Fernán Julio Saguier es, desde este miércoles, el nuevo director de LA NACION. Así lo decidió, por unanimidad, el directorio de S.A. LA NACION, reunido por la tarde.
Saguier, que venía desempeñándose como subdirector desde hace 15 años, reemplaza a Bartolomé Luis Mitre, fallecido el 25 de marzo pasado, que ocupó el cargo desde septiembre de 1982.
Quinta generación de descendientes directos del fundador, el general Bartolomé Mitre, Saguier es el primer director periodístico de LA NACION que, en los 150 años de vida del diario, cumplidos el 4 de enero, no lleva el apellido Mitre, salvo los interinatos de José Ojeda en el siglo XIX, y de Julio Piquet, a comienzos del siglo XX. De 57 años, licenciado en Psicología por la Universidad del Salvador, su designación corona una trayectoria íntegramente vinculada a nuestra Redacción, a la que ingresó como aspirante en abril de 1983.
Para el cuerpo de periodistas, es uno de los suyos, alguien formado bajo el mismo techo, el que alcanza la más alta posición, el timón de mando. Decidido cultor del bajo perfil, hoy no pudo evitar ser noticia. "Gracias por la confianza, me siento honrado. Espero estar a la altura de este gran diario, que me formó y al que tanto quiero", dijo al directorio tras conocerse su nombramiento.
Unido a esta casa no solo por lazos de sangre y por vocación, ha estado plenamente involucrado, en toda su gestión como subdirector y en sus cargos anteriores, en la radical transformación de LA NACION: del viejo "diario" a un multimedio que llega a sus audiencias a través de plataformas gráficas, digitales y televisivas. Lo ha hecho siguiendo lo que ya es doctrina firme en LA NACION: lo único permanente es el cambio, la adaptación a las nuevas formas de informar y de informarse.
Ese proceso, verdadero desafío de reculturización empresaria y periodística, ha sido ampliamente reconocido. Solo por consignar lo ocurrido en los últimos años, LA NACION se ha alzado con las mayores distinciones -mejor periodismo de investigación, mejor diseño, mejor sitio de noticias, mejor compromiso con la audiencia, mejor equipo de datos, mejor campaña de branded content (publicidad nativa), mejor proyecto de fidelización en redes sociales y mejor cobertura noticiosa en móviles, entre muchos otros- de las principales instituciones que evalúan el trabajo periodístico a nivel nacional, regional y mundial. Se adjudicó también el premio Rey de España por la investigación de "los cuadernos de las coimas".
El nuevo director se formó y desarrolló gran parte de su carrera de la mano del que considera su mentor, José Claudio Escribano, que lo precedió en la Secretaría General de Redacción y en la Subdirección, hoy miembro del directorio de S.A. LA NACION. También trabajó junto a otro ilustre periodista, Germán Sopeña, que murió en un accidente aéreo en abril de 2001, cuando era secretario general de Redacción. "He tenido muchísima suerte -dice Saguier-. Crecí al lado de dos grandes".
Cuando se incorporó al diario tenía 19 años. Lo hizo desde el escalón más bajo, con categoría de aspirante y en un sector, Comunicaciones, en el que se recibían y distribuían los cables -por entonces en papel- de las agencias de noticias y los despachos de corresponsales y enviados especiales. Pronto se sumaría a las tertulias que seguían al cierre en el bar del viejo edificio de la calle Bouchard, y también al equipo de fútbol de la Redacción.
Después fue cronista en las guardias matutinas, un turno que permitía foguearse en las coberturas más disímiles. Ya como redactor, estuvo en la sección Agropecuarias (hoy, Campo), y, en sus primeras funciones de editor, fue jefe del Suplemento Infantil y de Páginas Especiales.
En aquellos años le tocó recorrer buena parte de país, y también países vecinos, para cubrir desde inundaciones hasta procesos electorales, como la llegada al poder en Uruguay, en marzo de 1990, de Luis Alberto Lacalle, padre del actual presidente.
En diciembre de 1992 asumió desde Washington DC la corresponsalía en Estados Unidos, que abarcaba a México y Canadá. Carlos Menem gobernaba en la Argentina y George H. W. Bush en Estados Unidos. Tiempos de "relaciones carnales" en los vínculos entre los dos países, de conmociones globales -no se habían apagado aún las cenizas de la última guerra del Golfo Pérsico-, de drástico giro en la Casa Blanca con la llegada de Bill Clinton, de insurgencia zapatista en México, de cruenta crisis en Haití. "El secreto -decía por esos días nuestro corresponsal en Washington- es estar, mirar, preguntar, despojarse de prejuicios y contar todo".
Volvió al país a fines de 1995 para hacerse cargo de la Secretaría General de Redacción. Su regreso coincidió con una etapa de profundos cambios en la organización de LA NACION, impulsados por la renovación de sus mandos gerenciales y cuando las nuevas tecnologías de la información y la comunicación llevaban a la mayor revolución desde que fue inventada, a mediados del siglo XV, la imprenta de tipos móviles: la era digital. Una era que obligaría a medios y periodistas a su total reconfiguración.
"Nuestra generación es el puente que debe llevar de lo viejo a lo nuevo", dice Saguier.
Tras cuatro años, pasó a ser adscripto a la Subdirección, y en abril de 2006 asumió como subdirector, con responsabilidad directa sobre la Redacción. Ha hecho coberturas de diversa naturaleza -políticas y económicas, sociales, culturales, deportivas- en toda América y en Europa, y ha entrevistado a los presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa, y a Néstor Kirchner cuando era candidato presidencial.
Participó de varias ediciones del Congreso Mundial de Diarios, integra por el diario la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), coordinó la realización del Manual de Estilo de LA NACION, fue director de la Maestría en Periodismo de LA NACION y la Universidad Di Tella y cursó programas internacionales de posgrado para dirigentes de empresas.
Está casado con Pamela Marcuzzi y tienen dos hijos, Mia, de 17 años, y Max, de 16. Su padre, el doctor Julio César Saguier, fue el primer intendente de la ciudad de Buenos Aires nombrado por el presidente Raúl Alfonsín en el regreso a la democracia, en diciembre de 1983. Murió mientras ejercía ese cargo, en enero de 1987. Su madre es Matilde Noble Mitre de Saguier, tataranieta de Mitre.
Incansable lector, fanático de los deportes, no le gusta levantar la voz, y tampoco los títulos "que gritan".
En abril cumplió 37 años de trabajo en el diario que ahora va a dirigir.
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