Por Luis Jesús Durand (Blog)
Cuando hablamos del estilo corporativo en una empresa u
organización en general, nos referimos a la forma en que se desarrolla su sistema
simbólico, el mismo que tiene como propósito generar reconocimiento y coherencia
comunicacional entre sus stakeholders.
El estilo corporativo, además, permite
que nuestros colaboradores tomen conciencia de los valores y principios de la
organización, y de aquellos elementos que la hacen única y diferente. Desde este
punto de vista, el estilo corporativo cohesiona a los miembros de la
organización en torno a los valores de la misma.
“Las visibles muestras de pertenencia incrementan orgullo de
empresa entre los empleados, y produce un aumento demostrable en la predisposición
hacia la cooperación”. Olins, 1989; Carter, 1982.
Estilo Corporativo en Renault
El estilo corporativo debe ser planificado con mucho cuidado,
y luego llevado a la práctica con especial atención y dedicación. En opinión de
algunos autores, el estilo corporativo debe ser ejecutado de forma progresiva,
de tal manera que se puedan ajustar algunos elementos en el camino. Luego de
este periodo, se procede a adjuntar en un manual todos los elementos que han
sido introducidos.
El estilo corporativo tiene como propósito más importante
generar reconocimiento entre los principales stakeholders de la empresa. Así,
su uso puede variar en intensidad según las necesidades de la organización.
Kammerer (1989), le denomina a este esfuerzo “identidad indicativa”. El manual de identidad corporativa se
convierte, en este punto y bajo esta perspectiva, en el recurso más importante
de los diseñadores de la compañía, debido a que a partir de este documento
obtendrán las directrices más importantes para su trabajo. Kammerer habla de
una especia de “cuadro estético” que genera una inmediata percepción de reconocimiento
entre los principales públicos objetivo de la empresa, sin embargo este reconocimiento
debe ir acompañado de otras variables que realcen el esfuerzo de comunicación
de la organización.
Posteriormente, Kammerer habla también de la “identidad temática”,
que hace referencia a aquellos elementos de carácter estratégico en la
organización. En este sentido, la empresa no pretende ser solo “pragmática”
como en el caso anterior, sino “dogmática” en un intento por transmitir valores
e ideas más elaboradas sobre la empresa. Aquí no solo es importante el reconocimiento,
sino la identidad y personalidad de la compañía.
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