editions,
la editorial digital de la agencia Wylie que puso a disposición una
serie de títulos en exclusiva en Amazon y cuyo anuncio provocó la ira y
las amenazas de los big six hacia el Chacal, quién finalmente dejó la
aventura editorial (y sobre todo la exclusividad con Amazon).
Más adelante, ya en 2011 empezamos a escuchar, de Estados Unidos y Reino Unido mayoritariamente, algunos partnerships con agregadores o distribuidores digitales como pudieran ser Argo Navis o Perseus;
y también las discusiones entre los agentes-agentes y los que se
estaban convirtiendo en agentes-editores, como fue el caso de Ed Victor con Square Books.
En el mercado en español también tenemos algunos casos. Leer-e es
una editorial digital propiedad de la agencia Balcells pero que
funciona de manera bastante independiente de la agencia y en 2012 nació iBuku,
una colección de libros digitales que se publica a través de Leer-e
pero gestionada e impulsada por una serie de agentes literarias
españolas para dar salida a su fondo editorial que ya se encuentra libre
de derechos. Otra agencia que apuesta por esta transformación digital
es Antonia Kerrigan, quién está preparando AK Digital, un servicio nuevo a sus autores que les permitirá «publicar
en formato digital de los libros editados en el pasado, que estén
actualmente libres de derechos y aquellos títulos inéditos que a pesar
de su calidad, no han podido encontrar un lugar en la publicación a
través de una editorial».
Volvamos
a los ejemplos ingleses. También en 2011 una de las mayores agencias de
Reino Unido lanzó un curso/programa de escritura creativa, Curtis Brown Creative (entren
a ver la bonita web), con la finalidad de poder encontrar mejor los
nuevos talentos y una manera también de acercarse -de manera innovadora-
a las unsolicited submissions o de evitar la frase que más odian los escritores en las webs de las agencias: en estos momentos no aceptamos manuscritos no solicitados. En 2012 Curtis Brown nos vuelve a sorprender con otro anuncio: un partnership exclusivo
con Amazon Direct Publishing, el brazo de autoedición de Amazon, muy
popular entre los autoeditados y que ofrece un servicio poco conocido a
las agencias literarias, el white glove o guante blanco,
mediante el cual ofrece todos los servicios editoriales (también la
digitalización de libros en papel) a coste cero a cambio de exclusividad
de publicación (en formato digital y Print-on-demand) en su plataforma.
Uno de sus objetivos es introducir a sus autores al mercado americano.
No son los únicos. En Estados Unidos la agencia Movable Type Management (una agencia bastante innovadora per se) también ha creado The Rogue Reader,
un programa de escritura que acompaña a los autores en todo el proceso y
que ayuda a los autores a sobresalir, a hacerse un hueco en el mercado,
sin tener un editor detrás.
Seguramente estas no son las únicas iniciativas de las agencias
literarias en estos dos últimos años, y espero que 2013 nos dé muchas
sorpresas en cuánto a innovación en las agencias. El aporte de valor de
las agencias en estos momentos de transformación se encuentra en el lado
de los autores, en el saber encontrar su sitio y poder formar
un partnership más directo con el autor que no sólo sea la de vender
derechos, sino el ser capaces de recomendarles los mejores movimientos
para sus carreras teniendo en cuenta todo el abanico que nos ofrece el
nuevo mundo editorial y dejando un poco de lado esa parte más
tradicional; también poniendo su huella en la parte del marketing de los
autores, ayudándoles a crear una marca alrededor de sus nombres y a
trabajar por la visibilidad (la discoverability) de sus libros.
Cuántos más servicios (y mejores) les ofrezcan a los autores más razones tendrán los autores para confiar en sus agentes.
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