Tras investigar en documentos desclasificados de la CIA su participación y apoyo al golpe contra Salvador Allende en 1973.
La entidad que nuclea a los hombres de prensa chilenos acusó a Agustín Edwards de haber montado "una política editorial de desinformación" para "socavar la democracia". Lo condenan los archivos de la inteligencia de los EE UU.
Agustín
Edwards, dueño del influyente grupo mediático El Mercurio, fue
expulsado del Colegio de Periodistas de Chile por contribuir con el
golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende y apoyar a la dictadura
de Augusto Pinochet. El Tribunal de Ética del organismo que nuclea a
todos los reporteros del país determinó que, durante los años setenta,
el empresario montó una "política editorial de desinformación" para
"socavar la democracia" y encubrió los crímenes del pinochetismo. Tendrá
diez días para apelar el fallo.
La decisión fue tomada después de que el Colegio de Periodistas examinara un amplio material documental en el que se recogen testimonios de las víctimas de la represión, documentos desclasificados de la CIA y recortes periodísticos. El organismo defendió la expulsión de Edwards, de 87 años, al corroborar que mientras era director de El Mercurio "hizo lobby y mantuvo reuniones con altos funcionarios de la Administración Nixon a fin de boicotear" al gobierno de Allende, que fue derribado el 11 de septiembre de 1973. También "solicitó y recibió 1 millón de dólares" del gobierno estadounidense "y acordó colaborar con la CIA en acciones de propaganda (…) con el objeto de desestabilizar".
Luego del golpe de Estado, El Mercurio, que entonces era dirigido por Edwards, "aprobó las actuaciones de la dictadura militar, incluyendo informaciones no confirmadas que encubrían graves violaciones a los Derechos Humanos". El diario "no denunció ni prestó amparo a los colegas perseguidos", un silencio que se repitió tras la aparición del bando militar Nº 15, emitido por Pinochet un día después de tomar el poder, el 12 de septiembre de 1973, con el que estableció el cierre de todos los medios de comunicación, salvo de El Mercurio y el diario La Tercera. "Edwards no denunció en Chile ni en el exterior (…) la transgresión del principio ético de libertad de expresión como ordena la Carta Ética de 1968", indicó el Colegio de Periodistas en su fallo.
El empresario también fue condenado por el "montaje periodístico" que el diario realizó en su edición del 9 de abril de 1987, cuando señaló a dos estudiantes de la Universidad de Santiago como los líderes "violentistas" de los disturbios que se generaron en el Parque O'Higgins durante la visita del Papa Juan Pablo II. Se trata de Iván Barra Stuckrath y Jorge Jaña Obregón, quienes resultaron inocentes después de que la justicia comprobara que ni siquiera habían estado en el lugar de los hechos. El periódico, sin embargo, nunca aclaró la falsedad de la información.
"Esta es una sanción de carácter ético y tiene un fuerte contenido simbólico y moral: Edwards nunca había sido cuestionado. Es un hombre con mucho poder, que marca agenda política. La expulsión constituye un acto de justicia", aseguró ante Tiempo el abogado que patrocinó la denuncia ante el Colegio de Periodistas, Luis Cuello. Desde Valparaíso, el letrado explicó que en la actualidad El Mercurio es, junto con La Tercera, el diario más importante de Chile porque "fortaleció su posición duopólica" en los años del pinochetismo, cuando "se transformó en un apéndice del aparato de propaganda de la dictadura" y debido a que "los diarios competidores habían sido cerrados".
Edwards forma parte de las páginas más oscuras de la historia del periodismo chileno. Un editorial escrito apenas una semana después de que comenzara la dictadura sirve como ejemplo. El texto, publicado el 19 de septiembre de 1973, afirmaba que "son las espadas de los generales Pinochet y Leigh, del almirante Merino y del general Mendoza las que pueden abrir una etapa de progreso". También sostenía el diario más importante de Chile que "es necesario recalcar que es muy bajo el número de muertos en la acción de guerra, lo que contradice la mentirosa campaña comunista que se hace en el exterior contra el gobierno militar".
Durante la dictadura, la represión dejó como saldo, según la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación chilena, al menos 28.259 víctimas de cárcel y tortura, 2298 asesinatos y 1209 detenidos desaparecidos. «
La decisión fue tomada después de que el Colegio de Periodistas examinara un amplio material documental en el que se recogen testimonios de las víctimas de la represión, documentos desclasificados de la CIA y recortes periodísticos. El organismo defendió la expulsión de Edwards, de 87 años, al corroborar que mientras era director de El Mercurio "hizo lobby y mantuvo reuniones con altos funcionarios de la Administración Nixon a fin de boicotear" al gobierno de Allende, que fue derribado el 11 de septiembre de 1973. También "solicitó y recibió 1 millón de dólares" del gobierno estadounidense "y acordó colaborar con la CIA en acciones de propaganda (…) con el objeto de desestabilizar".
Luego del golpe de Estado, El Mercurio, que entonces era dirigido por Edwards, "aprobó las actuaciones de la dictadura militar, incluyendo informaciones no confirmadas que encubrían graves violaciones a los Derechos Humanos". El diario "no denunció ni prestó amparo a los colegas perseguidos", un silencio que se repitió tras la aparición del bando militar Nº 15, emitido por Pinochet un día después de tomar el poder, el 12 de septiembre de 1973, con el que estableció el cierre de todos los medios de comunicación, salvo de El Mercurio y el diario La Tercera. "Edwards no denunció en Chile ni en el exterior (…) la transgresión del principio ético de libertad de expresión como ordena la Carta Ética de 1968", indicó el Colegio de Periodistas en su fallo.
El empresario también fue condenado por el "montaje periodístico" que el diario realizó en su edición del 9 de abril de 1987, cuando señaló a dos estudiantes de la Universidad de Santiago como los líderes "violentistas" de los disturbios que se generaron en el Parque O'Higgins durante la visita del Papa Juan Pablo II. Se trata de Iván Barra Stuckrath y Jorge Jaña Obregón, quienes resultaron inocentes después de que la justicia comprobara que ni siquiera habían estado en el lugar de los hechos. El periódico, sin embargo, nunca aclaró la falsedad de la información.
"Esta es una sanción de carácter ético y tiene un fuerte contenido simbólico y moral: Edwards nunca había sido cuestionado. Es un hombre con mucho poder, que marca agenda política. La expulsión constituye un acto de justicia", aseguró ante Tiempo el abogado que patrocinó la denuncia ante el Colegio de Periodistas, Luis Cuello. Desde Valparaíso, el letrado explicó que en la actualidad El Mercurio es, junto con La Tercera, el diario más importante de Chile porque "fortaleció su posición duopólica" en los años del pinochetismo, cuando "se transformó en un apéndice del aparato de propaganda de la dictadura" y debido a que "los diarios competidores habían sido cerrados".
Edwards forma parte de las páginas más oscuras de la historia del periodismo chileno. Un editorial escrito apenas una semana después de que comenzara la dictadura sirve como ejemplo. El texto, publicado el 19 de septiembre de 1973, afirmaba que "son las espadas de los generales Pinochet y Leigh, del almirante Merino y del general Mendoza las que pueden abrir una etapa de progreso". También sostenía el diario más importante de Chile que "es necesario recalcar que es muy bajo el número de muertos en la acción de guerra, lo que contradice la mentirosa campaña comunista que se hace en el exterior contra el gobierno militar".
Durante la dictadura, la represión dejó como saldo, según la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación chilena, al menos 28.259 víctimas de cárcel y tortura, 2298 asesinatos y 1209 detenidos desaparecidos. «
Informe en crudo de la CIA
La denuncia contra Agustín Edwards, dueño del grupo mediático El Mercurio, fue presentada en noviembre del año pasado por un grupo de dirigentes del Colegio de Periodistas de Chile en base a documentos desclasificados de la CIA. El material documental dejó en evidencia la incansable campaña de desprestigio que el mayor periódico del país emprendió contra el gobierno del socialista Salvador Allende a comienzos de los años '70.
“El Mercurio sigue practicando una oposición activa al régimen –informaba la CIA a la Casa Blanca a principios de 1971–, publicando ataques contra Allende, sus intentos de nacionalizar las entidades bancarias, sus violaciones de la libertad de prensa y sus confiscaciones de tierras”. La central de inteligencia estadounidense otorgó, de forma encubierta y con el aval del entonces presidente Richard Nixon, casi 2 millones de dólares al matutino chileno. Para el investigador estadounidense Peter Kornbluh, Edwards fue "el colaborador más importante, según la CIA, para crear las condiciones para un golpe de estado en Chile".
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