¿Está llegando el modelo de la publicidad televisiva a su final?
por Redacción, en "Puro Marketing"
Antes de entrar en materia, rescatemos los datos de las últimas previsiones de Zenthinela correspondientes al mes de febrero. Sin duda reveladores a la vez de preocupantes ya que en lo que al medio televisivo se refiere, la inversión publicitaria podría experimentar una caída del 9,1% a pesar de este medio continúa posicionado en primer lugar en relación a su volumen de ingresos.
Viendo este desolador panorama que acentúa aún más si cabe la crisis del sector publicitario de nuestro país, surgen otros debates paralelos que nos descubren como la publicidad televisiva llega hasta los espectadores a través de las diferentes cadenas de televisión. Y sí, hemos de reconocer que la publicidad televisiva además de poder considerarse altamente costosa para los anunciantes, en ocasiones y no pocas, suele terminar siendo ignorada e incluso abusiva.
A pesar de que todavía hay quienes defienden el modelo, alegando que la publicidad y los anuncios televisivos siguen siendo efectivos para las marcas, podemos llegar a cuestionarnos otros múltiples aspectos como la creatividad, la calidad del propio spot publicitario, su mensaje o el nivel de impacto y recuerdo sobre el telespectador. Son sin duda muchas variables en juego y aunque podamos reconocer que existen grandes anuncios publicitarios, lo cierto es que las prácticas de las propias cadenas televisivas terminan por diluir las posibilidades reales de hacer que muchos anuncios tengan impacto efectivo.
Es ya habitual encontrarnos con programas televisivos de gran audiencia que "abandonan e interrumpen su historia" para dar paso a la publicidad diciendo aquello de "Volvemos en... 7 Minutos". ¿7 minutos? ¿Acaso no es ya demasiado? Si ya de por sí somos pocos los que prestamos atención a los anuncios publicitarios o recurrimos a cambiar de cadena o navegar a través del móvil o la tablet, que encima nos deleiten con tal aluvión de anuncios uno tras otro, parece incluso hasta absurdo. Pero que entre bloques de ni se sabe cuántos spots publicitarios, existan todavía marcas que consideren que sus anuncios están siendo efectivos y alcanzado su audiencia resulta además poco creíble. Igual que aquello de las audiencias, que cuentan mientras la televisión está encendida aunque uno este dormido, por no mencionar las pantallas alternativas.
Para los espectadores sin duda suponen toda una odisea, para los anunciantes y aunque cueste reconocerlo, una forma de malgastar su propio dinero. ¿Acaso algún forofo de la publicidad tiene la mente privilegiada de recordar siguiera los dos primeros anuncios tras una serie interminable de 10 anuncios o más?. Vale que las cadenas televisivas necesiten financiarse y sostener su modelo de negocio, pero que los anunciantes no piensen en ello y encima consideren que su publicidad está cumpliendo su función y alcanzando su principal objetivo es todo un error.
No es de extrañar que esta saturación publicitaria que roza los límites legales si es que en alguna ocasión no los supera, termine por frustrar a los propios espectadores. Esto convierte sin duda a la televisión en un medio que se torna agresivamente intrusivo y que además termina por deteriorar la experiencia del espectador. No es de extrañar por ello que luego la tendencia por consumir contenidos bajo demanda o a través de internet se incremente y aumente a pasos agigantados dejando a un lado muchos contenidos de la televisión tradicional.
¿No será que el modelo de la publicidad televisiva se está acercando al principio de su final? ¿Son las propias cadenas cumpables de ello?
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