por Fernando Gonzalez / Director Periodístico, en "EL CRONISTA"
Pedro José Ramírez, pero Pedro J para el mundo del periodismo había nacido en Logroño en 1952, había estudiado periodismo en la Universidad de Navarra y enseñado Literatura Española en Penssylvania. Luego estuvo cinco años haciendo sus primeros escarceos en la redacción del monárquico ABC y se convirtió a los veintiocho años en el director de un periódico de tirada nacional más joven de la etapa contemporánea en España, al hacerse cargo de Diario 16. La disputas con Felipe Gonzalez, a quien le descubrió los métodos ilegales con los que llegó a combatir al terrorismo vasco de ETA, fueron el detonante de aquel primer proyecto exitoso pero trunco.
En 1989 fundó El Mundo junto a otros periodistas y pronto lo convirtió en el más feroz competidor de El País, el otro gran periódico español cercano al Partido Socialista. Por esas páginas que dirigió con mano firme pasaron todos los impactos noticiosos de la historia reciente de España. Uno de los hitos más grandes fue sin dudas la cobertura del ataque terrorista de Al Qaeda a la estación ferroviaria madrileña de Atocha el 11 de marzo de 2004, que dejó en evidencia a su competidor buscando vincular a Aznar con la explosión y los muertos.
Pero fue la investigación que puso al descubierto en enero de 2013 los fondos ilegales que había manejado el ex tesorero del gobernante Partido Popular, Luis Bárcenas, para financiar el funcionamiento político del espacio del presidente del gobierno español la que comenzó a marcar el destino inexorable del periodista más celebrado de España. Las presiones desde lo alto del poder desatadas sobre El Mundo a partir de entonces combinadas con las pérdidas que venía experimentando Unidad Editorial en el contexto de la crisis económica española aceleraron los rumores y las versiones cada vez más insistentes sobre la inminente salida de Pedro J. Sólo en 2012, y a pesar de los planes de reducción, el déficit orilló los 500 millones de euros.
Ramírez apostó buena parte de su futuro a la digitalización del periodismo. Puso en marcha el quiosco virtual Orbyt e intentó revertir la crisis apelando a la revolución tecnológica de los medios de comunicación. Tampoco resultó. De nada le sirvieron sus libros y sus celebradas Cartas del Director, que le dedicó a los grandes protagonistas del poder en el planeta. Entiendo la decisión, pero si de mí hubiera dependido, habría seguido siendo director de El Mundo toda mi vida, susurró emocionado Pedro J. frente a todos sus compañeros de redacción. A su lado estaba el vicedirector, Casimiro García Abadillo, quien lo reemplazará desde el lunes, cuando todo haya terminado.
El domingo se venderá en España el ultimo diario dirigido por Pedro J. Ramírez. Ya nada será igual para el periodismo escrito con su talento y en nuestro idioma.
Pedro J. eligió irse a su modo. Habló
durante 35 minutos en el medio de la redacción de el diario El Mundo.
Con el micrófono en una mano y copias de las páginas más destacados de
sus 25 años como director en el otro. La camisa celeste con rayitas le
calzaba perfecta, igual que la corbata rosada y los tiradores azules más
célebres de España. Porque Ramírez no es sólo el periodista más
importante e influyente de todos los periódicos de habla hispana. Es
quien terminó convirtiéndose en una verdadera celebridad echando luz
sobre los casos de corrupción en su país. Los escándalos que conmovieron
a los gobiernos de Felipe Gonzalez, de José María Aznar, de José Luis
Rodríguez Zapatero y, en este tiempo, al de Mariano Rajoy. Socialistas y
conservadores sufrieron su periodismo de investigación. Lo mismo le
sucedió a la intocable familia real, a la que sacudió con el caso Noos y
las acusaciones a la infanta Cristina, la hija menor de Juan Carlos de
Borbón. Hizo un discurso extenso, con algunas lágrimas y un aplauso
interminable de toda la redacción en el final. Nunca olvidaré la hora
emocionante que acabamos de vivir en El Mundo. Qué suerte he tenido de
contar con una redacción así. Gracias compañeros, fue la despedida en
su cuenta de twitter, que estallaba de saludos y homenajes de sus 227
mil seguidores. El video salía disparado de inmediato por las redes
hacia la aldea global.
Pedro José Ramírez, pero Pedro J para el mundo del periodismo había nacido en Logroño en 1952, había estudiado periodismo en la Universidad de Navarra y enseñado Literatura Española en Penssylvania. Luego estuvo cinco años haciendo sus primeros escarceos en la redacción del monárquico ABC y se convirtió a los veintiocho años en el director de un periódico de tirada nacional más joven de la etapa contemporánea en España, al hacerse cargo de Diario 16. La disputas con Felipe Gonzalez, a quien le descubrió los métodos ilegales con los que llegó a combatir al terrorismo vasco de ETA, fueron el detonante de aquel primer proyecto exitoso pero trunco.
En 1989 fundó El Mundo junto a otros periodistas y pronto lo convirtió en el más feroz competidor de El País, el otro gran periódico español cercano al Partido Socialista. Por esas páginas que dirigió con mano firme pasaron todos los impactos noticiosos de la historia reciente de España. Uno de los hitos más grandes fue sin dudas la cobertura del ataque terrorista de Al Qaeda a la estación ferroviaria madrileña de Atocha el 11 de marzo de 2004, que dejó en evidencia a su competidor buscando vincular a Aznar con la explosión y los muertos.
Pero fue la investigación que puso al descubierto en enero de 2013 los fondos ilegales que había manejado el ex tesorero del gobernante Partido Popular, Luis Bárcenas, para financiar el funcionamiento político del espacio del presidente del gobierno español la que comenzó a marcar el destino inexorable del periodista más celebrado de España. Las presiones desde lo alto del poder desatadas sobre El Mundo a partir de entonces combinadas con las pérdidas que venía experimentando Unidad Editorial en el contexto de la crisis económica española aceleraron los rumores y las versiones cada vez más insistentes sobre la inminente salida de Pedro J. Sólo en 2012, y a pesar de los planes de reducción, el déficit orilló los 500 millones de euros.
Ramírez apostó buena parte de su futuro a la digitalización del periodismo. Puso en marcha el quiosco virtual Orbyt e intentó revertir la crisis apelando a la revolución tecnológica de los medios de comunicación. Tampoco resultó. De nada le sirvieron sus libros y sus celebradas Cartas del Director, que le dedicó a los grandes protagonistas del poder en el planeta. Entiendo la decisión, pero si de mí hubiera dependido, habría seguido siendo director de El Mundo toda mi vida, susurró emocionado Pedro J. frente a todos sus compañeros de redacción. A su lado estaba el vicedirector, Casimiro García Abadillo, quien lo reemplazará desde el lunes, cuando todo haya terminado.
El domingo se venderá en España el ultimo diario dirigido por Pedro J. Ramírez. Ya nada será igual para el periodismo escrito con su talento y en nuestro idioma.
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