El autor defendió esta semana durante la presentación de la obra en la sede de la CEOE que, pese a las transformaciones que ha registrado el ecosistema informativo en los últimos años, con la irrupción de las redes sociales, la multiplicidad de canales o la Inteligencia Artificial, «la comunicación sigue basándose en un emisor, un receptor y un mensaje«. Aunque reconoce que a diferencia de los años 70, donde «la ecuación era simple y fácil», ahora «presenta una complicación enorme«.
Opina que «el gran boom del sector está ligado a la libertad de empresa y de prensa«, y advierte que «quien no viva con la comunicación bajo el brazo es un candidato al fracaso«.
El periodista señala en el libro la importancia crucial que posee el vínculo entre un dircom y el CEO de su empresa. «Te tiene que apoyar el número uno. Si tienes apoyo del de arriba, funciona todo mejor. Por eso, coincide muchas vez que con la salida de un CEO, también sale el dircom«.
Díaz Güell aplaude el asociacionismo que se ha construido en el sector, con organizaciones como Dircom, fundada por Ramón del Corral, que califica de «éxito considerable» por haber «propiciado que la profesión se dignifique». Lamenta que, aunque la comunicación corporativa sea «un yacimiento de empleo cada vez más cotizado«, la formación académica en universidades presenta todavía asignaturas pendientes.
Buena parte de su obra se centra en analizar la evolución de las agencias de comunicación a nivel nacional e internacional, en la que llega a recopilar un listado de 50 servicios que prestan. Critica la histórica tendencia de estas compañías a autodenominarse consultoras de Relaciones Públicas, término que, a su juicio, «ha quedado fuera de juego, propio de un mundo pasado«.
Díaz Guëll, que ha sido responsable de comunicación en la Administración Pública o en organizaciones como Iberia LAE o Banco de España, asegura que una de las grandes lecciones profesionales que tiene esculpido en piedra es que «el receptor es sagrado», y «el engaño es el pecado capital del director de Comunicación”.
El libro cuenta con un prólogo firmado por el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en el que defiende la trascendencia de la Comunicación corporativa «como elemento vertebrador de una cultura empresarial imprescindible en una sociedad regida por la competencia».
A lo largo de sus 17 capítulos, el doctor en Ciencias de la Información recorre un viaje marcado por figuras ilustres como Julio Fernández-Llamazares, Joaquín Maestre, Lluis Bassat, Teresa Dorn o Florentino Pérez, e históricas compañías como LLYC, Burson, Atrevia, Kreab o Tinkle.
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