Publicado en "Revista Imagen".-
La III Guerra Mundial será declarada… por Twitter. Nunca hubo una red social políticamente tan influyente como la del pajarito azul. Sin embargo, pese a su enorme influencia política y noticiosa, las marcas probaron que pueden vivir sin Twitter. Y el nuevo dueño de la red de “microblogging”, Elon Musk, comprobó lo duro que es ser dueño de una red social en la “Era de la Cancelación”: Omnicom, el gigante de la comunicación que atiende a Apple, le sugirió a este gran anunciante que, ante la duda sobre el rumbo que tomaría la red social bajo el comando del multimillonario, era mejor poner el presupuesto en pausa.
Apple, además, controla quién puede descargar qué aplicación en los millones de dispositivos que usan sus sistemas operativos.
¿Cómo decidió contraatacar Musk a la empresa de la manzanita? Por Twitter, acusándola de bullying.
El multimillonario creador de los autos Tesla y la empresa espacial SpaceX tiene un punto en querer pelearse con Apple, porque la empresa informática tiene en los Estados Unidos una suerte de monopolio sobre Internet comparable a Google en todo el resto del mundo: domina los celulares y el acceso a Internet de muchísimas personas.
Pero lo cierto es que su guerra con Apple le servirá a Musk como “coartada” para sus planes de hacer de Twitter una plataforma menos “políticamente correcta”. Lo cierto es que muchos otros anunciantes le están mostrando que no se atraen dólares publicitarios con incorrección política.
Finalmente, Musk anunció que Apple retomó su inversión publicitaria en la red del pajarito… y lo hizo en un chat de Spaces, de Twitter.
Ahora tendrá que recuperar a otros 50 anunciantes de sus cien principales que bajaron o cortar su inversión desde que Musk prometió liberar al pajarito de su jaula, y abrazó la incorrección política, rehabilitando la cuenta del ex presidente Donald Trump.
Entre las marcas que comprobaron que pueden vivir sin publicitar en Twitter están General Motors y Ford, además de Merck y Novartis.
Además del regreso de Trump, muchas marcas empezaron a preocuparse porque Musk había decidido vender las autenticaciones de cuentas: las acciones de Eli Lilly, una importante farmacéutica, se derrumbaron durante unas horas luego de que alguien comprara su marca de verificación y anunciara “oficialmente” que la insulina que fabrica sería gratuita desde ese momento.
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