La gran mayoría sufrieron ataques físicos o psíquicos y amenazas; los funcionarios públicos fueron los agresores más comunes
Por Fernando Massa, en "La Nación" (Argentina)
Una agresión a periodistas cada tres días durante
2011 es el resultado que arrojó el último informe del Programa de
Libertad de Expresión del Foro de Periodismo Argentino (Fopea).
Son 122 los casos que contabilizaron a lo largo del año pasado a través
de su programa de monitoreo nacional, y que han sido reunidos en el
Informe 2011 -difundido ayer, Día Mundial de la Libertad de Prensa-,
donde se advierte que, por su envergadura, 23 de estos casos alcanzaron
el estatus de "ataques graves".
"¿Cuánto representan poco más de 120 agresiones a
periodistas en un país de 40 millones de habitantes? -se pregunta en el
prólogo del Informe 2011 Fabio Ladetto, presidente de Fopea-. Mucho.
Demasiado. Todo. Cada ataque, sin importar su intensidad ni el resultado
específico, afecta a la sociedad en su conjunto."
De ese total de 122 casos, la agresión física y/o psíquica fue el tipo de ataque que más se repitió, con 37 hechos. Luego, le siguen las amenazas, con 20; el atentado contra la propiedad, la emisión o la difusión, con 17, y la censura, con 12. Más atrás se ubican el hostigamiento judicial, en nueve casos; el hostigamiento, con ocho, y la discriminación con pauta oficial, en cinco casos.
"Las agresiones físicas marcan la gran mayoría de los casos, y se visualizan como los más relevantes porque siempre tienen consecuencias específicas de la salud o la psiquis de los periodistas", dijo a LA NACION Andrés D'Alessandro, director ejecutivo de Fopea.
Entre los casos más graves del año pasado, D'Alessandro mencionó el ocurrido el 4 de noviembre último en Córdoba, cuando agredieron a un periodista de La Voz del Interior, dos de Canal 10 y uno de Radio Mitre 810 durante una manifestación de trabajadores del Sindicato de Empleados Públicos. Otro de los casos más violentos fue el ocurrido a principios de mayo del año pasado frente al edificio donde funciona la embajada de Dinamarca en Buenos Aires, en el que un fotógrafo de la revista El Guardián fue golpeado.
También advirtió sobre los problemas para el trabajo periodístico en barrios marginales y la desprotección que existe para ellos, además de todos los hechos relacionados con la "batalla mediática", como los agravios a algunos periodistas que aparecieron en afiches en ocasión del Día de la Memoria del año pasado.
En cuanto al tipo de agresor, el informe revela un dato llamativo: sin contar los 23 casos de autor desconocido o los 16 sin caracterización determinada, los que siguen en cantidad son aquellas agresiones perpetradas por funcionarios públicos: diez casos de funcionarios municipales, diez de provinciales y otros diez de nacionales. Para D'Alessandro, uno de los factores que pueden explicar este fenómeno es "la mala relación que se ha tejido entre poder político, poderes empresariales -en menor medida que el anterior- y los medios con la falta de reglas claras para la publicidad oficial".
Luego, son ocho casos de agresiones por parte de manifestantes sindicales; siete por personal policial; también siete por propietarios de medios; seis por militantes políticos, y seis por simpatizantes de fútbol. En menor cantidad, se menciona también a candidatos políticos, dirigentes deportivos, dirigentes sociales, empleados municipales, directivos de medios, la justicia y personal de seguridad privado.
En el prólogo del informe, Ladetto se ocupa de la intención que puede tener un agresor detrás de un ataque: "La búsqueda del agresor es que no se sepa algo, que no trascienda determinado hecho, que se asegure la impunidad para sí o para otros. En el instante en que se escucha una amenaza o se trata de esquivar un golpe, el objetivo está alcanzado: el periodista no puede cumplir con su función porque sus sentidos y su energía están puestos en la búsqueda de recuperar su propia tranquilidad".
En cuanto la ubicación de los ataques en el país, donde más se registraron fue en localidades del interior, con 56 hechos, 42 en capitales provinciales y 24 en la ciudad de Buenos Aires. D'Alessandro destaca que en localidades de menos de 50.000 habitantes la cercanía entre agresor y agredido es un dato influyente a la hora de las agresiones.
En un apartado, el informe precisa los casos favorables a la libertad de expresión, que pueden incluir desde resoluciones judiciales hasta pronunciamientos que, a entender del Programa de Monitoreo, son un buen signo para la libertad de expresión. Como la devolución de la pauta oficial al Diario de Madryn.
El director ejecutivo de Fopea sostuvo que el de la Argentina no es el peor escenario a nivel regional si se lo compara con países como México, Guatemala o Ecuador. "Pero dentro de nuestro escenario este tipo de agresiones afectan la libertad de expresión y generan ciertos niveles de autocensura, donde además no siempre el Estado se compromete activamente en la defensa de la libertad de expresión", concluyó.
UN MUERTO CADA CINCO DÍAS EN EL MUNDO
PARIS (AFP).- Desde enero de este año un periodista resulta muerto cada cinco días en el mundo, denunció ayer en París la entidad Reporteros Sin Fronteras, advirtiendo que en 2011 se extendió la lista de los jefes de Estado, caudillos u organizaciones a los que denomina "depredadores" de la libertad de la prensa. Desde comienzos de año, murieron violentamente 21 periodistas, seis ciudadanos informadores en Internet y ciudadanos-periodistas, sobre todo en zonas de conflicto como Somalia y Siria, recordó Reporteros Sin Fronteras..
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