En mis interacciones diaras con redes sociales,
hay dos que en particular me resultan muy útiles: Linkedin y Twitter, pero
igualmente utilizo (como otras 800 millones de personas): Facebook.
Pues bien, dentro de Facebook y Linkedin
existe un área para compartir enlaces, información, contactos, entre otros
elementos basados en la participación de los integrantes de estos conglomerados
de personas, llamados Grupos.
Los grupos de Linkedin (ver enlace), y en menor
medida, los de Facebook, son precisamente manifestaciones temáticas del
concepto de interactividad: participa/escucha/responde/actúa. Sin embargo, es sorprendente que grupos
especializados en 2.0 (por lo menos en nombre), establezcan filtros para sólo
publicar elementos propios o de sus integrantes empresariales, dejando sólo en
el mejor de los casos, la opción de comentarios para aquellos que estamos
inscritos, como si el concepto de participación fuera lo equivalente a
“aplaudir” digitalmente (esperando el consabido: “Me gusta”).
Esto no estaría mal, si fuera una página web,
con mentalidad 1.0, como casi todos los sitios web, donde uno solo controla el
contenido, y publica previa revisión de las colaboraciones.
En ese sentido nuestro sitio:
emprendovenezuela.net, es eso. No publicamos abiertamente los artículos de
colaboradores, sino que hacemos un proceso de filtrado, selección, editado,
diagramación y luego, lo compartimos. Esto es así para mantener la calidad del
mismo. Sin embargo, lo asumimos desde el principio, sin ningún rubor. No somos,
ni pretendemos ser 2.0 en ese sentido.
Creemos, por el contrario, que una sobreexplotación del 2.0, crea una
intoxicación, sin mayor calidad.
Pero, en nuestras redes sociales, en
particular, en nuestro grupo de Linkedin (al cual invito, pueden acceder por
este enlace) y en el de Facebook (igualmente, pueden acceder por este enlace), ese
principio debe ser a la inversa: publiquen todo, y lo que no sea necesario, se
borra con posterioridad, es decir, la edición es posterior, porque el principio
es la participación y no la calidad o juzgamiento de estas. Y esto, sólo si es
un tema que empobrezca, porque nada más fuerte que la indiferencia de los
miembros, para demostrar que dicha conversación no despierta mayor interés.
Lo increíble es que en la mayoría de los casos,
donde se dan estos “filtros” (que a su vez, tardan en el tiempo, creando un
silencio incómodo de días o semanas, desde el envio de la participación) han
sido grupos venezolanos especializados en “emprendimientos”, “conversaciones
2.0” y otras áreas, lo que han asumido la conducta 1.0, bajo el título de
“participativo” o “colaborativo”, dentro de las redes sociales. Y lo lamento,
aplaudo estas iniciativas, pero creo que sus prácticas 2.0, son radicalmente
diferentes a lo que estan tratando de defender o propugnar en el país. Una
página web es (o debería ser) 1.0, ya el 2.0 es conversar, y eso implica que
cualquiera pueda comenzar la conversación, cuando desee, y no una teledirigida
o diferida, según voluntad del editor o “administrador”.
Imaginen el fracaso de las redes sociales, si
antes de publicar, nuestras participaciones fueran revisadas por un “comité”,
para luego publicarlo. Eso sería poco útil.
Cuando una pagina en una red social, diseñada
para conversar (como una “pagina” de Facebook o un grupo en Linkedin), modera
de tal nivel que sólo puede publicar su propietario, deja de ser 2.0 y vuelve
al 1.0. Se usa como medio de divulgación, y el 2.0 será que diga “me gusta” o
“comente” algo sobre lo que “YO” (administrador de la página en Facebook o del
grupo en Linkedin) diga.
No sé, en estos casos, algo se perdió en el
camino, y ese algo, es el otro, los consumidores, los usuarios, en fin, la
conversación. Tal vez, este artículo debió llamarse “en busca de la
conversación perdida” o “los monólogos del 2.0”, pero la realidad es que esta
actitud es un error de principio, más común en los grupos medianos y pequeños (medidos por su cantidad de miembros y de
conversaciones iniciadas por día) y en español, que en los grandes y en ingles,
cuya participación normalmente es abierta, no limitada a “aprobaciones” de la “gerencia”.
Fernando Fuentes Pinzón
@emprendovzla
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