"Improvisación, descoordinación y falta de credibilidad": expertos critican la comunicación en la enfermedad de CFK
(UpDate "Revista Imagen")
Camino a la operación: expertos objetan descoordinación en la
comunicación oficial en torno al coágulo de la
presidenta
|
Expertos en comunicación de gobierno expresaron
duras críticas a la comunicación en la crisis de salud que afecta a la
presidenta argentina, Cristina Kirchner, y que tiene en vilo al país a semanas
de una elección crucial.
La presidenta argentina, operada esta mañana de un coágulo en el cráneo, producto de una reciente caída que no se había comunicado inicialmente, fue internada el pasado sábado por la mañana, y durante 12 horas circularon rumores en las redes sociales y algunos medios hasta que recién por la noche de ese día el gobierno emitió un comunicado oficial, admitiendo los estudios que se le practicaron y revelando por primera vez que el coágulo detectado fue consecuencia de una caída.
“Han convertido al periodista médico Nelson Castro, un crítico del gobierno, en virtual vocero oficial”, dice irónicamente el consultor Guillermo Saldomando, director en la agencia MDG, docente de la Universidad de Belgrano y con larga trayectoria como vocero de la función pública. Fue jefe de prensa del jefe de gobierno porteño Enrique Olivera y director de Comunicación del Banco Nación. Nelson Castro, que mostró estar muy informado sobre el estado de salud de Cristina Kirchner, se paseó por los principales medios o fue llamado por numerosas radios a falta de voceros médicos oficiales.
La credibilidad del médico y periodista Nelson Castro resultó reforzada luego de haber advertido que eran falsas las informaciones oficiales que minimizaban el estado de salud del difunto presidente Néstor Kirchner, fallecido meses después de una intervención arterial. En aquel proceso la comunicación del gobierno apuntó en todo momento a desmentir interpretaciones, como la de Castro, de que el estado de salud del ex presidente era delicado. Esa comunicación habría contribuido a afectar la credibilidad de la comunicación de su viuda, ahora.
Según Saldomando, el lugar que ocuparon médicos y divulgadores científicos en los medios lo podía haber tomado un equipo médico de voceros oficiales. “El resultado del largo silencio hasta el comunicado oficial es que dio lugar a especulaciones. Además, el hecho de que en enero de 2012 el gobierno anunciara oficialmente un diagnóstico de cáncer que luego no se verificó, afectó la credibilidad del vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, que el fin de semana dio el primer comunicado sobre el diagnóstico y reveló la sorpresa de la caída anterior”.
El experto destaca que es notable cómo en las redes sociales mucha gente apostaba en un primer momento a que el anuncio de la enfermedad no era otra cosa que parte de una estrategia de marketing político tendiente a victimizar a la presidenta y generarle mejor imagen pública. “Además, mucha gente creía que la enfermedad era algo armado para ser usado como pretexto de una partida anticipada del gobierno, en caso de que en las elecciones legislativas del 27 de octubre se reitere la dura derrota que sufrió el gobierno en las primarias de agosto”, analiza Saldomando pero aclara: “cuando se anunció la extirpación de la tiroides a la Presidenta, en enero de 2012, había una estrategia y se lo hizo con profesionalismo. El problema es que el resultado falso positivo del supuesto cáncer, sumado a los problemas de credibilidad general que tiene el gobierno, llevaron ahora a que la gente tenga más dudas de lo que informe el gobierno sobre la salud de Cristina”.
Las confusiones llevaron a que trascendieran todo tipo de especulaciones, como que el mismo sábado los médicos ya habían decidido la operación, practicada el martes por la mañana, pero que primero se informó que el percance de salud se resolvería con 30 días de reposo. La operación se informó oficialmente en la tarde del lunes.
También hubo críticas a que no se informó oficialmente si el vicepresidente, Amado Boudou, atribulado por numerosas causas judiciales, asumiría como presidente interino, como manda la Constitución. Los argentinos amanecieron el lunes con diarios que especulaban con que así debía ser, pero no hubo comunicados oficiales al respecto que lo confirmaran hasta que, al mediodía, se informó oficialmente de su asunción formal, sin ceremonias ni actos. De hecho, entre el comunicado anunciando el reposo absoluto de la presidenta, hasta la asunción formal de Boudou, transcurrieron como mínimo 36 horas de virtual acefalía.
“Es notorio que el gobierno se ha visto sorprendido porque está trabajando bajo una evidente improvisación, no se ve conducción y sí, en cambio, mucha improvisación”, dice Silvia Mercado, autora del best seller El hombre que inventó el peronismo, libro sobre el poco conocido e influyente secretario de Prensa de Juan Perón, Raúl Apold, y a la vez ex vocera de ministros y secretarios de Estado en gobiernos peronistas.
“Hay sensación de desbande en la toma de decisiones porque no se ve lógica”, explica la periodista y consultora de comunicación. Según Mercado, un ejemplo de ello sería que a los pocos minutos que Boudou dijera que la presidenta estaba bien y que estaba todo normal y que estaba trabajando, los medios sabían que ella estaba volviendo a la clínica en auto con cara muy demudada, como jamás la habíamos visto.
“Hay una falta de coordinación absoluta en el gobierno. Ya se lo vio el mismo sábado, cuando la información circulaba desde la mañana en redes sociales, trasciende por la agencia de noticias NA al mediodía, pero recién a la noche salió el primer parte oficial”, explica Mercado y afirma que “no hay estrategia y esto tiene que ver con la situación general del gobierno de descoordinación. En enero de 2012, con la tiroides, el manejo fue más profesional y más coordinado y se dio más información.
Por otra parte, Mercado, que estuvo internada en la Fundación Favaloro, donde operaron a la Presidenta, sostiene que esa clínica “es un lugar poco manejable y poroso para la seguridad presidencial y para un correcto manejo de la comunicación. “Es un lugar muy chico”, dice.
¿Mejorará la imagen de Cristina, como mejoró tras la muerte de su esposo, en 2010, y la operación de tiroides, a principios de 2012?
“La imagen de Cristina se estuvo recuperando en los últimos días gracias a que la derrota en las primarias confirma que no podrá reformar la constitución para habilitar un nuevo período. Eso les sucede a todos los presidentes: cuando se están por ir mucha gente olvida cuentas pendientes del pasado. Es altamente probable que su imagen siga mejorando gracias a la enfermedad, pero no derramará sobre sus candidatos”, analiza Mercado.
La presidenta argentina, operada esta mañana de un coágulo en el cráneo, producto de una reciente caída que no se había comunicado inicialmente, fue internada el pasado sábado por la mañana, y durante 12 horas circularon rumores en las redes sociales y algunos medios hasta que recién por la noche de ese día el gobierno emitió un comunicado oficial, admitiendo los estudios que se le practicaron y revelando por primera vez que el coágulo detectado fue consecuencia de una caída.
“Han convertido al periodista médico Nelson Castro, un crítico del gobierno, en virtual vocero oficial”, dice irónicamente el consultor Guillermo Saldomando, director en la agencia MDG, docente de la Universidad de Belgrano y con larga trayectoria como vocero de la función pública. Fue jefe de prensa del jefe de gobierno porteño Enrique Olivera y director de Comunicación del Banco Nación. Nelson Castro, que mostró estar muy informado sobre el estado de salud de Cristina Kirchner, se paseó por los principales medios o fue llamado por numerosas radios a falta de voceros médicos oficiales.
La credibilidad del médico y periodista Nelson Castro resultó reforzada luego de haber advertido que eran falsas las informaciones oficiales que minimizaban el estado de salud del difunto presidente Néstor Kirchner, fallecido meses después de una intervención arterial. En aquel proceso la comunicación del gobierno apuntó en todo momento a desmentir interpretaciones, como la de Castro, de que el estado de salud del ex presidente era delicado. Esa comunicación habría contribuido a afectar la credibilidad de la comunicación de su viuda, ahora.
Según Saldomando, el lugar que ocuparon médicos y divulgadores científicos en los medios lo podía haber tomado un equipo médico de voceros oficiales. “El resultado del largo silencio hasta el comunicado oficial es que dio lugar a especulaciones. Además, el hecho de que en enero de 2012 el gobierno anunciara oficialmente un diagnóstico de cáncer que luego no se verificó, afectó la credibilidad del vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, que el fin de semana dio el primer comunicado sobre el diagnóstico y reveló la sorpresa de la caída anterior”.
El experto destaca que es notable cómo en las redes sociales mucha gente apostaba en un primer momento a que el anuncio de la enfermedad no era otra cosa que parte de una estrategia de marketing político tendiente a victimizar a la presidenta y generarle mejor imagen pública. “Además, mucha gente creía que la enfermedad era algo armado para ser usado como pretexto de una partida anticipada del gobierno, en caso de que en las elecciones legislativas del 27 de octubre se reitere la dura derrota que sufrió el gobierno en las primarias de agosto”, analiza Saldomando pero aclara: “cuando se anunció la extirpación de la tiroides a la Presidenta, en enero de 2012, había una estrategia y se lo hizo con profesionalismo. El problema es que el resultado falso positivo del supuesto cáncer, sumado a los problemas de credibilidad general que tiene el gobierno, llevaron ahora a que la gente tenga más dudas de lo que informe el gobierno sobre la salud de Cristina”.
Las confusiones llevaron a que trascendieran todo tipo de especulaciones, como que el mismo sábado los médicos ya habían decidido la operación, practicada el martes por la mañana, pero que primero se informó que el percance de salud se resolvería con 30 días de reposo. La operación se informó oficialmente en la tarde del lunes.
También hubo críticas a que no se informó oficialmente si el vicepresidente, Amado Boudou, atribulado por numerosas causas judiciales, asumiría como presidente interino, como manda la Constitución. Los argentinos amanecieron el lunes con diarios que especulaban con que así debía ser, pero no hubo comunicados oficiales al respecto que lo confirmaran hasta que, al mediodía, se informó oficialmente de su asunción formal, sin ceremonias ni actos. De hecho, entre el comunicado anunciando el reposo absoluto de la presidenta, hasta la asunción formal de Boudou, transcurrieron como mínimo 36 horas de virtual acefalía.
“Es notorio que el gobierno se ha visto sorprendido porque está trabajando bajo una evidente improvisación, no se ve conducción y sí, en cambio, mucha improvisación”, dice Silvia Mercado, autora del best seller El hombre que inventó el peronismo, libro sobre el poco conocido e influyente secretario de Prensa de Juan Perón, Raúl Apold, y a la vez ex vocera de ministros y secretarios de Estado en gobiernos peronistas.
“Hay sensación de desbande en la toma de decisiones porque no se ve lógica”, explica la periodista y consultora de comunicación. Según Mercado, un ejemplo de ello sería que a los pocos minutos que Boudou dijera que la presidenta estaba bien y que estaba todo normal y que estaba trabajando, los medios sabían que ella estaba volviendo a la clínica en auto con cara muy demudada, como jamás la habíamos visto.
“Hay una falta de coordinación absoluta en el gobierno. Ya se lo vio el mismo sábado, cuando la información circulaba desde la mañana en redes sociales, trasciende por la agencia de noticias NA al mediodía, pero recién a la noche salió el primer parte oficial”, explica Mercado y afirma que “no hay estrategia y esto tiene que ver con la situación general del gobierno de descoordinación. En enero de 2012, con la tiroides, el manejo fue más profesional y más coordinado y se dio más información.
Por otra parte, Mercado, que estuvo internada en la Fundación Favaloro, donde operaron a la Presidenta, sostiene que esa clínica “es un lugar poco manejable y poroso para la seguridad presidencial y para un correcto manejo de la comunicación. “Es un lugar muy chico”, dice.
¿Mejorará la imagen de Cristina, como mejoró tras la muerte de su esposo, en 2010, y la operación de tiroides, a principios de 2012?
“La imagen de Cristina se estuvo recuperando en los últimos días gracias a que la derrota en las primarias confirma que no podrá reformar la constitución para habilitar un nuevo período. Eso les sucede a todos los presidentes: cuando se están por ir mucha gente olvida cuentas pendientes del pasado. Es altamente probable que su imagen siga mejorando gracias a la enfermedad, pero no derramará sobre sus candidatos”, analiza Mercado.
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