Cumbre de la Global Editors Network
Periodistas de países árabes advirtieron sobre los manejos de las redes
sociales y los medios digitales que hacen gobiernos de esa región. Y
dijeron que apuntan al control social, la propaganda oficial y la
desinformación.
Por Darío D´atri, en "Clarín"
La presencia masiva de editores y periodistas de países árabes en este Summit 2014 de la Global Editors Network (GEN)
fue el disparador de un eje de debate apasionado entre los 500
editores y periodistas de todo el mundo: ¿cómo hacer buen periodismo en
tiempos de tecnologías que permiten a bajo costo lanzar medios online
con objetivos propagandísticos? ¿Cómo enfrentar el enorme poder de
comunicacion de gobiernos que pueden pagar y pagan por información falsa
que se viraliza en redes sociales, en la web y en múltiples
plataformas, siempre escondida en máscaras de medios online, blogs,
tweets o posts en Facebook?
Wadah Khanfar, ex director General de
la cadena Al Jazeera, y fundador de la organización Al Sharq Forum de
lucha por los derechos de los periodistas en los países árabes,
transformó su presentación sobre la turbulenta transición democrática en
los países árabes africanos y de Oriente Medio en una clase magistral y
denuncia sobre los riesgos cotidianos que los periodistas corren en
Egipto, Túnez o Siria. “Nunca tuvimos y no tenemos protección de los
gobiernos, al contrario. Por eso, la única razón para seguir luchando
por un periodismo que defienda la verdad y los valores democráticos es
el apoyo incondicional de nuestros lectores, de nuestra audiencia”,
dijo.
Antes Ibrahim Helal, director de Al Jazeera, dio una lección
de periodismo de excelencia ante cientos de editores encandilados por
las redes sociales, cuando afirmó: “Mi trabajo sigue siendo el
tradicional: chequear y volver a chequear lo que producen más de 400
periodistas sujetos a un fuerte control gubernamental y a la presión de
sistemas dictatoriales. Las redes y medios sociales en el mundo árabe
están tan llenos de propaganda que es difícil usarlos como herramientas
confiables de acceso a la información. Por eso creemos que los medios
tradicionales como nuestros canales o nuestros sites son una cura contra
esos rumores y propaganda” Helal realizó también una fuerte denuncia contra el gobierno egipcio por la detención ilegal de cuatro periodistas de Al Jazeera, que llevan casi doce meses en prisión sin causa alguna en su contra.
La
lógica incuestionable de Khandar o Helal choca contra un valor
sobreentendido en países de democracias consolidadas, en la que editores
y periodistas asumen que las redes sociales como Twitter o Facebook son
herramientas transparentes y cómodas ( demasiado cómodas) para la
práctica periodística.
Las denuncias de periodistas árabes dejaron una cosa en claro: asi como la gente aprovechó el poder de las redes sociales durante las revoluciones de la Primavera Arabe, los gobiernos que siguieron aprendieron a usarlas también para desinformar, controlar y disparar decenas de medios digitales de bajo costo con objetivos tan alejados del buen periodismo como cercanos a la propaganda.
Dos
horas antes, otro ejemplo de la desinformación y el control
gubernamental a través de herramientas y tecnologías digitales llegó a
la cumbre del GEN de la mano del veterano periodista ganador del Premio
Pulitzer de 1969 por la investigación sobre la masacre de My Lai, Seymor Hersh, que simplemente se preguntó : “¿Por qué creemos cualquier cosa que dicen los gobiernos?”.
Desde
un lugar hipotéticamente opuesto, Khanfar, Helal y Hersh dieron cátedra
en el mismo sentido: no desconfiar es el peor pecado que puede cometer
un periodista, pero no desconfiar de los gobiernos en una Era de
sobredosis de información, es una traición al mandato ético esencial del
periodismo.
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