Venezuela
Se acentuaron la asfixia a los diarios, la obediencia de los canales y el bloqueo a Twitter
CARACAS (Para LA NACION).- "Me van a
llamar dictador, pero vamos a endurecer las normas para que se acabe el
amarillismo y la propaganda que se alimentan de la sangre y la muerte."
Quien avisa no es traidor, pensará Nicolás Maduro, que en 10 meses de gobierno avanzó más que su predecesor en busca de la perfecta hegemonía comunicacional. Lo adelantó hace una semana , aunque pocos creyeron que en tan poco tiempo iba a romper tantos límites.
La empresa Twitter denunció ayer que el gobierno
bloqueó las imágenes en su sitio web, tras denuncias de usuarios sobre
repentinos fallos. En estos días de incidentes, la red social se
convirtió, ante el apagón informativo decretado por el chavismo, en una
ventana interna para saber qué ocurre en el país.
"Bloqueamos varios de los enlaces desde donde se atacan
sitios públicos", se justificó Conatel, el ente supervisor de
comunicaciones. No convenció a nadie. Maduro sorprendió en noviembre al
acusar de "golpe fascista de Twitter" a la pérdida de seguidores de su
cuenta en la red.
La maniobra gubernamental coincide con las amenazas
repetidas contra cualquier canal de televisión que transmita las
protestas, incluido el único que lo estaba haciendo, el colombiano
NTN24. Su señal fue sacada del aire, su sitio web bloqueado y su cuenta
de Twitter, hackeada. "Fue una decisión de Estado, para que lo sepan",
se ufanó Maduro.
A las emisoras locales no les va mejor. Las públicas
emiten propaganda gubernamental durante las 24 horas y las privadas
están amedrentadas desde hace años. Globovisión, otrora crítico, apuesta
por información liviana y lejos de la actualidad. "A partir de ahora,
me paso a los 140 caracteres. Hasta ahora trabajé como productora
general de Noticias Globovisión", escribió ayer en su primer tuit
Elizabeth Gaona, una de las siete profesionales del canal que
renunciaron en las últimas horas.
"Decimos no al bloqueo informativo", resumió el Colegio
Nacional de Periodistas. La situación es tan dramática que para hoy
organizó una cumbre urgente de profesionales para buscar vías contra la
censura. "Es una grave violación de la libertad de información,
imponiendo el gobierno censura y autocensura", destacó la organización
de derechos humanos Provea.
Una censura que, disfrazada de policía, también golpeó
durante la marcha del miércoles. Siete periodistas fueron detenidos y
tres de ellos todavía permanecían retenidos ayer. El fotógrafo Rafael
Hernández fue golpeado con saña, le robaron su equipo y permaneció nueve
horas esposado.
Trabajadores del diario El Universal se lanzaron a la
calle para exigir la liberación de los colegas. En otros medios
realizaron protestas parecidas. Los profesionales de la prensa escrita
se manifestaron 24 horas antes de la marcha de los estudiantes, que
provocó el recrudecimiento de la censura del gobierno. Reclamaban al
gobierno que les pague los dólares que debe a sus empresas, para que
éstas puedan importar papel.
La asfixia gubernamental ya provocó el cierre de 12
diarios. Todos los demás redujeron su paginación o sufren graves
problemas. El Nacional, uno de los diarios líderes, circula desde hoy
con un solo cuerpo de ocho páginas.
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