La fama súbita y sus problemas asociados han entrado en la nueva revisión de las políticas de acoso e intimidación en Facebook. Y lo han hecho con referencia expresa al caso de los periodistas, que ya eran considerados figuras públicas y que ahora gozarán de una protección extra en el caso de verse sobreexpuestos involuntariamente a causa de su trabajo.
En concreto los profesionales de la información que alcancen notoriedad imprevista no tendrán que padecer que nadie les desee la muerte o una enfermedad, insultos relacionados con su sexo si son mujeres, afirmaciones sobre su sexualidad y otras expresiones despreciativas. Así lo establece el nivel 2 de la política de bullying y acoso de la red social, en el que ahora los periodistas coinciden con defensores de derechos humanos, comediantes, expertos en derechos digitales o mujeres políticas.
Esto supone que desaparece parcialmente la asunción de que, como figuras públicas, los periodistas pueden ser objeto de comentarios más críticos que ciudadanos corrientes y desconocidos para el resto de la sociedad. Facebook entiende que para muchos de ellos la popularidad puede ser una consecuencia indeseada de su trabajo, que a su vez pueda provocar un respuesta negativa por parte de algunos usuarios.
Hasta la fecha la plataforma había asimilado a los profesionales de la información con políticos, celebridades o creadores en la medida en que estaban sujetos al balance entre ser protegidos y estar sometidos a comentarios de terceros. Facebook diferencia entre figuras públicas, que estarían expuestas a generar conversación sobre su actividad, e individuos privados. Cada uno de esos grupos tiene un nivel diferente de protección y la de las figuras públicas involuntarias es una categoría intermedia formada por personas que cree que tienen un rango limitado de fama.
Esta actualización se produce pocas semanas después de que The Wall Street Journal publicara documentos internos de la plataforma en los que se explicitaba que millones de personas están exentas de una forma o de otra de sus normativas. Ese material muestra cómo Facebook estratifica a sus usuarios en función de diferentes grados de notoriedad y su correlación con la permisividad sobre los contenidos no ajustados a las reglas internas que publican. Entre los 5,8 millones de usuarios que disfrutaban de esas condiciones en 2020 habría una cantidad indeterminada de periodistas.
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