Pasaron las elecciones y muchos de los personajes políticos que eran candidatos a ocupar cargos de gobierno, y que rondaban las redes sociales, han desaparecido de las mismas. La pregunta es, ¿tenían perfiles activos solo para hacer campaña? o ¿realmente veían a Internet como la nueva posibilidad para generar una política participativa y una democracia al alcance de todos?
Es sabido que muchos de los candidatos políticos fallan muchas veces en su comunicación de campaña, y en lograr hacer llegar sus ideas y lineamientos de sus plataformas a la gente que los votará. Imaginen que si pasa esto con la comunicación unidireccional, lo distinto que se torna cuando hablamos de interactividad 2.0
La comunicación política que normalmente se dirigía las masas y de manera radial y despersonalizada, con el advenimiento de Internet, está quedando atrás, pero los candidatos todavía creen que cansar con spot publicitarios y empapelar la ciudad con sus caras y eslogan es y será la mejor estrategia comunicacional.
Lo cierto es que las nuevas herramientas y los nuevos medios, como lo son las plataformas virtuales, los antiguos y hoy renovados blog, los podcast, las encuestas 2.0, entre otras, se han convertido en indispensables para quiénes sepan usarlas y estén bien asesorados a la hora de implementar sus campañas y ser creativos a través de ellas.
Puntualmente en Mendoza, muchos de los que fueron pre candidatos, e incluso el gobernador electo, en época de elecciones fueron partícipes de conversaciones en 140 caracteres, de manera precoz y desordenada, pero en fin lo fueron. El tema es que pasadas las elecciones esas cuentas que por lo general eran manejadas por personas encargadas de las campañas se encuentran abandonadas y sin uso.
Es evidente que todavía la clase dirigente no está preparada para llevar adelante una comunicación persuasiva a través de redes sociales, y también no lo están los asesores de la mayoría de ellos. Digo la mayoría porque hubo algunos casos puntuales en que la estrategia 2.0 estuvo bastante bien lograda, aunque fue más un impulso de jóvenes militantes que de los partidos políticos.
Creo que a nivel posicionamiento el mejor caso fue el de la presidente, con el hastag #yolavoto, que llegó a ser TT, aunque por parte de la cuenta oficial no hubo ninguna interacción con la ciudadanía que obviamente preguntaba, criticaba, felicitaba y se expresaba arrobando las cuentas oficiales de varios políticos de turno.
La democracia es sinónimo de dialogo, y las redes y plataformas sociales permiten nada más y nada menos que eso. Por lo tanto, quiénes entiendan que una crítica on line, no es un problema, y que más problema y erosión genera la incomunicación, van a lograr efectos mucho más beneficiosos en sus campañas.
Personalmente le he escrito a algunos políticos a través de Twitter, esperando una respuesta o poder lograr una interacción y no he tenido respuesta. Esto muestra lo poco preparados que están a la hora de hacer política 2.0 y a la hora de captar las necesidades sociales y de la comunidad.
La web no solo permite empujar mensajes de campaña, también facilita el monitoreo de imagen, la captación de tendencias y necesidades socioculturales, la reivindicación de las bases democráticas, el diálogo permanente con el pueblo y de manera personal y no genéricamente, el acceso a la información y muchas otras cosas que ayudan al crecimiento de la política de nuestros días.
Desmitifiquemos a la web 2.0 y entendamos que las palabras son un arma poderosa que hoy tienen nuevos canales para ser transitados y que negarse a los cambios es negarse a la evolución. Por lo expuesto, tanto la política como los mercados y la sociedad deben ser educados para una mejor e inteligente forma de interactuar.
Por Facundo Zelaya, en "Conducto"
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