Para tener un buen trabajo o sueldo no es indispensable una ‘mención honorífica'. El caso de Bill Gates y de Michael Dell. La voz de los expertos
Los siguientes hombres tienen algo en común: no terminaron la universidad o lo han hecho décadas después. Pero sus negocios y creaciones se utilizan alrededor del mundo, y generan grandes ganancias:
Bill Gates abandonó la Universidad de Harvard en 1975 para iniciar el proyecto Microsoft, y fue hasta 2007 que recibió un título honorario de esa institución por su trayectoria como empresario y sus iniciativas humanitarias.
Lawrence Ellison, fundador de Oracle, abandonó dos veces la escuela y nunca concluyó.
Michael Dell estudiaba biología en la Universidad de Texas mientras vendía computadoras. El empresario decidió abandonar la escuela y, en 1984, fundó la firma que lleva su apellido.
Estos ejemplos no implican que estudiar una carrera sea innecesario, pero sí muestran otra realidad: las altas calificaciones o el título no garantizan un buen salario o empleo.
En un pasado reciente, el título era -en alguna medida- fundamental. Hoy, aunque no se le quita su importancia, "se están valorando otras competencias; dicho término abarca los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes de una persona para realizar su trabajo eficazmente, señala Enrique Cruz, director del Centro de Vida y Carrera del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe, en una nota de CNNExpansión.
Entre las competencias que están siendo valoradas en el medio laboral, dice, está el trabajo en equipo; no sólo con gente de la misma área, sino de diferentes departamentos. Otro punto esencial es la comunicación, "no se concibe a un profesionista sin esta destreza".
Margarita Chico, directora de Trabajando.com, afirma que la mención honorífica no garantiza, ni por mucho, un alto cargo. Para lograr ese objetivo, se tienen que reunir otro tipo de habilidades.
Por ejemplo, a veces uno se pregunta porqué una persona elocuente tiene un mejor puesto que otra persona con buenas notas. La respuesta, dice Chico, está en su capacidad de ser empático con quien trabaja. "Son personas a quienes los compañeros de oficina buscan".
En términos laborales, añade, existen tres tipos de empleado. Primero, los que no cumplen y se entretienen en otras actividades, como las redes sociales. Están aquellos que llegan a las metas y son puntuales en sus horarios, pero no pasan de ahí. El tercer grupo son los que sobresalen, ahí están quienes reúnen competencias como proactividad; este tipo de colaboradores proponen y no se "les tiene que perseguir para ver si ya terminaron sus tareas".
En opinión de Chico, destacar va más allá de haber tenido un 10 en clase, porque un aumento o un puesto de alto rango se obtienen a través de otras herramientas, como responsabilizarse en generar utilidad para la firma que te contrata. "Pero si eres el típico colaborador que dice: vamos a una comida y que la empresa pague", entonces ¿cómo se pretende una buena posición?
Los indispensables
En la actualidad, más del 30% de los profesionistas ocupados en las áreas de ciencias sociales, biológicas, ingenierías, y económico administrativas, trabajan en ocupaciones que no son acordes con su formación profesional, según datos del Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Para no ser parte de esa estadística y empezar a sobresalir en lo laboral, existen -entre otras iniciativas- algunos cambios a realizar en el perfil profesional. Aquí, cinco recomendaciones del especialista del Tec.
1. La era de los idiomas. Este requisito se repite una y otra vez, porque aunque hayas sido alumno destacado, si no dominas otra lengua difícilmente se puede aspirar a un puesto global. Incluso, 9 de cada 10 mexicanos considera importante seguir invirtiendo en este tema, aún en época de crisis, señala un estudio elaborado por The Anglo, entre 500 alumnos.
"Los idiomas es algo que se valora tremendamente", porque en estos momentos es muy fácil por ejemplo tener un jefe en el extranjero, a quien le debas estar reportando", apunta Enrique Cruz.
2. Sacar ventaja. Otro detalle cotizado es la capacidad de aprender por uno mismo. "Hay que 'aprender a aprender'", es decir , entrenarse en la habilidad de saber cómo obtener la información requerida por la empresa y cómo procesar esos datos para "hacerlos propios" y aplicarlos en el ejercicio profesional.
3. Soluciones rápidas. En los trabajos se aprecia que el colaborador demuestre capacidad para resolver problemas, cualesquiera que sean. Los empleados que esperan que las respuestas le lleguen del jefe, sin moverse para hacer propuestas, están fuera de los candidatos a insertarse en un mejor puesto.
4. Entrarle "a todo". La realidad obliga a no conformarse, así que un rasgo más de los colaboradores destacados es que se esfuercen por conocer otras áreas y moverse en ellas. Significa "hacer algo para lo cual, en principio, no estoy preparado". Tomar ese riesgo se valora.
5. Subirse a la plataforma. Además de ser disciplinado, en el currículo debe sobresalir el interés por involucrarse en el ámbito tecnológico. Es importante estar al tanto de los desarrollos que impacten tu trabajo, lo faciliten, te den el acceso a entender nuevas áreas y mostrar mejores resultados, entre otras tareas.
Hay egresados que "se tardan un rato en encontrar un trabajo y ¿por qué ocurre eso?", reflexiona el académico del Tec, quien responde: "si la persona no tiene la actitud necesaria para desarrollar esas destrezas, no importa el grado de conocimiento que se tenga, la va a pasar muy mal".
No importa, detalla, si el colaborador es bueno para resolver un problema con lo que aprendió en la escuela, ese conflicto involucra a las personas y "si yo no soy capaz de llevarme bien con ellas, en vez de facilitar un proceso lo complico como empleado".
Una persona tal vez no tenga todos los conocimientos, pero si tiene disposición para aprender y su comunicación es eficaz, le va mucho mejor que a quien tuvo académicamente las mejores notas, puntualiza Enrique Cruz.
Los siguientes hombres tienen algo en común: no terminaron la universidad o lo han hecho décadas después. Pero sus negocios y creaciones se utilizan alrededor del mundo, y generan grandes ganancias:
Bill Gates abandonó la Universidad de Harvard en 1975 para iniciar el proyecto Microsoft, y fue hasta 2007 que recibió un título honorario de esa institución por su trayectoria como empresario y sus iniciativas humanitarias.
Lawrence Ellison, fundador de Oracle, abandonó dos veces la escuela y nunca concluyó.
Michael Dell estudiaba biología en la Universidad de Texas mientras vendía computadoras. El empresario decidió abandonar la escuela y, en 1984, fundó la firma que lleva su apellido.
Estos ejemplos no implican que estudiar una carrera sea innecesario, pero sí muestran otra realidad: las altas calificaciones o el título no garantizan un buen salario o empleo.
En un pasado reciente, el título era -en alguna medida- fundamental. Hoy, aunque no se le quita su importancia, "se están valorando otras competencias; dicho término abarca los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes de una persona para realizar su trabajo eficazmente, señala Enrique Cruz, director del Centro de Vida y Carrera del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe, en una nota de CNNExpansión.
Entre las competencias que están siendo valoradas en el medio laboral, dice, está el trabajo en equipo; no sólo con gente de la misma área, sino de diferentes departamentos. Otro punto esencial es la comunicación, "no se concibe a un profesionista sin esta destreza".
Margarita Chico, directora de Trabajando.com, afirma que la mención honorífica no garantiza, ni por mucho, un alto cargo. Para lograr ese objetivo, se tienen que reunir otro tipo de habilidades.
Por ejemplo, a veces uno se pregunta porqué una persona elocuente tiene un mejor puesto que otra persona con buenas notas. La respuesta, dice Chico, está en su capacidad de ser empático con quien trabaja. "Son personas a quienes los compañeros de oficina buscan".
En términos laborales, añade, existen tres tipos de empleado. Primero, los que no cumplen y se entretienen en otras actividades, como las redes sociales. Están aquellos que llegan a las metas y son puntuales en sus horarios, pero no pasan de ahí. El tercer grupo son los que sobresalen, ahí están quienes reúnen competencias como proactividad; este tipo de colaboradores proponen y no se "les tiene que perseguir para ver si ya terminaron sus tareas".
En opinión de Chico, destacar va más allá de haber tenido un 10 en clase, porque un aumento o un puesto de alto rango se obtienen a través de otras herramientas, como responsabilizarse en generar utilidad para la firma que te contrata. "Pero si eres el típico colaborador que dice: vamos a una comida y que la empresa pague", entonces ¿cómo se pretende una buena posición?
Los indispensables
En la actualidad, más del 30% de los profesionistas ocupados en las áreas de ciencias sociales, biológicas, ingenierías, y económico administrativas, trabajan en ocupaciones que no son acordes con su formación profesional, según datos del Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Para no ser parte de esa estadística y empezar a sobresalir en lo laboral, existen -entre otras iniciativas- algunos cambios a realizar en el perfil profesional. Aquí, cinco recomendaciones del especialista del Tec.
1. La era de los idiomas. Este requisito se repite una y otra vez, porque aunque hayas sido alumno destacado, si no dominas otra lengua difícilmente se puede aspirar a un puesto global. Incluso, 9 de cada 10 mexicanos considera importante seguir invirtiendo en este tema, aún en época de crisis, señala un estudio elaborado por The Anglo, entre 500 alumnos.
"Los idiomas es algo que se valora tremendamente", porque en estos momentos es muy fácil por ejemplo tener un jefe en el extranjero, a quien le debas estar reportando", apunta Enrique Cruz.
2. Sacar ventaja. Otro detalle cotizado es la capacidad de aprender por uno mismo. "Hay que 'aprender a aprender'", es decir , entrenarse en la habilidad de saber cómo obtener la información requerida por la empresa y cómo procesar esos datos para "hacerlos propios" y aplicarlos en el ejercicio profesional.
3. Soluciones rápidas. En los trabajos se aprecia que el colaborador demuestre capacidad para resolver problemas, cualesquiera que sean. Los empleados que esperan que las respuestas le lleguen del jefe, sin moverse para hacer propuestas, están fuera de los candidatos a insertarse en un mejor puesto.
4. Entrarle "a todo". La realidad obliga a no conformarse, así que un rasgo más de los colaboradores destacados es que se esfuercen por conocer otras áreas y moverse en ellas. Significa "hacer algo para lo cual, en principio, no estoy preparado". Tomar ese riesgo se valora.
5. Subirse a la plataforma. Además de ser disciplinado, en el currículo debe sobresalir el interés por involucrarse en el ámbito tecnológico. Es importante estar al tanto de los desarrollos que impacten tu trabajo, lo faciliten, te den el acceso a entender nuevas áreas y mostrar mejores resultados, entre otras tareas.
Hay egresados que "se tardan un rato en encontrar un trabajo y ¿por qué ocurre eso?", reflexiona el académico del Tec, quien responde: "si la persona no tiene la actitud necesaria para desarrollar esas destrezas, no importa el grado de conocimiento que se tenga, la va a pasar muy mal".
No importa, detalla, si el colaborador es bueno para resolver un problema con lo que aprendió en la escuela, ese conflicto involucra a las personas y "si yo no soy capaz de llevarme bien con ellas, en vez de facilitar un proceso lo complico como empleado".
Una persona tal vez no tenga todos los conocimientos, pero si tiene disposición para aprender y su comunicación es eficaz, le va mucho mejor que a quien tuvo académicamente las mejores notas, puntualiza Enrique Cruz.
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