Por Silvina Moschini, especial para CNN
¿A quién no le gustaría tener, como se dice, un millón de amigos?
Tanto en la vida real como en el mundo virtual son cada vez más las
personas y las empresas que buscan lograr el máximo de popularidad en el
menor tiempo posible.
Pero, en la virtualidad, es necesario realizar un trabajo arduo que
supone ofrecer contenidos de calidad y diagramar un buen plan de
difusión para conseguir seguidores. Sin embargo hay quienes ofrecen un
camino que a simple vista parece más fácil: comprarlos.
De acuerdo con un estudio de Barracuda Labs,
al menos 11.283 usuarios de Twitter han comprado seguidores. Según
dicho estudio, además, existen más de 72.212 cuentas falsas creadas para
tal fin.
En todo el mundo hay empresas que ofrecen seguidores a bajos costos. Un ejemplo es compraseguidores.com,
que ofrece hasta 500.000 followers en Twitter. Pero no sólo en Twitter
se puede comprar popularidad: el menú también incluye likes (o
similares) en Facebook, Youtube, Pinterest e Instagram, en paquetes
desde 20 dólares.
El método es sencillo: tras realizarse el pago, la empresa comienza a
seguir a sus clientes con cuentas sin usuario destinadas exclusivamente
a eso.
Mientras que los auténticos seguidores dan visibilidad a una cuenta,
ya sea al retwittear mensajes o por el sólo hecho de aparecer entre las
cuentas a las que siguen, los perfiles creados por las empresas que
venden followers no forman parte de una red real de contactos.
Para descubrir cuentas falsas sólo se necesita prestar atención.
Algunas señales de que se ha recurrido al dinero para aumentar la
reputación son: demasiados seguidores en pocos días y ninguno en los
días siguientes o contactos que jamás enviaron un tweet. También existen
herramientas como Twitter Counter o Fakers para descubrir compras de seguidores.
De acuerdo con esta última, el 27% de los seguidores de Lady Gaga, el 30% de los de Youtube y el 30% de los de Obama,
por citar sólo algunos ejemplos, son falsos. Celebridades, políticos y
empresas parecen haber caído en la tentación de agrandar su prestigio en
los Social Media aunque no sea por los mejores medios.
Los falsos followers no representan un impacto real en el alcance a
la audiencia objetivo, porque esas cuentas en sí no son personas reales
que utilicen Twitter. Y como si eso fuera poco, pueden ser descubiertos y
ensuciar la imagen corporativa.
Por otro lado, y por eso son buscadas, inciden en un factor
psicólogico: las cuentas con más seguidores son más atractivas para los
seguidores potenciales. También se consigue cierto impacto en términos
de visibilidad online.
Sin embargo, las estadísticas indican que algunas de estas empresas y
celebridades no saben acerca de esto, de manera que vale la pena
averiguar quiénes son los que resultan, a fin de cuentas, exitosos.
Nota del Editor: Silvina Moschini es consultora en temas de Internet, tecnología, relaciones públicas y redes sociales. Es también fundadora de la agencia de medios sociales Intuic y co-fundadora de TransparentBusiness.com.
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