Marías batalla contra “los disparates que se dicen”. Pero cree que es una lucha perdida.
(Publicado en Clarín)
Está derrotado y resignado.
Javier Marías cumplió 60 en septiembre pasado, pero lo suyo no es un problema de edad. Todos los años, su nombre suena para el Nobel, tiene millones de lectores pero ninguna esperanza para el futuro de la lectura y de la lengua española. “Al ritmo que vamos –asegura– dentro de 50 años los lectores tendrán dificultades no ya para entender el Quijote sino lo que escriben los novelistas actuales”. Dentro de 50 años, lo más seguro es que Javier Marías esté muerto, pero igual le preocupa y está decidido a dar una batalla estoica y desigual para defender el idioma. “Creo que es una batalla perdida la que todavía nos empeñamos en librar unos pocos, llamando la atención sobre los disparates que se dicen”, asegura el español en una entrevista telefónica con la agencia Efe.
Tanta indignación coincide con la publicación en España de su flamante libro Lección pasada de moda
(Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) que reúne medio centenar de
artículos relacionados con el idioma. Para Marías –autor de más de una
docena de novelas y miembro de la Real Academia Española– el problema no
es sólo la (no) lectura sino también “la marea de disparates” que dicen
los 450 millones de hispanohablantes. “La lengua es una especie de sopa
boba en la cual la gente chapotea. Todos los dichos, frases y modismos
se utilizan indiscriminadamente”, dice Marías.
El abatimiento del escritor empeora cuando recuerda lo mal que se utilizan los dichos populares. El otro día escuchó en un noticiero que un ciclista “se conoce los Pirineos “como anillo al dedo’ ”. “Será ‘ como la palma de la mano ’”, contrapone.
En su batalla por el idioma, Marías descubrió algunos enemigos íntimos. La Real Academia Española, que integra desde 2006, aceptó la expresión “ hacer aguas ”, que “se emplea ahora continuamente en prensa y televisión para lo que es ‘ hacer agua ’”. Antes, –recuerda– “hacer aguas menores sería hacer pis y aguas mayores, hacer caca”. Por eso, cuando en un partido de fútbol dicen que “el Barcelona empezó a hacer aguas a mitad de tiempo”, a Marías le suena como “ si el equipo entero se hubiera puesto a orinar ”. Messi, también. Para Marías, “estupefacto” con la traición de la Academia, tampoco hace aguas un bote ni la relación de un matrimonio.
Para él, la televisión y los medios de comunicación son los culpables de la debacle lingüística. “La gente que interviene en ellos cada vez habla peor y se contamina todo. Se dicen barbaridades”, agrega. Allí habitan muchos de los militantes de la corrección política que desaconsejan emplear términos como “negro”. “Normalmente quienes están tan preocupados –señala– por ese tipo de cosas son los verdaderos racistas”. Si durante milenios las lenguas se volvieron cada vez más precisas, ahora transitamos el camino inverso. “Da igual un término que otro, si al fin y al cabo nos entendemos. Es cierto, pero acabaremos haciéndolo como los hombres de las cavernas”, profetiza. El presente es más oscuro: “es una batalla perdida”.
Comentarios
Publicar un comentario