Los pros y contras de la inteligencia artificial (IA) dependen en gran medida del uso que las personas le den a esta tecnología. Esta es una pregunta recurrente y a menudo surge la duda de si debemos tenerle miedo. Escribe Tatiana Berghmans, Chief Brand Officer Obvious Future GmbH.
Por Tatiana Berghmans, Chief Brand Officer Obvious Future GmbH. (*)
Primero, hay que reconocer que la IA es inevitable; ya está implementada en las empresas más importantes a nivel mundial. La cuestión hoy en día es cómo la utilizamos y hasta qué punto permitimos que se desarrolle.
Vivimos tiempos revolucionarios que nos acercan a la singularidad tecnológica, un concepto que se refiere al punto en el cual las máquinas superarán la inteligencia humana, llevando a cambios impredecibles y potencialmente irreversibles en la sociedad. Todo cambio trae consigo aspectos positivos y negativos.
En el caso particular de nuestro asistente, siempre tuvimos claro que no queremos que reemplace la creatividad humana. Queremos que la mejore y acelere los procesos, pero en última instancia, quien realiza la búsqueda y selecciona el material seguirá siendo el editor. No somos una herramienta que genera contenido, sino que trabaja sobre el contenido ya creado.
Volviendo al impacto de la IA en general, ya se dio un caso en Facebook donde tuvieron que cerrar un proyecto porque la inteligencia artificial empezó a crear un código en un lenguaje propio, inentendible para los humanos. Esto, naturalmente, genera miedo, y por eso la regulación y el control de esta tecnología son esenciales.
Por otro lado, tenemos el caso de la medicina.
Para ver lo presente que esta esta tecnología actualmente en nuestras vidas voy a poner el ejemplo de mi madre quien actualmente está bajo un tratamiento de inmunoterapia contra el cáncer, y gracias a la inteligencia artificial se desarrollaron sus pasos a seguir. Una herramienta de IA puede predecir la respuesta a la inmunoterapia de cada persona basándose en sus estudios. Esto demuestra que la moralidad de la pregunta es ambigua. En medicina, vemos avances enormes gracias a la tecnología, enfocados en salvar vidas.
Sin embargo, en la guerra, la tecnología se usa para destruir. La realidad es que la tecnología ya está descubierta y en uso. En un contexto más cotidiano y laboral, muchos dicen que esta tecnología reemplazará al ser humano. En realidad, reemplazará a aquellos que no la utilicen. Esto es un hecho. Es como cuando la máquina de escribir reemplazó la escritura a mano, o la computadora reemplazó a la máquina de escribir.
El problema de la sociedad es enfocarse en evitar algo que ya está sucediendo, argumentando que no estamos preparados socialmente. Nunca se está preparado para los grandes cambios, y el problema no es que la tecnología no se adapte a la educación, sino que la educación no se adapta a la tecnología.
Para poner un ejemplo más tangible sobre la realidad de nuestro país, podemos empezar a hablar de la implementación, no solo de lo que ya mencioné en cuestiones de medicina, que abarca inmensos descubrimientos, sino también en otros sectores.
En la agricultura, por ejemplo, se pueden utilizar drones y sensores equipados con IA para monitorear cultivos, optimizando el uso de recursos como agua y fertilizantes. Modelos predictivos que ayudan a los agricultores a tomar decisiones informadas sobre cuándo y cómo cosechar. Sistemas que identifican y sugieren métodos para controlar plagas de manera efectiva.
En cuanto a energía, un gran problema de Argentina se puede utilizar el machine learning para la gestión de redes eléctricas, mejorando la distribución y reduciendo pérdidas. También se pueden detectar fallos en infraestructuras energéticas antes de que ocurran, y optimizar la generación y almacenamiento de energía renovable. Estas son solo algunas de las miles de aplicaciones de esta tecnología para mejorar nuestra calidad de vida que ya se están utilizando en otros países.
Nos enfrentamos a un mundo nuevo y debemos adoptar una posición optimista, porque nos permite adaptarnos más rápido. Los cambios más importantes aún no se realizan a nivel nacional. Pero estamos a tiempo de incluirnos en el desarrollo ya que esto recién está empezando. Podemos verlo como una oportunidad, especialmente con la cantidad de talentos en el desarrollo de sistemas y modelos de inteligencia artificial que tenemos y que están ocultos, o que migran rápidamente a empresas extranjeras. Es crucial estar preparados, cuidar a los profesionales nacionales y tener programas que los alienten a seguir creciendo internamente. Adoptar un enfoque que permita aprovechar los beneficios de la IA en todos los sectores nos permitiría abrir el juego económico y productivo a nivel mundial.
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