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Joaquín Marín: «El mundo de los estudios del deporte no ha prestado demasiada atención a la comunicación»

[El profesor de la Universidad de Sevilla coordina el libro Deporte, comunicación y cultura, que suma una perspectiva de estudio apenas abordada por los investigadores. Por M. Frechilla]
«Las sinergias que se pueden crear
en los estudios de la comunicación y
deporte entre Brasil, Portugal y España
son muy interesantes. Y por eso hemos
mantenido la lengua portuguesa en los textos»

Los deportes minoritarios, el correcto uso del lenguaje deportivo, la radio deportiva, los Juegos Olímpicos, el deportista como héroe y mito, la publicidad y los videojuegos deportivos... Así hasta 11 estudios recogidos en el libro Deporte, comunicación y cultura, un cóctel heterogéneo, pero con un nexo común: el deporte asociado a la comunicación, la cultura y al ocio. Joaquín Marín, profesor de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Sevilla con una trayectoria investigadora siempre ligada al deporte y la comunicación, coordina este trabajo con una doble aportación enriquecedora: abre vías de investigación y de análisis y cuenta con la participación en un mismo volumen de autores españoles, brasileños y portugueses. Comunicación Social Ediciones edita el libro en edición papel en www.comunicacionsocial.es y formato eBook en www.librosdecomunicacion.com






-¿Qué les llevó a publicar este libro, que usted coordina, sobre el fenómeno deportivo actual desde el punto de vista de la comunicación?
-La principal motivación es la ausencia de estudios científicos, de textos y análisis que estén relacionados con la comunicación y el deporte. Aunque el deporte pueda tener mucha repercusión a nivel mediático, sin embargo, al menos en España, no hay muchos estudios. Tengo un cierto recorrido en la investigación en estas cuestiones. A raíz de las Jornadas de Comunicación y Deporte, que organizamos en la Facultad de Comunicación, he ido conociendo a diferentes expertos a escala internacional. Quería, por la propia demanda de los asistentes, que los contenidos de las jornadas quedaran reflejados. Este libro pretende dejar testimonio de distintas posibilidades para seguir estudiando la relación entre medios de comunicación y deporte, un tema sobre el que, desgraciadamente, no hay muchos estudios publicados.


-Ya había coordinado Comunicación y deporte, un libro en la misma línea temática también publicado por Comunicación Social Ediciones. ¿En aquel caso en qué se centraban sus contenidos?
-Con la primera publicación, Comunicación y deporte, como dice el subtítulo, Nuevas perspectivas de análisis, la idea era intentar ir tocando los elementos principales desde diferentes medios: los tradicionales, como la radio o la televisión, y los nuevos medios, como el cómic o la historieta. Era abrir una primera vía y publicar cuestiones sobre la relación entre la comunicación y el deporte. También nace de las Jornadas de Comunicación y Deporte, que llevaban ya cuatro ediciones, encuentro en el que participaron los autores que firman el libro. El objetivo principal era que, a partir de ahí, cada una de las cuestiones se fueran ampliando con investigaciones. Tuvo muy buena acogida, sobre todo en países como México y Argentina, donde también había una ausencia de estudios. Y había que continuar. La idea era seguir abordando nuevas cuestiones en una segunda parte, que es la que ahora publicamos. 


-Llama la atención que se incluyan ensayos sobre temas dispares. Por citar  algunos, la radio deportiva actual en España, el deportista como modelo de conducta o las posibilidades publicitarias del videojuego para atraer público.
-Son trabajos que estudian el hecho deportivo desde una fundamentación teórica, pero ya no sólo desde los medios tradicionales, sino desde otros medios, nuevos medios asociados con el ocio, como el cine y los videojuegos. De ahí que dediquemos un capítulo a la publicidad y a los videojuegos deportivos. También habla del mito: en el deporte existen los referentes, los modelos, y, a raíz del deporte, el héroe se ha ido reinventando, cambiando. El libro es bastante heterogéneo, pero el elemento común es el deporte, pero el deporte no sólo asociado a la comunicación, sino también a la cultura y al ocio.


«El libro es bastante heterogéneo, pero
el elemento común es el deporte,
no sólo asociado a la comunicación,
sino también a la cultura y al ocio»


-También sorprende la participación de profesores portugueses, brasileños y españoles, de dos disciplinas diferentes: la comunicación y el deporte.
-En la primera obra ya lo hicimos e intento repetirlo en este segundo libro. Uno de los objetivos es que se combinara la función científica de la comunicación, con la ciencia de la actividad física y del deporte. Los autores proceden de estas dos disciplinas. El objetivo fundamental es impulsar el desarrollo mutuo de ambas actividades. Desgraciadamente, el mundo de los estudios de la educación física y el deporte no ha prestado demasiada atención a la comunicación. Las ciencias del deporte se han centrado más en la biomecánica, el entrenamiento... últimamente sí ha prestado atención al marketing y el negocio, pero no a la comunicación. En este libro es algo que, por primera vez, se ofrece desde una triple visión académica de destacados profesores que vienen también de Brasil y Portugal. Creo que las sinergias que se pueden crear en los estudios de la comunicación y deporte entre los tres países son muy interesantes. De ahí que yo haya querido respetar la lengua portuguesa de los textos. 


-Precisamente sobre ese asunto quería preguntarle. ¿Por qué consideraron importante mantener los cuatro capítulos del libro escritos por autores portugueses y brasileños en su lengua original?
-La idea era favorecer el intercambio de las tres culturas: brasileña, portuguesa y española. En primer lugar se han mantenido en su lengua original sencillamente porque se entienden. Si bien es verdad que en Brasil y Portugal están más habituados a leer textos en español que en España los escritos en portugués, no creo que el lector español tenga que hacer un esfuerzo muy grande para comprenderlo, porque el portugués tiene bastantes semejanzas con el castellano. Se planteó la posibilidad de traducirlo, pero con la traducción algo se pierde. Y en caso de haberlo traducido, tendríamos que haberlo traducido a ambos idiomas y la edición habría resultado muy compleja. En definitiva los he mantenido en su lengua original para respetar el contenido de cada autor y porque, repito, no entiendo que suponga una falta de comprensión para el lector. Estuve observando e investigando y veo que esto es más propio de culturas más avanzadas. En países nórdicos se suele hacer. En estudios en que participan autores de diferentes países de la zona se mantiene el danés, el noruego y el sueco porque son bastante parecidos. 


-¿Piensa que debe ser la vía que ha de seguirse en el futuro, más cuando portales como www.librosdecomunicacion.com, que promueve Comunicación Social Ediciones y a través del cual va a distribuirse la edición digital del libro, son una buena plataforma para llegar a la comunidad portuguesa y brasileña? ¿Garantiza una mejor recepción y acogida de los títulos?
-Sin duda. Las razones de afinidad lingüística lo justifican, pero, además, eso va a conseguir que los estudios lleguen a más público. Sobre todo, hoy en día con las publicaciones electrónicas, que te permiten traducir en línea. El poder contar con publicaciones electrónicas y mantenerlas en el idioma puede ayudar a que lleguen a más gente, y favorecer un mayor intercambio de contenidos. Si hay una afinidad lingüística entre dos países, se debería mantener el texto en su idioma original. También está la opción del inglés, que se planteó. Sin embargo, aunque parezca mentira, en la comunidad iberoamericana no se domina tanto como el español. La intención es que la comunidad luso-parlante reciba mejor el libro, que llegue mejor. De hecho, me hubiera gustado que hubiera más textos portugueses y brasileños, al 50% con los españoles. 


«Si hay una perspectiva de crear
cultura deportiva a largo plazo,
un evento deportivo es rentable»
 

-Comentan en el libro que «los grandes eventos deportivos continúan generando un gran impacto económico y social asociado a una alta repercusión mediática». Brasil, precisamente el país del que proceden algunos de los investigadores que participan en el libro, tiene ahora una oportunidad con los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol. ¿Un evento deportivo puede ayudar a un país a remontar una crisis económica?
-Yo creo que sí ayuda. Por lo que mis colegas en Brasil dicen, hay un momento de emergencia económica. Pero hay que tener un poco de cabeza para administrar los recursos económicos que un evento deportivo deja en un país. En los eventos deportivos, es muy importante el legado y lo que va a pasar después. Si hay una perspectiva de crear cultura deportiva a largo plazo, yo creo que es rentable, no sólo desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista del impacto social y cultural en la población. Tenemos el caso de los Juegos Olímpicos de Barcelona, que cambiaron la ciudad. En Río hay muchas zonas desfavorecidas y quizá los juegos no erradiquen la pobreza, pero sí ayudarán a que ciertas zonas deprimidas dejen de estarlo. Soy positivo, aunque en este tipo de acontecimientos hay mucha gente que se aprovecha y mucha corrupción, y ésa es la principal duda que plantearía. Generalizando, diría que sí que ayudan, lo que pasa es que no sabemos lo que va a pasar luego. Yo no me quedaría sólo con la transformación y el negocio económico, sino con el impacto que puede tener en la población. En Brasil yo creo que sí puede ayudar. El caso de Londres lo veo más como una oportunidad para llevar a cabo una transformación urbanística en la ciudad, sin más.


-En el libro también aparece el asunto del lenguaje deportivo, en este caso el utilizado en la radio. Hace poco se ha celebrado un seminario en San Millán de la Cogolla para analizar el uso que hacen del lenguaje los periodistas deportivos. ¿Enriquece o empobrece el idioma? ¿Debe aprobarse el uso de extranjerismos y formas coloquiales?
-En el libro hay dos capítulos que analizan el lenguaje deportivo en la radio, en Brasil y en España, y ambos nos dicen que el lenguaje deportivo maneja muchas emociones, es bastante instantáneo. Es verdad que a veces se utiliza un estilo que puede llegar incluso a ser poco apropiado, llegar a la vulgaridad, sobre todo en las retransmisiones en directo, y ahí es difícil mantener unas pautas lingüísticas. Pero también fuera de esas retransmisiones, en las tertulias, se utiliza un lenguaje que se acerca bastante al fanatismo. Las emisoras son las responsables de vigilar el lenguaje que se utiliza en sus programas. Reconozco que es difícil porque al manejarse muchas emociones los medios más enfervorizados se escapan y no controlan bien el lenguaje.  Es algo que no es exclusivo de España, sino que pasa en todos los países, ocurre en Portugal, en Inglaterra... Esos dos textos que aparecen en el libro pueden ayudar a reflexionar.


«Ha habido una corriente
creciente de sensacionalismo
alrededor del deporte, en buena
parte propiciada por la televisión»


-¿Se debería comedir un poco, tanto el lenguaje como las formas?
-Sí, pero ya depende de cada medio de comunicación, de cada emisora. Las emisoras de más renombre suelen cuidarlo, pero hay otras emisoras, más pequeñas o asociadas a equipos de fútbol, que no lo hacen: te dan ganas de apagar la radio porque hacen daño al oyente. El fútbol, ya no tanto el deporte en general, mueve mucha audiencia. Y para conseguir cercanía, para despertar más interés y conseguir más audiencia, los periodistas deportivos desvían el lenguaje. Muchas veces con el uso del lenguaje se está fomentando la violencia, y eso ocurre no sólo en la radio, sino en la prensa deportiva, en la que también se utilizan titulares sensacionalistas. Pero eso, insisto, ocurre con el fútbol, pero no en otros deportes. Es muy difícil que en una competición de atletismo, gimnasia o natación, se insulte directamente a un juez.


-En el segundo capítulo, Gil y Romano comentan que los contenidos de la prensa rosa están apareciendo cada vez con mayor frecuencia en los programas deportivos.
-Sobre todo en las tertulias nocturnas de la radio, en las que parece que no hay guión, sólo una pauta. Vemos cómo el periodista está hablando con un futbolista sobre un partido y, de repente, le pregunta «¿Qué dice tu novia de que Vicente del Bosque te haya convocado para la Eurocopa?», cuando ni a él ni a los oyentes les importa, porque es algo que forma parte de su vida privada. El problema es que el deportista muchas veces se presta a ello. Cada uno es libre de contestar y contar su vida privada, pero también el periodista tiene la habilidad, el poder, para poder sacar ese tema o no. Muchas veces en la tertulia se habla de cosas intrascendentes, que no tienen nada que ver con el deporte. No me extraña que a algunos periodistas que están al pie del cañón les entren a veces ganas de dejarlo porque se dan cuenta de que no están haciendo periodismo, sino sensacionalismo del tipo ‘Sálvame’. Se están metiendo en la vida personal de cada futbolista, hablan de qué coche tiene, quién es su novia, a veces se le persigue sin que se dé cuenta... Se va más allá del deporte y, desgraciadamente, no se controla. Ha habido una corriente bastante creciente de sensacionalismo alrededor del deporte, en buena parte propiciada por la televisión. Si bien es verdad que hay personajes, como Mourinho o Cristiano Ronaldo, que lo ponen bastante fácil. 


«Es importante la educación
ciudadana, e inculcar a la gente
que el deporte no sólo es
el fútbol, son más actividades»   


-También se trata en el libro del eterno problema: los deportes mayoritarios aparecen en los medios, quizá hasta el hartazgo, según opinan algunos, mientras que los minoritarios quedan relegados a un breve en la última columna.
-Es de lo que trata el capítulo cuarto: «Las actividades de la naturaleza. Nuevas tendencias para comunicar». La mayoría de la gente no sabe que existen posibilidades de ocio (escalada, senderismo y demás) que no llegan a la población porque no aparecen en los medios. Muchas veces el ciudadano de a pie se entera por casualidad o por inquietud. Pero en los países latinos, del sur de Europa, es muy difícil competir con el fútbol, porque el fútbol es un negocio y los medios de comunicación viven de ello. En vacaciones, como ya no hay fútbol, no se habla de deporte, sino de polideportivo. No me gusta. Tampoco me gusta que de algunos deportes sólo se hable cuando se gana algo. Si Gemma Mengual gana en natación sincronizada, como ha ocurrido en los últimos años, entonces se habla de natación sincronizada. Si no hubiera llegado a lo que llegó, no se hubiera hablado de esta modalidad. Es una cuestión de madurez y de educación. Por eso es importante la educación ciudadana, e inculcar a la gente que el deporte no sólo es el fútbol, son más actividades.


-¿Ocurre lo mismo en Brasil y Portugal?
-En Portugal, con Mourinho y Cristiano Ronaldo, sí. Probablemente son las dos personas más influyentes en el país. En Brasil, el fútbol se sale incluso de lo racional, es una especie de religión. Hay estudios que dicen que cuando la selección gana un torneo, la economía del país crece. Hay un fanatismo compartido por el hombre y la población femenina. Pero Brasil es muy grande, es casi un continente, y hay zonas de Brasil en las que existe un interés por otras actividades deportivas, lugares donde se practican muchas actividades en la playa, hay fútbol playa, voley playa, capoeira... Hay mucha cultura deportiva, pero el fútbol monopoliza, aunque de manera diferente que en España y Portugal, donde el fútbol es casi lo que manda. Si lees el periódico Marca o A Bola, el periódico deportivo que más se lee en Portugal, o los programas de radio y televisión, es siempre lo mismo. Es una saturación excesiva, que lo que hace es apartar al resto de los deportes.

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