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Periodistas de trinchera: movileras en la línea de fuego

Trabajar en la calle

Tres mujeres que van al frente a la hora de buscar, mostrar y relatar la noticia
Por   | LA NACION
Son audaces. Van a buscar la noticia micrófono en mano, y para conseguirla son capaces de recorrer kilómetros, dormir en el móvil o abalanzarse sobre enormes guardaespaldas para lograr unas palabras del personaje del momento. Para ellas un no es un quizá y no paran hasta lograr la palabra de la persona más buscada ese día.
Tienen primicias, de hecho Mariel Di Lenarda se enteró de la renuncia de Guillermo Moreno antes de que la dieran por televisión, y en medio de esta nota. Y también las buscan en forma de una declaración que nadie tiene.

Hasta ahora, se resisten a pensar en chalecos antibalas a pesar de que notan que la escalada de violencia de la gente en la calle es mucho mayor que hace dos años, sobre todo si se trata de representar a un medio independiente (u opositor para los partidarios K).

-¿Cómo es el trabajo día a día desde un móvil?
Sandra Borghi: -El trabajo en la calle tiene muchas dificultades, pero también es apasionante. Nos pasan muchas cosas: coberturas complicadas, tomas de rehenes, un enfrentamiento en una villa... Ahí nadie dice no va Sandra porque es mujer. Va el periodista que está a cargo del móvil y si sos mujer, no pasa nada. El enfrentamiento hay que cubrirlo de cualquier modo, sea cual fuere la condición, y estar ahí te pone en la trinchera. Y vos querés estar en la trinchera.

Mercedes Mendoza: -Cuando estudiaba en la Facultad creía que en el móvil debían tener un especie de set hollywoodense, con baño químico incluido, pero no es así. Por ejemplo a mí me tocó cubrir el triple crimen en General Rodríguez y fueron muchas horas de estar en ese lugar, en medio de la nada.

-¿Cubrir ese crimen da temor?
M. M.: -No, para nada y ahora aunque estoy embarazada tampoco trabajo con miedo. Pero sí tuve una compañera que estuvo en el lugar cuando ocurrió el crimen de Mariano Ferreyra y recibió amenazas.

Mariel Di Lenarda: -En la calle aprendés a arreglártelas como podés. Y compartís habitación con el técnico..., sin problemas si es necesario. Los compañeros te cuidan.

S. B.: -Para ellos sos un amigo más, sos Carlitos. Abrís las dos puertas del móvil para hacer lo que tengas que hacer con un pedido: chicos no me miren. La prioridad es la noticia.

M. D. L.: -Me ha pasado que a la mañana salía impecable porque había una actividad de Presidencia cuando me llamó mi jefe para decirme algo así como tornado en Guernica. Fui con blusa y tacos aguja. Llegué a un lugar donde había un señor al que le habían quedado dos columnas de la casa y Mario Massaccesi le dijo: ¡Qué hermosa, mírela!

M. M.: -En esos casos también te conectás con la gente, la abrazás, terminás haciendo de psicóloga, consolando, buscando ayuda.

S. B.: - Cubrimos noticias que son relevantes y que por lo general están relacionadas con la tragedia o el dolor. Tratás de ayudar dentro de tus posibilidades. Me involucro, pero, como los médicos, cuando salgo de ahí trato de despegarme de esa historia porque voy a otra historia y porque llegó un momento en que tenía que hacer terapia tres veces por semana.

. -¿Hay trabajo para quienes están estudiando?
M. D. L.: -Me acuerdo de que cuando yo estudiaba locución, los profesores nos decían no son muchos los medios. Ya nos pintaban que era casi imposible empezar a trabajar. Hoy han crecido las carreras y las inscripciones a periodismo, comunicación social, locución. No hay que darles el mensaje de que es difícil trabajar, porque si es su vocación, ya lo estás frustrando antes de empezar. No hay muchos medios grandes a nivel nacional, pero tienen mucho valor los medios locales. Las radios, por ejemplo, son muy importantes para nosotros cuando tenemos que cubrir algo en el interior. Pero además hay redes sociales, blogs, mucho para explorar. Y quizá tu sueño no sea escribir sobre cómo se teje crochet, pero es un principio válido, después surgen oportunidades.

S. B.: -Si tenés la vocación de periodista lo sos las 24 horas en las redes sociales, imponés temas a través de Facebook, podés crear tu propia radio por Internet, por ejemplo. Hoy tenés muchos recursos.

M. M.: -Robertito Funes Ugarte se contactó con Daniel Hadad a través de Facebook, que le dio una oportunidad. Hoy le va muy bien en C5N.

M. D. L.: -Cuando tenés una propuesta distinta, o tenés cómo destacarte por creatividad, originalidad o lo que hay posibilidades.

S. B.: -Además es importante el estudio y la formación permanente. Si no, los pibes te pasan por encima porque vienen con energía y formación... La experiencia no hay con qué darle, pero mis mejores entrevistas no son las que aplico las 5 W (qué, cómo, cuándo, dónde y por qué, por sus siglas en inglés), sino las que me pasan por el corazón. Son las que me dejo llevar por la intuición. Hay que darle lugar a la creatividad.

-¿Sienten el peso de la política?
M. D. L.: -Para el oyente de la radio soy K y para los K soy opositora. Estoy acreditada en Gobierno desde fines de la era Menem. Me dieron a Kirchner antes de que sea presidente y dije: Ah, ustedes no me quieren nada. Ese muchacho no existía. Construí una relación con ellos (los K). Mientras el grupo tenía buenas relaciones, yo también, aunque la única primicia que me dieron fue cuando entró un intruso en Olivos.

El resto lo conseguía por cualquier lado menos por ellos por el cerrojo informativo que siempre mantuvieron. Ahora, siento la diferencia en el trato. La mirada es otra.

S. B.: -Sufro el peso de la polarización, que genera intolerancia. Cuando llego a una cobertura miro a mi alrededor con miedo. Pienso: Éste se me acerca mucho..., voy a tener cuidado.

-¿Se puso sobre la mesa alguna vez usar un chaleco?
S. B.: -No. Quizás ahora está la posibilidad de salir con un productor, porque la intolerancia llega a ser física.

-¿Fue in crescendo en los últimos años?
S. B.: -Absolutamente. Y en el último año, peor.
M. M.: -Quizá depende de cómo te identifican. Hay coberturas en las que tenés que salir sin cubo. El 18 de abril estaba caminando por Santa Fe, y los testimonios eran tranquilos. Pero después me llamaron de la producción y me dijeron que había incidentes, querían entrar al Congreso. Ahí la cosa se puso difícil, me empujaban..., hasta que dejé la cámara abierta para que dijeran lo que quisieran.

-¿Tienen seguridad?
S. B.: -Me resisto a pensar que hay que ir a una cobertura con seguridad. ¿Qué es eso? No es democracia. Yo me tuve que ir de la cobertura de la Fundación Favaloro. No pude seguir cubriendo la salud de la Presidenta porque había un grupo intolerante que no permitía la presencia mía en el lugar. Nunca me imaginé que íbamos a llegar a eso.

-¿Se sintió un cambio de línea con la venta de C5N?
M. M.: -Somos soldados de trinchera. Vamos adonde está la noticia.
M. D. B.: -Quizá te cambia la agenda, porque lo que para un medio es importante, para otro no.
S. B.: -La gente cree que lo tengo a Héctor Magnetto (CEO del grupo Clarín) diciéndome lo que tengo que preguntar. Cree que tenés una bajada de línea permanente y un jefe que dice esto podés, esto no. No es así.

-¿Se gana bien?
S. B.: -Los comienzos a veces son difíciles. Me acuerdo que hace muchos años en una cobertura en el Banco Provincia, estábamos Mario Massaccesi, Mariel y yo sentados en un escalón contándonos nuestras penurias y nos dimos cuenta de que ninguno había pagado las expensas en los últimos tres meses. Pero hay que tener en cuenta que los medios que tienen mucha exposición te abren el juego para otras cosas. Hay que saber aprovechar esas oportunidades.

M. D. L.: -Cuando cobré mi primer sueldo la llame a mi mamá y le dije: Ma..., no me alcanza para el alquiler. Los que ganan muy bien son las figuras. Estoy segura de que un trabajador del subte, o de los trenes, o un camionero gana más.

-¿Y el horario?
M. M.: -Llego a las 5 de la mañana con 3 o 4 diarios leídos. Entro a trabajar a la misma hora que a los 20 años salía de bailar.

-¿Cuán osadas pueden ser para lograr un objetivo?
S. B.: -Un ejemplo. Obtuve mi primer trabajo a los 18 años en José León Suárez. Me habían rebotado del ISER 4 veces hasta que finalmente entré. Cuando llegué me presenté en la productora del lugar, y justo un conductor estaba enfermo. Me ofrecí para hacer el trabajo. Era basquetbol local. En un momento dije: El equipo hizo un gol. Ellos creían que yo sabía de deportes. Obviamente me pusieron en otro programa. -¿Cómo es el tema de los códigos entre ustedes? ¿Quién se queda con la primicia?
M. D. L.: -Antes se daba más el tema de la competencia porque había más puja por la primicia. Hoy la diferencia es de segundos hasta que todos tengan la noticia. Cuando recién empecé a trabajar hice una nota adentro de un velorio. Cuando salí, los compañeros me dijeron no entramos a los velorios. Estaban muy enojados. Esos códigos todavía existen.
S. B.: -En tele hay más competencia. Conozco a un periodista que tuvo la exclusiva con la madre de una víctima en su casa. Cuando sonó el teléfono, atendió él. Era otro canal. Se hizo pasar por el hermano de la víctima para que no le arruinen la nota y les dijo: Por favor, te pido un poco de respeto, no llames más.
M. M.: -Es común hacerse pasar por otra persona para conseguir una dirección, un teléfono. No hay un no., no existe el no. Se vuelve a tocar la puerta 15 veces.,
S. B.: -Se te hace una coraza.
M. M.: -A mí al principio me daba no sé qué preguntar y me gritaban de todo por la cucaracha. Ahora grito la pregunta para que sea título. Es así.
S. B.: -El diálogo que hay con la producción es otro lenguaje. A veces ves al movilero peleándose con el productor al aire con frases del estilo ¿por qué no venís vos acá? Porque los productores tienen todos los monitores adelante de sus ojos y ven qué canal está con el personaje. Y lo quieren ya.
S. B.: -Hay un gran compañerismo. Si tocan a uno saltamos todos como fieras. Cuando me agredieron en la Fundación Favaloro, las primeras que saltaron fueron mis compañeras de CN23 y Canal 7, y me resguardaron de la violencia externa. Ahora, si cerré una nota, la tengo acordada, y lo vi primero, y lo está buscando todo el mundo y abre Telenoche a las 8 y Telefé a la misma hora, muchachos arranco yo y después se los entrego. Si viene una persona desde adentro y lo estamos buscando todos, vamos al mismo tiempo.
M. M.: -Lo que sudaste para conseguir y está preacordado, ese es mío y no me lo tocás. Me pasó con Bill Clinton, lo vi primero y cuando vi que se acercaba el móvil de una radio pensé a mí no me lo sacás. Le empecé a gritar Mr President! y a trepar por encima de los guardaespaldas. Ahí otra pelea, que te den aire ya mismo. Son segundos que no se pueden perder.


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