Por Guillermo Pellegrino - "Clarín"
Lo dicen la SIP y otra entidad. La situación uruguaya se contrapone a la Argentina, Venezuela, Ecuador y Nicaragua.
Democrático. Pese a intentos nominales, en términos reales Mujica sostiene una prensa libre./JUAN JOSE TRAVERSO.
En su reunión semestral celebrada días atrás en la ciudad mexicana de Puebla, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) destacó, entre las varias importantes conclusiones a las que arribó, que “la libertad de prensa en el continente sigue jaqueada por gobiernos autoritarios e intolerantes que multiplican y reinventan su acoso al periodismo, así como por una violencia que parece no encontrar límites”.
Sin embargo, la SIP concluyó en su informe que en Uruguay “existe, en términos generales, una buena situación
en materia de libertad de prensa”. En el documento se mencionan
algunos hechos que afectaron la libertad de prensa de ese país, como las
duras críticas a la labor de medios de Montevideo realizadas por el
uruguayo y ex vicanciller de Ecuador, Kintto Lucas, que llevaron a José
Mujica a dar marcha atrás con el nombramiento de Lucas al frente de la
Dirección de Comunicación de presidencia; el envío que el propio Mujica
hizo al Parlamento de un proyecto de ley de medios con medidas
regulatorias sobre la comunicación audiovisual; o los comentarios de la
senadora y Primera Dama, Lucía Topolansky, quien refiriéndose a este
tema dijo que “la prensa en Uruguay está sana y es libre”, para al final
concluir: “Esto no quiere decir que no deba haber limitaciones”.
Como se advierte, en general se trata de declaraciones de políticos oficialistas que van en un sentido contrario de lo que es la libre expresión. Pero en el campo de los hechos, la situación de Uruguay ha mejorado, según la SIP.
Ya el 30 de enero de este año, la organización Reporteros Sin Fronteras había consignado que “Uruguay es el país con mayor libertad de prensa de Sudamérica. En relación al último ranking mundial, Uruguay avanzó cinco puestos: hace un año se ubicaba en el puesto 32, hoy está en el 27.
De acuerdo a esa organización, con sede en París y fundada en 1985, el
lugar que ocupan los países se debe “a la actitud a medio y largo plazo
de sus gobiernos con respecto a la libertad de prensa”.
Uno de los principales acosos a los medios que hoy observa la SIP son las presiones de los gobiernos para que empresas privadas retiren sus avisos en los medios independientes de comunicación.
En
este punto, mencionó a la Argentina, donde señala que hoy se lleva
adelante esa práctica. “Como ocurriera en el Perú de Alberto Fujimori,
importantes avisadores retiraron por completo sus anuncios luego de que
el Gobierno así se los ordenara”, planteó la SIP.
A fin de 2012, el uruguayo Tomás Linn, en ¿Una especie en extinción?,
un libro que habla de los periodistas y su crisis, explicita la lógica
de lo anti-periodístico. “La presión crece año a año, sofoca a niveles
intolerables y pretende desprestigiar a los periodistas, quebrar su
moral y credibilidad y presentarlos como los grandes villanos”.
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