Según un estudio global, el 42% de los consumidores no cree que las normas introducidas en el transcurso de los últimos cinco años en diferentes mercados hayan revestido de más credibilidad a los influencers. El 80% pide normas más estrictas.
La credibilidad y la que constituye su inseparable media naranja, la autenticidad, son los grandes baluartes de los influencers. Sin embargo, lo cierto es que la credibilidad es un bien más escaso entre quienes se desenvuelven en el ámbito del influencer marketing. Así se desprende de un reciente estudio llevado a cabo en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania, Francia y Australia por Bazaarvoice.
Pese a que a lo largo y ancho del globo se han implementado en los últimos tiempos regulaciones enfocadas a garantizar una mayor transparencia por parte de las acciones de influencer marketing, lo cierto es que el 42% de los consumidores no cree que tales medidas hayan redundado en una mayor credibilidad de los prescriptores. De hecho, el 80% de los consumidores desea aplicar normas más estrictas a los influencers en los relativo a los filtros o las herramientas de edición (a todas luces excesivas en muchas ocasiones) que utilizan en la publicación de sus contenidos.
En Estados Unidos casi una cuarta parte de los consumidores (24%) expresa su voluntad de expulsar de las plataformas 2.0 a los influencers que no acatan de las normas durante un periodo limitado de tiempo. Y a uno de cada cinco consumidores le gustaría que los prescriptores se les impidiera monetizar su presencia en las redes sociales si quebrantaran las reglas publicitarias vigentes en tales canales.
A la vista de estas cifras no resulta en modo alguno sorprendente que al otro lado del charco los consumidores confíen de manera mayoritaria (83%) en los posts no patrocinados de los influencers, aquellos en los que las estrellas 2.0 comparten contenido de manera orgánica y sin intereses comerciales de por medio. En realidad solo el 18% de los consumidores da su voto de confianza a los posts patrocinados de los prescriptores.
En esta misma línea el 56% de los consumidores prefiere a seguir en las redes sociales a personas que no tienen a bote pronto la vitola de influencers y que comparten en sus canales 2.0 contenidos sobre productos y servicios que han probado recientemente y sobre lugares que han resultado particularmente de su interés. Tales usuarios son percibidos asimismo como una fuente de contenido particularmente genuino y auténtico en las redes sociales (37%).
A quienes los consumidores conceden mayor credibilidad desde el punto de vista de la autenticidad de sus contenidos es a los influencers expertos en una determinada materia (42%). Esta proporción se reduce, en cambio, a apenas un 31% en el caso de los influencers que ejercen simultáneamente de «celebrities».
No en vano, el 75% de los consumidores dice no tener en consideración el número de «followers» de los prescriptores a los que sigue la pista en las redes sociales y tiene en cuenta sobre todo y ante todo el contenido que generan (necesariamente auténtico y genuino).
El 86% de los consumidores busca activamente en las redes sociales user-generated content (UGC) de naturaleza auténtica antes de comprar un producto que no ha tenido la oportunidad de probar personalmente primero. Y el 68% se arroja asimismo en los brazos del UGC para hallar nuevos consejos e ideas sobre productos que ya ha utilizado previamente.
«Estamos adentrándonos en nueva era que va más allá de los microinfuencers y los macroinfluencers convencionales. A los consumidores les inspiran cada vez más quienes no ejercen de influencers porque el contenido patrocinado no les inspira en realidad confianza alguna«, explica Ed Hill, SVP de Bazaarvoice en la región EMEA. «La ausencia de confianza en el contenido patrocinado que producen los influencers sugiere que hay un problema gravísimo que ni siquiera las reglas más estrictas son capaces de solventar», añade.
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