Publicado en "PromoTrader"
Hoy hablaremos en nuestro blog de la tantas veces mencionada
publicidad subliminal, la publicidad subliminal nace de forma oficial en
el año 1956 en Nueva Jersey cuando James Vicary intercaló dos
fotogramas en una película, uno de ellos era un anuncio de Coca Cola y
otro una foto de unas palomitas de maíz. Estos fotogramas, que eran
imposibles de ver a simple vista provocaron un incremento en la venta de
refrescos de Coca Cola de un 18% y de un 58% en la venta de palomitas.
Si realmente esos dos fotogramas provocaran esos porcentajes sería
terrible, ya que seríamos enormemente influenciables, pero hay que tener
también en cuenta que aumentaron la temperatura de la sala para que la
gente tuviera calor, y pusieron unos anuncios a la entrada.
Sin embargo, después se demostró que los resultados del experimento
de Vicary estaban en realidad alterados. Análisis más recientes han
demostrado que los mensajes subliminales pueden afectar al
comportamiento del consumidor, pero sólo de manera muy limitada.
Un estudio de la Universidad de Harvard llevado a cabo en 1999 empleó un método similar al utilizado por Vicary en 1957. Los investigadores recurrieron a un videojuego que mostraba a los participantes una serie de palabras en pantalla durante sólo unas milésimas de segundo. A una parte de los participantes se les mostraron palabras positivas como “sabio”, “astuto” o “experto”, mientras que a la otra parte se les mostraron palabras con connotación negativa como “senil”, “dependiente” y “enfermo”.
A pesar de que las palabras aparecían en pantalla sólo durante unas milésimas de segundo, los investigadores constataron que los participantes que vieron palabras positivas acabaron el juego significativamente antes que aquellos que fueron expuestos a palabras negativas.
Un estudio de la Universidad de Harvard llevado a cabo en 1999 empleó un método similar al utilizado por Vicary en 1957. Los investigadores recurrieron a un videojuego que mostraba a los participantes una serie de palabras en pantalla durante sólo unas milésimas de segundo. A una parte de los participantes se les mostraron palabras positivas como “sabio”, “astuto” o “experto”, mientras que a la otra parte se les mostraron palabras con connotación negativa como “senil”, “dependiente” y “enfermo”.
A pesar de que las palabras aparecían en pantalla sólo durante unas milésimas de segundo, los investigadores constataron que los participantes que vieron palabras positivas acabaron el juego significativamente antes que aquellos que fueron expuestos a palabras negativas.
Una publicidad subliminal es aquella que está encriptada de forma que el individuo no es en ningún caso consciente de que está recibiendo publicidad de un producto, por ejemplo en un fotograma que sería totalmente imperceptible a nuestra percepción sensorial visual, o un sonido que se camufla en un estímulo auditivo que también sea imperceptible, y todo ello, con el único fin de estimular el consumo de un determinado producto. Este proceso se fundamenta en el hecho de que nuestro sistema emocional procesa información mucho más rápido que nuestro sistema cognitivo, de manera que efectivamente, hay informaciones que a nivel cognitivo o racional o consciente, no estamos procesando, pero sí lo hacemos a nivel emocional.
Bien, ¿funciona entonces la publicidad subliminal?. La respuesta es que sí funciona, pero con unos límites. Obviamente si decimos que no procesamos esa información a nivel cognitivo, no podemos decir “me voy a comprar un coche Toyota”, porque en un fotograma de una película se ha metido una foto de un Toyota Avensis, por ejemplo, porque es obvio que no hemos procesado esa información de forma consciente.
Ahora bien, si ponemos información subliminal de cosas muy básicas e instintivas, como por ejemplo, fotos de dulces, tabaco, refrescos, o incluso sexo, entonces tendremos una estimulación a nivel emocional que nos impulsará a comer por ejemplo algo dulce, pero no un dulce en concreto o de una marca determinada.
Resumen, si yo fuera a invertir en publicidad para mi empresa, gastaría dinero en publicidad subliminal solamente si mi empresa vende cosas muy elementales y básicas, como he dicho, dulces, por ejemplo; pero además lo haría siempre y cuando mi producto esté al alcance de los sujetos a los que va dirigida la publicidad. Por ejemplo, estaría dispuesto a hacer una inversión en publicidad de una bebida refrescante en un restaurante donde se venda mi producto y no otra. Por ejemplo, sería rentable una publicidad subliminal sobre comer helados en un restaurante donde mi empresa suministra los helados. No sería rentable una publicidad subliminal en un supermercado donde hay 10 marcas diferentes de helados, porque mi publicidad incrementaría el consumo de helados, pero no necesariamente los de mi empresa.
Comentarios
Publicar un comentario