- Periodistas y ciudadanos han encontrado en las redes sociales chinas un nuevo espacio para publicar información sobre casos de corrupción de funcionarios, la cual no pasa por los filtros oficiales.
- El gobierno chino ha emprendido una nueva campaña de censura, llamada a combatir los rumores en la red, que ha llevado a la cárcel a varias personas acusadas de esparcirlos, así como al cierre de sitios web.
- En medio del reforzamiento de la censura, un periodista lanza una innovadora iniciativa para captar fondos y publicar sus artículos en las redes sociales, de forma independiente.
- En la era digital, una nueva generación de periodistas ciudadanos chinos está dispuesta a informar sobre temas sensibles y utilizan internet como su espacio vital de trabajo y de protección.
Aunque el título le parezca
extraño, sí, leyó bien, en China están revolucionando la forma de
hacer periodismo, y ocurre en un caso que hasta el momento, con sus
guardadas distancias, no tiene un símil en Occidente.
La narrativa que predomina sobre China en los “medios
occidentales”, comúnmente referidos a aquellos con base en Europa
y Estados Unidos, muestra predominantemente la imagen de un
país completamente autoritario, sin matizar los espacios de
libertad que existen al interior del mismo.
Incluso hay quienes afirman que en el gigante asiático no se hace periodismo, sino sólo propaganda, una forma poco seria o estereotipada de descalificar los mil 937 periódicos que se editan ahí, convirtiendo a China en el país con el mayor mercado de diarios del mundo.[i]
Sin embargo, el modelo periodístico que está levantando las cejas de propios y extraños no está surgiendo en los periódicos sino en las redes sociales chinas.
A mediados de septiembre pasado, el periodista Yin Yusheng publicó un mensaje abierto a los internautas en su cuenta de weibo, —el equivalente chino de twitter— el cual expresaba:
“Soy un reportero con amplia experiencia y no tengo miedo a los poderosos ni a la violencia. Seré un periodista de investigación independiente, no adscrito a ninguna agencia de noticias. Estaré con los internautas cuanto esté en línea o cuando esté reportando en el lugar. Quiero reportar las noticias que los internautas quieren conocer. Si tú estás cansado de escuchar cómo algunos medios alaban sus logros, o harto de los medios web halagadores, es tiempo de cambiar la situación”.[ii]
Yin Yusheng tiene como carta de presentación el haber trabajado
10 años en distintos periódicos. Ganó prestigio en 2010, cuando
reportó el caso de Li Qiming, hijo de un subjefe de la policía, en la
provincia de Hebei, quien tras atropellar a dos estudiantes al
conducir ebrio en la universidad, trató de usar la influencia de
su padre para evadir la justicia. Una de las estudiantes falleció y
la otra quedó lesionada.
“¡Demándame si te atreves, mi padre es Li Gang!”, gritó el joven para amenazar a los guardias que lo detuvieron. El caso cobró dimensión nacional en las redes sociales, donde los internautas presionaron para que no quedara impune.
La cínica frase que gritó Li circuló en la red como un meme que ilustraba la corrupción en China y los privilegios de los hijos de los oficiales.
Los censores del gobierno trataron de detener la cobertura de la noticia, pero la presión social en Internet fue enorme, por lo que se vieron obligados a reportar el caso, incluso en la televisora estatal CCTV.[iii]
Li Qiming fue condenado a seis años de prisión, una pena menor que la corte justificó porque el inculpado indemnizó a las víctimas y aceptó su responsabilidad.
Yin Yusheng, el periodista que reportó la historia, perdió su trabajo, sin embargo atestiguó el poder que estaba cobrando Internet para difundir la información periodística y romper la censura.
El gobierno también tomó nota de ello.
Revolucionando las prácticas periodísticas chinas
¿Qué es lo que está haciendo Yin Yusheng para sostener que su propuesta no tiene parangón en China?
Con el ascenso de los medios digitales y la caída de los ingresos
de los medios tradicionales, se ha desarrollado una práctica
llamada crowdfounding, que se traduce como el financiamiento en Internet.
Estados Unidos y Europa son las regiones pioneras donde en los últimos años se han creado plataformas crowdfounding exclusivas para los periodistas que deciden trabajar por su cuenta.
El modelo funciona con un intermediario, una plataforma web en la que se abre un espacio para que los periodistas oferten sus trabajos terminados o los proyectos a realizar, ya sean fotografías o textos, y reciban donaciones en línea. En caso de concretar una transacción, las plataformas se quedan con un porcentaje que va del 10 al 25%.
Pero en el caso de Yin, su propuesta de crowdfounding hace a un lado los intermediarios y va directo al público.
En su cuenta de weibo, Yin propuso a los internautas financiar dos historias en las que él quería trabajar. Una se basaba en la detención de un periodista acusado de mantener cautivo a un trabajador dentro de la excavadora con la que éste demolería una casa, en la provincia de Shandong. La segunda historia refería a las acusaciones de corrupción de una docena de policías en contra del departamento de justicia local, en la provincia de Henan.
Indicó a los internautas que las donaciones se podían realizar en el sitio Taobao, la principal plataforma de comercio electrónico de China, donde los minoristas venden prácticamente de todo. Cada uno puede aportar desde un mínimo de 10 yuanes hasta un máximo de mil. El límite en el monto en las donaciones por cada internauta es para evitar que el dinero influya en los reportes, según Yin explicó en entrevista al diario oficial Global Times.
Una vez que se alcanza la suma de 5 mil yuanes finaliza la petición y Yin inicia la investigación. En cada historia se toma 10 días para indagar.
A consideración del mismo periodista, 5 mil yuanes es la cantidad suficiente para realizar un trabajo. El monto cubre viáticos y su salario.
Dos días después de lanzar la convocatoria, Yin ya había recibido 8 mil yuanes de donantes individuales que aportaron desde 10 y 200 yuanes. Todos los mensajes eran elogios por dicha iniciativa.
De este modo, Yin comenzó a trabajar en su primera historia y se comprometió a publicarla en weibo, junto con los gastos hechos, con el fin de transparentar a los internautas el financiamiento de la cobertura.
El periodista reconoce que no espera ganar mucho dinero con este modelo experimental de periodismo financiado en la red.
Es cuidadoso ante las expectativas por su trabajo, por ello no se compromete a ofrecer la verdad, sino en “aportar datos y hechos”, según publica en su weibo, y para garantizar objetividad, ofrece hacer entrevistas imparciales.
“Estoy preocupado acerca del tema de la seguridad. Sin embargo, nuevas cosas son las que valen la pena probar. Quiero ver qué tan lejos puedo llegar”.[iv]
Temerario o valiente. Todos se preguntan hasta dónde llegará Yin o hasta dónde lo dejarán llegar con su trabajo, ya que presenta su modelo periodístico justo en momentos en que el gobierno chino ha emprendido una nueva campaña de censura, llamada a combatir los rumores en la red, pero que en el fondo es considerada una acción para evitar que periodistas independientes y ciudadanos ventilen casos de corrupción y abusos de poder en las redes sociales, lo que alienta el descontento social.
Apertura informativa controlada
Beijing, además de ser la capital de China, es considerada el
centro político y cultural del país; en cambio Shanghai es
identificada como el lugar para hacer negocios, pero Guangzhou es
la zona más liberal, donde se ha desarrollado el periodismo de
investigación independiente.
El crecimiento económico, el desarrollo de las telecomunicaciones, la urbanización y los mayores niveles educativos han propiciado una paulatina liberalización de los controles informativos.
El más reciente ejemplo es la Zona Piloto de Libre de Comercio de Shanghai, la cual comenzó a funcionar a fines de septiembre, donde se desbloqueará Facebook y Twitter —mediante la aplicación de permisos especiales—lo que ha generado muchas expectativas en el extranjero, que ya miran esta acción como una apertura a la libre expresión. [v] Debido a que el régimen no puede ejercer control sobre estas plataformas, desde 2009 decidió bloquearlas tras las revueltas ocurridas en la provincia de Xinjiang.
Sin embargo, el Global Times, diario oficial del gobierno, se encargó de echar agua fría a los entusiastas. En un comentario editorial advierte que el libre acceso de Internet es “sólo para facilitar el libre comercio” en la zona de 29 kilómetros que abarca el proyecto piloto.
La muralla digital, refiere el diario, ha servido para “garantizar la seguridad del ciberespacio chino”, un medida basada en la “realidad, no en valores”.[vi]
En otras palabras, la apertura de internet no es una concesión de derechos para los chinos, sino una vía para atraer a los extranjeros. La razón es económica, no política.
Más allá de esta isla de libertad vista desde el extranjero, es cierto que al interior del país existe una mayor apertura informativa en temas locales que preocupan a la gente, y que son incluso reportados en los órganos oficiales del gobierno chino, tales como corrupción, abusos de autoridad, desigualdad social, contaminación, seguridad de los alimentos e incluso, de forma esporádica, la necesidad de reformas al sistema político, siempre que estas ideas sean pronunciadas por los líderes políticos.[vii]
Los aires de apertura se vieron en 2008, durante la cobertura del terremoto de 8 grados de magnitud que devastó la provincia de Sichuan y causó la muerte de 69 mil personas.
El gobierno flexibilizó los controles a la prensa y permitió a los periodistas chinos hacer su trabajo, quienes reportaron abiertamente cómo muchas construcciones derrumbadas se habían edificado con materiales de mala calidad, lo que apuntaba a corrupción de oficiales locales.
Por primera vez en la historia de la República Popular China, en la televisión estatal se hizo un seguimiento en vivo de un desastre de esta naturaleza, antes sólo se presentaban reportes grabados. Medios como CNN y BBC retomaron las imágenes de las televisoras chinas. El caso mostró a sus pares extranjeros que en China también se hacía periodismo.[viii]
En los últimos años los medios chinos privados e independientes han desarrollado un periodismo de investigación respetable. Reportan una gran variedad de temas en el ámbito local con relativa libertad, mientras no violen la regla de oro que es poner en duda o criticar la legitimidad del Partido Comunista y a sus principales líderes. Recordemos que el Premio Nobel de la Paz 2010, Liu Xiabo, desde 2008 cumple una condena de 11 años en prisión por pedir democracia en China.[ix]
A partir de que Deng Xiaoping introdujo la reforma de apertura al exterior, en 1979, cambiando la línea radical de Mao para dar paso al “socialismo con características chinas”—entendido como el capitalismo planificado por el Estado— el gobierno autorizó la creación de medios de comunicación privados, los cuales pueden comercializar su información para atraer anunciantes. Tal como funciona en cualquier sistema de mercado.
Ello no implica que el régimen cede el control sobre los medios. Las autoridades deciden cómo y cuándo se crea un nuevo periódico; a quiénes se contratan, ya que para ser periodista se requiere una licencia. También se define cómo se deben abordar los temas sensibles, entre ellos los conocidos como la “triple T y la F”: Taiwán, Tíbet, Tiananmen(por el movimiento estudiantil del 1989) y el Falungong (un organización espiritual proscrita).
Siguiendo la línea oficial, los medios tienen garantizada una cierta autonomía, pero no la suficiente como para evitar los controles.
Los periódicos frente al arribo de internet
En un espacio acotado para reportar temas públicos, el mercado
periodístico chino vive una competencia feroz por la búsqueda de
patrocinios y lectores. El panorama se complica ante el
surgimiento de Internet y la popularización de las redes
sociales chinas, que ahora emergen como fuentes de noticias.
Si en 2008 los periodistas chinos mostraron al mundo que también saben investigar, en 2011 los ciudadanos mostraron que no necesitan ni Facebook ni Twitter para ejercer su libre expresión.
Ese año fue marcado por el accidente de tren de alta velocidad en Wenzhou, en la provincia de Zhejiang, en el que murieron 40 personas y 190 resultaron heridas.
A minutos de ocurrir el accidente, en las redes sociales chinas comenzaron circular mensajes pidiendo ayuda. Conforme avanzaban las horas, crecía el descontento por la actuación de las autoridades, que más que atender el incidente estaban preocupadas por cubrirlo. Y, literalmente, intentaron sepultar uno de los trenes para ocultar las causas de la tragedia, según denunciaron internautas en weibo.
El descarrilamiento del tren, además de las fallas técnicas, fue producto de la negligencia y la corrupción al interior del Ministerio de Ferrocarriles, ya que por inaugurar con premura la nueva ruta ferroviaria, no se atendieron todas las medidas de seguridad.
En Sina y Tencent, los principales proveedores del servicio del microblog conocido como weibo, circularon más 20 millones de mensajes sobre la tragedia, algunos para movilizar ayuda y otros dirigidos contra la actuación de las autoridades. Los censores se vieron rebasados.
Por su parte, los medios chinos realizaron una cobertura crítica sobre el accidente, incluso en los órganos oficiales. Demandaban respuestas sobre lo que pasó y qué autoridades eran responsables. El caso Wenzhou marcó un hito en China porque mostró el poder de las redes sociales para convertirse en los nuevos espacios informativos.
Weibo, el nuevo referente informativo
En China, como en otras partes del mundo, los periódicos están
perdiendo terreno en el consumo informativo entre los jóvenes
menores de 30 años,[x]
quienes mayoritariamente se informan en Internet y
particularmente en las redes sociales, espacios que gozan de mayor
credibilidad, con todo y que también se difunde abundante
información no verificada.
Si bien el negocio de los periódicos impresos en China está muy lejos de vivir en crisis, comienza a mostrar signos de declive. Los puestos de revistas están cerrando. El Global Times reportó que, en opinión de los vendedores, en los últimos dos años las ventas de diarios han caído entre 20 y 50%.[xi] Las tendencias indican que se acelera su declive conforme se incrementa el número de personas con acceso a Internet.
El país asiático tiene el mayor número de internautas del mundo, con 591 millones, de entre los cuales, 420 millones se conecta usando dispositivos móviles (teléfonos, tabletas, entre otros), esto es el 74 por ciento del total.[xii]
En términos de penetración, el 42 por ciento de la población tiene acceso a la red, lo que significa que la mayoría aún se sigue informando en los medios tradicionales, sin embargo, por su ubicuidad y rapidez, las noticias se están generando en la red y se prevé que habrá un mayor consumo informativo a través de dispositivos móviles.[xiii]Un reflejo son los 274 millones de usuarios que tienen cuenta registrada en weibo, la cifra más grande de microblogueros en el mundo.
Si por un lado Internet afecta a la industria periodística, por otro lado libera a los periodistas de las organizaciones mediáticas, como ocurre con el caso de Yin Yusheng, quien puede independizarse y trabajar directo con sus lectores, pero su caso no es el único.
Gracias a internet, una nueva generación de periodistas ciudadanos está reportando directamente al público a través de sus cuentas de weibo o microblog, sin pasar por los medios tradicionales y, por ende, los controles del gobierno.
La era digital ha permitido a los internautas convertirse en generadores de contenidos. Ello ha transformado todos los ámbitos de consumo, comunicativos e informativos. Para los gobiernos de todo el mundo ha sido un reto poder maniobrar en los entornos digitales, donde los controles son prácticamente imposibles.
En China se da un juego del gato y el ratón. Los mecanismos de censura se renuevan todo el tiempo porque los internautas encuentra la forma de evitarlos. Hasta hace poco los periodistas ciudadanos estaban fuera de la mano de los censores, pero en los últimos meses las cosas han cambiado radicalmente.
El periodismo en China: el juego del gato y el ratón
Pese a los visos de apertura expuestos anteriormente, no nos
confundamos, China sigue siendo un lugar poco amigable para hacer
periodismo. No obstante su desarrollo económico, el país asiático
no solo continúa, sino que hace más férrea la censura en Internet.
El Índice de Libertad de Prensa 2013 de Reporteros Sin Fronteras sitúa a China en el séptimo puesto de los países en el mundo con el ambiente más represivo para el periodismo. En el ranking de los países que más respetan a la prensa ocupa el lugar 173 de 179, donde Finlandia es el país más avanzado. [xiv]
En enero de este año, la Administración General de Prensa y Publicaciones de China(AGPP) anunció una campaña para identificar y sancionar a periodistas sin licencia “para preservar la reputación de los medios de comunicación del país”.[xv]
Según las autoridades, el objetivo era combatir prácticas irregulares de personas que se hacen pasar por periodistas para extorsionar a personas a cambio de que no se publiquen historias negativas o historias pagadas que van contra la reputación de lo medios.
Para mayo, las acciones habían sido efectivas con el cierre de 107 sitios web de “noticias irregulares”, en consideración de las autoridades. Pero a ojos de los medios independientes, estas acciones estaban destinadas amedrentar a los periodistas ciudadanos.
Uno de los más notables es Zhu Ruifeng, quien en 2012 cobró fama hasta sumar un millón de seguidores en su weibo, por revelar el video del jefe del Partido Comunista en Chongqing, Lei Zheng Fu, teniendo relaciones sexuales con una joven de 18 años.
El video fue grabado en 2007 por la misma joven, quien fue instruida por un empresario para hacerlo y obtener una evidencia contra el oficial con el fin de extorsionarlo y ganar contratos para su empresa. Esto formaba parte de una red de extorsión contra funcionarios de Chongqing.
Tras cansarse de las extorsiones, Lei confesó su falta con un alto oficial, quien en lugar de sancionarlo, lo promovió y ordenó destruir el video. Pero una copia estaba en manos de otra persona que decidió filtrarlo al periodista, quien publicó sobre el caso y subió fragmentos del video en su cuenta de weibo.
En siete días, el oficial Lei Zheng Fu fue expelido de su puesto y
sometido a juicio. Fue sometido a juicio y condenado a 13 de años
de prisión por corrupción. También fueron sancionados los
implicados en la red de extorsión y así como otros oficiales.[xvi]
Desde la publicación del caso, el periodista ciudadano Zhu
Ruifeng comenzó a ser hostigado por las autoridades hasta que
cerraron su página web llamada “Supervisión del Pueblo”, la cual
creó en 2006 para investigar la corrupción entre oficiales, donde
expuso 100 casos, según refirió al diario New York Times. Las
autoridades también dieron de baja sus cuentas en los microblogs.
Al no tener una licencia de periodista el gobierno no lo reconoce
como tal, por ello queda desprotegido ante la ley. Zhu Ruifeng
asume su labor como un activista. Decidió divorciarse de su esposa,
quien trabaja en el gobierno, para protegerla y seguir develando
escándalos de los funcionarios. En la entrevista con el NYT, antes de que cerrarán su weibo, aseguró que asumía los riesgos por amor a su país.
Otro renombrado periodista ciudadano que ha publicado sus
reportes en las redes sociales es Zhou Xiaoyun, quien en 2011 reveló
que la paraestatal petrolera Sinopec de Guangdong, había gastado
millones de yuanes en la compra de licor lujoso para el jefe local Lu
Guangyu. El escándalo derivó en la destitución del funcionario
en tan sólo 10 días.
En otro reporte de alto impacto ofrecido por Zhou reveló la malversación de fondos que hizo el Ministerio de Ferrocarriles en el lanzamiento de su sitio web, lo que causó el enojo de los internautas.
El escándalo más reciente en el que está envuelto es la denuncia que hizo en contra la organización no gubernamental de la Sociedad de la Cruz Roja de China, porque acusó que algunos de los funcionarios se han beneficiado personalmente con los recursos de los donantes.
En una entrevista para el Global Times, donde Zhou aparece con un cubrebocas y gafas para no revelar su identidad por miedo a represalias, aseguró que en su trabajo nunca considera los dichos de las personas como pruebas hasta que no tiene documentos o grabaciones que sostengan las acusaciones. También aclara que sólo colecta información de forma legal. Gracias a su red de contactos, que incluyen académicos y figuras influyentes entre los internautas en las redes sociales, el puede expandir el alcance de sus publicaciones en internet. “Internet y los internautas son mi protección”, aseguró.
Y para cerrar esta muestra de ciudadanos convertidos en periodistas es ilustrativo el caso de Chen, un gerente de hotel quien durante dos años pidió a la Corte de Shanghai que investigara la actuación del juez que falló en su caso. En el juicio fue condenado a pagar una indemnización a un contratista por una cantidad mucho mayor de la que implicaba el contrato, por lo que se le obligó a vender su departamento para pagar la deuda. Chen sospechaba que el juez había sido parcial porque el contratista era familiar de éste.
Al no obtener respuesta de la corte, Chen decidió investigar por su cuenta. Pacientemente siguió los pasos del juzgador hasta que obtuvo la evidencia que necesitaba: Un video de seguridad de un hotel en el que se muestra al juez, con otros tres oficiales, acudiendo a un bar para contratar a prostitutas. La prostitución en China es un delito.
Chen publico anónimamente el video en su microblog. Al día siguiente de publicar la información, la corte abrió una investigación, posteriormente dos jueces y dos oficiales fueron destituidos.
Los casos expuestos muestran cómo internet ha empoderado el ejercicio del periodismo ciudadano en China, el cual ha servido como un efectivo contrapeso para exhibir a los oficiales corruptos.
Esta ola de denuncias en las red fueron en parte animadas por el discurso del presidente, Xi Jinping, quien al asumir el poder aseguró que su gobierno estaba decidido a combatir la corrupción.
En esta sintonía, los microblogs se han convertido en un
espacio efectivo y eficiente para mostrar y castigar
la corrupción. Mientras que en 2010 se registraron 78 casos expuestos en los microblogs, en 2012 fueron 105.
la corrupción. Mientras que en 2010 se registraron 78 casos expuestos en los microblogs, en 2012 fueron 105.
No sólo la denuncia, también la respuesta de las autoridades para investigar los casos se incrementó. En 2011 se iniciaron investigaciones dentro de las 24 horas de publicarse la información en los microblogs, lo que ocurrió en 29% de los casos. Para 2012 la reacción de las autoridades se duplicó, abriendo investigaciones en 36% de los casos, según las cifras la investigación de la Universidad Jiao Tong de Shanghai.[xvii]
El estudio indica que los microblogs son el espacio preferido
para revelar los casos de corrupción, pero son los medios
tradicionales los que realizan la cobertura con reacciones y
entrevistas de los implicados, ya que más del 60% de la
información de seguimiento fue publicada en estos espacios.
Pero hasta el cielo tiene un límite y el periodismo en las redes sociales encontró el suyo.
Dado el efecto explosivo que han tenido las denuncias de
corrupción en la red, también se ha convertido en una arma de
venganzas entre oficiales o bien para extorsionar a
funcionarios corruptos, más que para llevarlos ante la justicia,
como se pretendió con los videos sexuales de Chongqing.
En una entrevista para el Global Times, Zhu Ruifeng señaló que el
95% de los casos expuestos de corrupción se basan en información
filtrada por fuentes internas, pero también reconoció que algunos
buscan obtener dinero por lo que publican información para
chantajear. Y como los oficiales están dispuestos a pagar para que
no se devele su corruptela, esto ha generado un mercado de
extorsiones y rumores en la red.
En 2008, la provincia de Hebei se detectaron a 82 “periodistas
falsos” que defraudaron a funcionarios del gobierno con un monto
total de 11 millones de yuanes.
Pero a decir de los críticos, el combate a los rumores ha sido el
argumento perfecto que el gobierno chino encontró para controlar a
los periodistas ciudadanos y sus reportes, mediante
nuevas leyes.
Nuevos periodistas, nuevas censuras
Yang Hui, un adolescente de 16 años de la provincia de Gansu, se
convirtió involuntariamente en un héroe en la batalla por la
libertad de expresión. La policía de Zhangjiachuan lo arrestó al
salir de su escuela, acusado del cargo criminal de “provocar
problemas”. Su delito fue publicar en su cuenta de weibo sus dudas
sobre la investigación de la policía local en un caso en el que un
hombre fue encontrado muerto en un karaoke.
La policía concluyó que fue suicidio, pero Yang sugería que la persona había sido asesinada y los familiares de ésta fueron detenidos para ocultar la verdad, porque el negocio pertenecía a Su Jian, un oficial de la Corte.
La corte desmintió que Jian fuera su empleado, pero reconoció que el karaoke pertenece a la esposa de otro oficial.
Por su parte, la policía aseguró que el post de Yang provocó que cientos de personas protestaran, causando el desorden público.
El adolescente se convirtió en el primer acusado del país en
esparcir rumores en Internet, a partir de que la Suprema Corte del
Pueblo de China promulgó una ley que sanciona a quienes publiquen
difamaciones o información falsa en la red, la cual sea
compartida hasta 500 veces y reciba 5 mil visitas. El delito se
sanciona hasta con tres años de cárcel.
Tras ser encarcelado, el adolescente recibió el apoyo
justamente en las redes sociales. Los internautas comenzaron a
publicar fotografías de las instalaciones de la policía de
Zhangjiachuan, que muestran un gran lujo en uno de los condados más
pobres de China. Al tiempo, dos abogados activistas viajaron a
la provincia para pedir la liberación del adolescente y
recabaron la firma de 40 abogados para reclamar su liberación.
Tras una semana de detención y ante las presiones en la red, Yang
fue liberado, lo primero que hizo al salir fue publicar una foto en
su weibo haciendo la V de la victoria y vistiendo un jersey con la
leyenda “Make the change”.
Su liberación fue celebrada por los internautas como una victoria en la batalla por la libertad de expresión.
Antes de la promulgación de la ley, la ofensiva del gobierno
contra los rumores llevó a prisión a algunos periodistas y
celebridades de weibo como a Xue Manzi, un inversor
chino-estadounidense, quien suma 12 millones de seguidores en su
microblog.
Las celebridades en weibo son aquellos usuarios que tienen una
cuenta verificada que se distingue con una “V”, lo que da un
estatus de confianza a los internautas de que la identidad de la
persona es real. Existen 19 mil cuentas verificadas cuyos
seguidores exceden los 100 mil, por cada cuenta. De este número, 3
mil 300 usuarios tienen al menos un millón de seguidores cada uno,
según estadísticas de Sinaweibo. Es por ello que las celebridades
de weibo se convierten en líderes de opinión, y cada post que
publican puede ser compartido y visto miles de veces o millones, ya
que en la red compartir contenidos puede duplicar, triplicar el
alcance de quienes ven las publicaciones.
Xue Manzi fue detenido por contratar prostitutas, lo que es un
delito en China como se mencionó. Las autoridades han negado que su
detención se deba a su condición de líder de opinión en la red, lo
cierto es que su caso fue usado para enviar un mensaje a las
celebridades de weibo para que piensen dos veces antes de publicar o
compatir información sensible.
Xue había sumado seguidores en la red gracias a sus posts
denunciando el tráfico de niños, por comentar temas sobre
problemáticas públicas así como algunos casos de corrupción. Tras
su detención, apareció en una entrevista para CCTV, la televisora estatal, donde confesó que había sido irresponsable al publicar información no verificada.
Las especulaciones entre quienes siguen de cerca la política
china sugieren que las autoridades lo presionaron para mostrarse
ante las cámaras y servir como chivo expiatorio para controlar
tanto a los que publican como a los que difunden contenidos que
puedan generar descontento social. Y no es poca cosa.
Si hay algo que molesta a las autoridades es el desorden
público. Para gobernar a mil 300 millones de personas el gobierno
aplica mano dura, aunque a veces la pone suave.
En 2010 se registraron 180 mil manifestaciones en todo el país,
lo que equivale a un promedio de 500 diarias, cuatro veces más que
lo registrado en la década anterior, según afirma el sociólogo Sun
Liping, de la
Universidad de Tsinghua, uno de los investigadores
más respetados del país.
En este contexto, la campaña contra los rumores es parte de una
acción de más amplio alcance por parte del gobierno para controlar el
flujo de información que no pasa por sus filtros.
En el discurso oficial, el régimen comunista está dispuesto en
combatir la corrupción pero bajo sus términos. La exposición
mediática del juicio a Bo Xilai, quien fuera el poderoso secretario
del partido comunista en Chongqing, condenado a cadena perpetua
por corrupción y abuso de poder, es la muestra más clara.
Por ello, a la vez que el gobierno emprende una ofensiva en la red,
por otro lado el órgano anticorrupción del Partido Comunista lanza
un sitio web para que los internautas denuncien a los
funcionarios. Según las cifras oficiales, hasta el momento han
recibido más de 700 denuncias en línea.
En estos planes del combate a la corrupción los periodistas ciudadanos no están invitados.
Existe un proverbio chino que dice: “matar a la gallina para
espantar a los monos”. Aunque parece que hay monos curados de
espanto.
Periodistas como Yin Yusheng, y como muchos otros que no reciben
tantos reflectores, han aprendido a sortear la censura,
arriesgando su propia integridad e incluso la de su familia.
Es el precio a pagar por revolucionar las formas de hacer periodismo en China.
[i]
Según el registro publicado por el Centro de Información de
Internet de China, el país asiático tiene el mayor mercado de la
prensa en el mundo, con 1.937 periódicos e imprimió 43900 millones
de copias en 2009. La Asociación Mundial de Periódicos y Editores
también ubica a China como el mayor productor de diarios con 33%
del total global.
[ii] La traducción indirecta en español se basa en la versión en inglés traducida del chino por el Diario Global Times.
[iii] WINES, MICHAEL (2010). “China’s Censors Misfire in Abuse-of-Power Case”, The New York Times 17 de noviembre. Consultado en http://www.nytimes.com/2010/11/18/world/asia/18li.html
[iv] Wen, Ya (2013) “Journalista for hire”, Global Times, 18 de septiembre.
[v] Chen, George (2013) “EXCLUSIVE:
China to lift ban on Facebook – but only within Shanghai free-trade
zone” en South China Morning Post, 24 septiembre, consultado en http://www.scmp.com/news/china/article/1316598/exclusive-china-lift-ban-facebook-only-within-shanghai-free-trade-zone
[vi] Global Times (2013). “Firewall not the issue as trade opens.” 25 de septiembre. Traducción del autor.
[vii]
Noticias sobre estos temas aparecen de forma frecuente en los
órganos informativos oficiales del régimen comunista tales como
el Diario del Pueblo, la Agencia estatal Xinhua, el diario Global
Times y la versión internacional del China Daily.
[viii]
Bandurski, David y Hala, Martin (2010) “Investigative Journalism
in China: Eight Cases in Chinese Watchdog Journalism”. Hong Kong
Press University.
[ix]
Liu Xiabo fue detenido el 8 de diciembre de 2008 después de que
firmara la ‘Carta 08′, junto a otros 302 intelectuales chinos, la
cual fue publicada en Internet, en la que pedía reformas legales
para tener democracia y protección de las libertades
fundamentales en China. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 2010.
[x] Hooke Paolo (2012) “Why Newspaper Market are growing in China and India, while they decline in the US an UK” Volume 12, Number 1, 2012. Disponible en http://ejournalist.com.au/ejournalist_v12n1.php
[xi] Zhou Ping, (2013) “Running out of print”, Global Times, 3 de septiembre. Consultado en http://www.globaltimes.cn/content/808331.shtml
[xii] Según cifras del Centro de Información de la Red de Internet de China (CNNIC, siglas en inglés).
[xiii]
Según las previsiones del Reporte Anual del Desarrollo de los
Nuevos Medios en China 2013, publicado por la Academia de Ciencias
Sociales de China.
[xiv] Press Freedom Index 2013 de Reporteros Sin Fronteras se puede consultar en http://en.rsf.org/press-freedom-index-2013,1054.html
[xv] Diario del Pueblo (2013) “China tomará medidas contra los periodistas sin licencia”, 4 de enero, consultado en http://spanish.peopledaily.com.cn/31614/8077976.html
[xvi] Pang, Jiaoming (2013) “A Scandal Involving Chongqing Officials Was a Web of Sex, Lies and Video”, 9 de Junio. Caixin. http://english.caixin.com/2013–09-06/100579236.html?p1
[xvii] Chen, Lu (2013) “Corruption finds foe in microblogs”, 19 de agosto. Global Times.
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