Javier Baños
Con frecuencia, la posibilidad de un nuevo encargo profesional me
obliga a dedicar parte de mi tiempo a estudiar, a aprender técnicas y a
investigar enfoques que me ayuden a dar respuesta a las necesidades planteadas
por el cliente. Es algo tan habitual que, con cada nuevo proyecto que me
proponen, me pregunto ¿qué me va a tocar aprender ahora? Es estimulante ser
polifacético, pero resulta agotador. Y arriesgado.
Las nuevas tecnologías y la democratización del acceso a la comunicación de masas hacen de este universo algo cada vez más complejo. Cada nueva propuesta profesional puede suponer una vuelta de tuerca más a la anterior. Ya no basta con una web. Hay que tener un blog y estar en Redes Sociales.
Hay que manejarse con la misma soltura organizando estrategias en Social Media que campañas de Adwords. Tienes que saber interpretar las estadísticas de Analitycs. ¿Por qué no salimos entre los 20 primeros resultados del buscador? Queremos añadir un widget al weblog que nos diseñaste en Wordpress. Hemos pensado organizar una campaña de…
Del periodismo al infinito… Y más allá
Mi formación es como periodista. En mis tiempos de facultad, aprendías
a redactar para los diferentes canales, profundizabas en los códigos propios de
cada medio y adquirías cierta destreza en el manejo de las tecnologías que les
eran propias, tales como tipómetros, los primeros Mac’s, las míticas Revox y
las camcorders con el grabador en bandolera. En esencia, los estudios se
dividían en dos bloques. Uno con un fuerte componente práctico, enfocado a la
elaboración de contenidos para los diferentes medios existentes entonces, y un
segundo bloque más teórico.
"El vídeo marketing se perfila como la próxima frontera a conquistar, con lo que tocará hacer un curso CCC en la rama Spielberg"
La llegada de internet supone un nuevo territorio comunicativo por
descubrir. Para abrirte camino en la profesión, cada vez es más necesario
adquirir conocimientos de diseño web, nociones de html, usabilidad y atesorar
conocimientos y habilidades para desenvolverte en el entorno Social Media. Todo
ello debe aderezarse con destreza en fotografía digital, marketing o SEO, entre
muchas otras disciplinas. Ahora, el vídeo marketing se perfila como la próxima
frontera a conquistar, con lo que tocará hacer un curso CCC en la rama
Spielberg para ahondar en los secretos de la filmación y edición audiovisual.
Al igual que otros muchos colegas, he dedicado una ingente cantidad de
horas a estudiar, averiguar, experimentar y rectificar para conseguir desenvolverme
con cierta pericia en diferentes áreas. En contrapartida, no puedo presumir de
ser un experto en nada.
Equipo multidisciplinar de uno
Y esto, ¿es bueno o es malo? Pues no lo sé, pero sí parece necesario.
Como freelance independiente, no estoy arropado por un equipo. A mí me
encantaría colaborar codo con codo con diseñadores, desarrolladores, expertos
en SEO y SEM, Content Curators, Community Managers… Tener la oportunidad de
trabajar con un equipo así debe ser la hostia. Sin duda, es mucho más relajado
que tener que hacer gala de un perfil profesional tan poliédrico, casi
esquizofrénico.
"Tener la oportunidad de trabajar con un equipo debe ser la hostia"
Pero ese tipo de proyectos son para las agencias que reúnen equipos
multidisciplinares propios y la posibilidad de contratar puntualmente colaboradores
externos. Esas que, lógicamente, ni siquiera se sientan a hablar con el cliente
por proyectos inferiores a los 30.000€. Mis posibilidades se orientan hacia encargos
mucho más modestos, perfectos para el desarrollo de un trabajo más, digamos
artesano. Esos proyectos tienen que ser cuidados con la misma profesionalidad
que lo haríamos con un encargo al que se dediquen más recursos. Las necesidades
de un cliente modesto no son menos importantes que las de una gran corporación.
Por otro lado, cuantas más competencias se adquieran más posibilidades habrá de
conseguir nuevos proyectos.
Cautela con los nuevos retos
De todos modos, creo que hay que poner un límite y no correr riesgos si
no se está seguro de poder afrontar con solvencia determinados retos. Un hombre
orquesta toca muchos instrumentos, pero me pregunto si toca realmente bien
alguno. Por otro lado, el prestigio cuesta mucho construirlo, pero muy poco
dilapidarlo, y cuantas más responsabilidades asumes, más posibilidades tienes
de fallar. Es preferible manejarse con soltura en unas pocas áreas que querer
asumir más de lo que sería razonable.
¿Habéis necesitado estudiar cómo responder a las exigencias de un
proyecto para no renunciar a él? ¿Os ocurre con frecuencia? ¿Lo consideráis un
estímulo o una necesidad? Me gustará conocer vuestras experiencias.
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