Por José Luis Rojas Torrijos, en "Periodismo Deportivo de Calidad"
El periodismo deportivo vive su momento más esplendoroso una vez cada
cuatro años con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos.
Durante poco más de dos semanas se fragua una especie de simbiosis entre
el acontecimiento deportivo más global, que moviliza a países enteros, y
los medios de comunicación social, que aprovechan muy bien el poder de
atracción que posee el deporte proyectando los logros alcanzados por
atletas hacia la comunidad a la que estos representan y apelando a los
ciudadanos a ser partícipes de la consecución de un éxito colectivo
mediante el consumo masivo de noticias.
Aunque sea tan solo por unos días, la mediatización de las competiciones olímpicas contribuye a fomentar determinadas disciplinas deportivas, especialmente las menos conocidas por el gran público, de las que apenas se ha oído o leído nunca nada pero que, de pronto, se tornan relevantes porque aportan muchas más medallas que aquellas otras que tienen el privilegio de copar portadas y grandes espacios en las páginas interiores.
Es una lástima, no obstante, que este fervor periodístico deportivo sea cíclico y que el ciclo además sea tan largo y tengamos que esperar tanto para volverlo a disfrutar; que esta cobertura amplia y diversa que se ha hecho del deporte estos días olímpicos no tenga continuidad en los meses y años venideros, y que los medios de comunicación releguen a un plano secundario -o incluso inexistente- a quienes nos han brindado alegrías y grandes momentos de emoción.
Pese a denominarse periodismo deportivo, la mayor parte de los contenidos que aparecen en los medios, secciones y espacios especializados versan sobre fútbol, que se ha convertido en la base del negocio periodístico por su enorme impacto y su consiguiente capacidad para atraer la atención de anunciantes. Y en este sentido, sí, la futbolización es acuciante.
El fútbol por exceso se ha convertido en un elemento decisivo que ha conducido a la espectacularización y la trivilialización del periodismo deportivo actual, que no selecciona los contenidos siempre a partir de criterios estrictamente noticiosos, dando incluso a veces más cabida al rumor y a la anécdota que a resultados y logros deportivos que merecerían una mayor valoración.
Este deterioro de los contenidos en este tipo de periodismo invita a una importante y urgente reflexión, la cual tiene que ver con la gran responsabilidad social que contraen estos medios especializados a la hora de emitir sus informaciones, ya que son, no lo olvidemos, los más seguidos por los ciudadanos.
Aunque sea tan solo por unos días, la mediatización de las competiciones olímpicas contribuye a fomentar determinadas disciplinas deportivas, especialmente las menos conocidas por el gran público, de las que apenas se ha oído o leído nunca nada pero que, de pronto, se tornan relevantes porque aportan muchas más medallas que aquellas otras que tienen el privilegio de copar portadas y grandes espacios en las páginas interiores.
Es una lástima, no obstante, que este fervor periodístico deportivo sea cíclico y que el ciclo además sea tan largo y tengamos que esperar tanto para volverlo a disfrutar; que esta cobertura amplia y diversa que se ha hecho del deporte estos días olímpicos no tenga continuidad en los meses y años venideros, y que los medios de comunicación releguen a un plano secundario -o incluso inexistente- a quienes nos han brindado alegrías y grandes momentos de emoción.
Pese a denominarse periodismo deportivo, la mayor parte de los contenidos que aparecen en los medios, secciones y espacios especializados versan sobre fútbol, que se ha convertido en la base del negocio periodístico por su enorme impacto y su consiguiente capacidad para atraer la atención de anunciantes. Y en este sentido, sí, la futbolización es acuciante.
El fútbol por exceso se ha convertido en un elemento decisivo que ha conducido a la espectacularización y la trivilialización del periodismo deportivo actual, que no selecciona los contenidos siempre a partir de criterios estrictamente noticiosos, dando incluso a veces más cabida al rumor y a la anécdota que a resultados y logros deportivos que merecerían una mayor valoración.
Este deterioro de los contenidos en este tipo de periodismo invita a una importante y urgente reflexión, la cual tiene que ver con la gran responsabilidad social que contraen estos medios especializados a la hora de emitir sus informaciones, ya que son, no lo olvidemos, los más seguidos por los ciudadanos.
Surge, por tanto, la necesidad de plantear si en la información
deportiva una mayor diversidad es compatible con las audiencias
mayoritarias y si es viable la aplicación de una serie de propuestas
para la consecución de un periodismo de más calidad. Este deberá incidir
especialmente en la adecuación de unos contenidos deportivos más ricos y
variados, y también más ajustados a los intereses de una audiencia que
ha empezado a conocer otras modalidades y cuyo ideario ya cuenta con
nuevas heroínas y nuevos ídolos.
Estas son las propuestas de regeneración del periodismo deportivo a partir de Londres 2012:
1. La diversificación también es calidad. El periodismo deportivo es más deportivo en la medida en que informa de un mayor número de disciplinas, tanto las que cuentan con más seguidores y licencias federativas dentro del deporte profesional como aquellas otras de carácter más minoritario. No se trataría tanto de cambiar las prioridades (estas parecen inamovibles) como de corregir la gran desproporción existente hoy día entre el gran espacio se le otorga al fútbol y el que, en mucha menor medida, ocupan el resto de modalidades. Se puede hacer un periodismo más polideportivo que meramente futbolístico.
2. Lo que interesa tanto a todos durante dos semanas puede seguir haciéndolo durante el resto del año. Una vez alcanzada la notoriedad de determinadas disciplinas y deportistas, es más fácil que a partir de ahora sean noticia. Por tanto, está más que justificado hablar de ello cada vez que se celebren competiciones del máximo nivel nacional e internacional, ligas y campeonatos que suelen celebrarse cada año. No hace falta esperar a los próximos Juegos para que nos vuelvan a explicar la puntuación del judo, los ejercicios de gimnasia o las reglas del hockey. Como tampoco hay que perder la oportunidad de hacer reportajes y entrevistas a deportistas que siguen entrenándose para volver a competir. El camino a los próximos Juegos de Río de Janeiro ya ha empezado.
3. Priorizar la información antes que el espectáculo. Lo noticioso deberá primar siempre sobre la presentación espectacular de los acontecimientos deportivos. La adopción de fórmulas de infoentretenimiento es perfectamente compatible con un tratamiento mesurado de la información deportiva, de forma que no se magnifiquen gratuitamente los contenidos ni se eleven a rango de noticia lo que en realidad no son más simples anécdotas o curiosidades. Lo entretenido no tiene por qué estar reñido con lo correcto, lo interesante y, a ser posible, lo formativo.
4. Acabar con la visión androcéntrica de este tipo de periodismo y cambiar el concepto de Deporte Femenino. Porque llamarlo así no solo es una redundancia (en el caso español el 65% de las medallas las lograron mujeres), sino que además supone considerarlo injustamente como una subcategoría (no se habla nunca de deporte masculino; solo se utiliza el adjetivo en el caso de las mujeres para hacer la distinción). También es hora derribar estereotipos sexistas, como que el deporte practicado por mujeres no da espectáculo. No solo no es cierta esta afirmación sino que, de hecho, ellas ofrecieron más vistosidad que los hombres en competiciones como el fútbol - recuerden esa semifinal EEUU 4-3 Canadá- o el balonmano -el partido por el tercer puesto de España ante Corea ya forma parte de la memoria colectiva de este país-.
5. Dar visibilidad a las mujeres por ser deportistas es también educar en igualdad. El periodismo deportivo no puede desaprovechar la oportunidad de formar en igualdad a un público masivo al que se dirige otorgando un espacio más destacado a las mujeres deportistas en los medios de comunicación. Esa visibilidad ha de ser, además, deportiva. Ya va siendo hora de que parte del periodismo deje de incluir en sus noticias alusiones al físico, a la manera de vestir o la vida familiar tanto de los hombres como de las mujeres deportistas; son aspectos que no se corresponden con el fin que han de perseguir los medios que cubren competiciones e informan de resultados. La incorporación de la mujer al deporte, como practicante y como aficionada, es un hecho consumado, si bien lo visto en Londres pueda ayudar a que los medios abran un poco más sus ojos.
Estas son las propuestas de regeneración del periodismo deportivo a partir de Londres 2012:
1. La diversificación también es calidad. El periodismo deportivo es más deportivo en la medida en que informa de un mayor número de disciplinas, tanto las que cuentan con más seguidores y licencias federativas dentro del deporte profesional como aquellas otras de carácter más minoritario. No se trataría tanto de cambiar las prioridades (estas parecen inamovibles) como de corregir la gran desproporción existente hoy día entre el gran espacio se le otorga al fútbol y el que, en mucha menor medida, ocupan el resto de modalidades. Se puede hacer un periodismo más polideportivo que meramente futbolístico.
2. Lo que interesa tanto a todos durante dos semanas puede seguir haciéndolo durante el resto del año. Una vez alcanzada la notoriedad de determinadas disciplinas y deportistas, es más fácil que a partir de ahora sean noticia. Por tanto, está más que justificado hablar de ello cada vez que se celebren competiciones del máximo nivel nacional e internacional, ligas y campeonatos que suelen celebrarse cada año. No hace falta esperar a los próximos Juegos para que nos vuelvan a explicar la puntuación del judo, los ejercicios de gimnasia o las reglas del hockey. Como tampoco hay que perder la oportunidad de hacer reportajes y entrevistas a deportistas que siguen entrenándose para volver a competir. El camino a los próximos Juegos de Río de Janeiro ya ha empezado.
3. Priorizar la información antes que el espectáculo. Lo noticioso deberá primar siempre sobre la presentación espectacular de los acontecimientos deportivos. La adopción de fórmulas de infoentretenimiento es perfectamente compatible con un tratamiento mesurado de la información deportiva, de forma que no se magnifiquen gratuitamente los contenidos ni se eleven a rango de noticia lo que en realidad no son más simples anécdotas o curiosidades. Lo entretenido no tiene por qué estar reñido con lo correcto, lo interesante y, a ser posible, lo formativo.
4. Acabar con la visión androcéntrica de este tipo de periodismo y cambiar el concepto de Deporte Femenino. Porque llamarlo así no solo es una redundancia (en el caso español el 65% de las medallas las lograron mujeres), sino que además supone considerarlo injustamente como una subcategoría (no se habla nunca de deporte masculino; solo se utiliza el adjetivo en el caso de las mujeres para hacer la distinción). También es hora derribar estereotipos sexistas, como que el deporte practicado por mujeres no da espectáculo. No solo no es cierta esta afirmación sino que, de hecho, ellas ofrecieron más vistosidad que los hombres en competiciones como el fútbol - recuerden esa semifinal EEUU 4-3 Canadá- o el balonmano -el partido por el tercer puesto de España ante Corea ya forma parte de la memoria colectiva de este país-.
5. Dar visibilidad a las mujeres por ser deportistas es también educar en igualdad. El periodismo deportivo no puede desaprovechar la oportunidad de formar en igualdad a un público masivo al que se dirige otorgando un espacio más destacado a las mujeres deportistas en los medios de comunicación. Esa visibilidad ha de ser, además, deportiva. Ya va siendo hora de que parte del periodismo deje de incluir en sus noticias alusiones al físico, a la manera de vestir o la vida familiar tanto de los hombres como de las mujeres deportistas; son aspectos que no se corresponden con el fin que han de perseguir los medios que cubren competiciones e informan de resultados. La incorporación de la mujer al deporte, como practicante y como aficionada, es un hecho consumado, si bien lo visto en Londres pueda ayudar a que los medios abran un poco más sus ojos.
Un post muy bueno. La verdad es que el periodismo deportivo debe mejorar muchos aspectos, pero yo creo que lo principal es que los profesionales tengan estudios periodismo deportivo y sean profesionales de los pies a la cabeza. Yo estoy estudiando un máster de periodismo deportivo en la UIC y estoy muy contenta con lo que he aprendido hasta ahora, la formación es vital para llegar lejos.
ResponderEliminarUn saludo,
Miriam
Muchas gracias por tu participación Miriam.
ResponderEliminarNo hay de qué Matías. Todo lo relacionado con estudios periodismo deportivo es de mi interés, así que quedo a la espera de otros muchos posts sobre ello!
EliminarUn abrazo