No soy muy dado a tocar temas que tengan nada que ver con la política
fuera de los ámbitos privados en los que sé que el fanatismo de los
presentes, o bien brilla por su ausencia, o si aparece no va a ser
motivo de diferencias irreconciliables. Así que cuando empezamos con
esto de “el blog de La Agencia” la Srta. Palacios y yo decidimos que si bien nuestra forma de ver el mundo iba a quedar patente en lo que escribiéramos, la política debía quedar fuera de nuestro ámbito de actuación.
No se trata de miedo a expresar nuestra
opinión, ni de no querer molestar. Si nos leéis habitualmente, sabréis
que eso es algo que nos da exactamente igual. Se trata, simplemente, de
que es un ámbito en el que no se puede establecer un debate razonado y lógico, porque entra en juego la ideología de cada uno.
Sus convicciones, su idealización de cuál debería ser el modelo de
convivencia, de cuáles deberían ser las reglas del juego. Y claro, cada
uno piensa que lo suyo es lo mejor, y se genera fanatismo.
Bien, el caso es que hoy vamos a tocar el tema. O mejor dicho, vamos a hablar de algo que inevitablemente nos desvía hacia una cuestión de índole ideológica y política: #tapamoslamarca. Para los no iniciados, os resumo muy muy brevemente. Desde el pasado 1 de junio, la estación de “Sol” del metro de Madrid pasó a llamarse “Vodafone Sol” gracias a un acuerdo entre la citada empresa y la Comunidad de Madrid. El acuerdo se cifra en más o menos un milloncejo al año. Tres años de acuerdo, tres milloncejos. Esto por un lado. Por otro, #tapamoslamarca, que dicen querer “activar la reapropiación lúdica del espacio público a través de la desobediencia civil creativa”. Y para ello, se dedican a tapar marcas. Concretamente, la de Vodafone en la estación de metro de “Vodafone Sol“.
Hasta aquí, todo correcto, Una empresa paga dinero a una administración pública para ocupar un espacio con publicidad. Nada nuevo bajo el sol excepto que en esta ocasión no es bajo el sol sino bajo el suelo en Sol. Como tipos que se dedican a la comunicación, nos parece perfecta la exploración de nuevos soportes publicitarios, siempre y cuando la publicidad no sea intrusiva. Es decir, no moleste, no afecte al uso del lugar en el que se presenta…vaya, que no toque los cojones. Ejemplo de lo que toca los cojones: anuncios previos a los vídeos de Youtube. Ejemplo de lo que no los toca: en lugar de poner “Sol” en los paneles de la estación pone “Vodafone Sol“.
Así que estupendo. No vemos problema alguno, y entiendo que los responsables de comunicación de Vodafone tampoco los vieron. Consiguen un gran impacto a un precio cerrado para tres años. Mucha visibilidad, repercusión en informativos, etc. Para la Comunidad de Madrid, también está muy bien. Dinero que ingresan en una época en la que las administraciones andan escasas. Y para mí, como ciudadano madrileño, también es estupendo. Si tres millones de euros del presupuesto vienen de Vodafone, no tendrán que venir de impuestos. Aparentemente, todos ganan (ganamos).
Y en estas estamos, cuando aparece #tapamoslamarca, y nos dicen que no, que no puede ser, que Vodafone tiene que salir de ahí. Como somos gente abierta de mente, escuchamos sus argumentos, porque igual se nos había pasado algo por alto, y vemos que dicen que lo hacen para representar un montón de cosas distintas (podéis ampliar información en el blog dedicado a ello, que extractamos a continuación):
- Símbolo del expolio de lo común.
- Símbolo de la usurpación de los derechos laborales de las 900 personas despedidas de Vodafone.
- Apoyo de la lucha de las personas trabajadoras de Metro.
- Símbolo de que nos atiendan máquinas y no personas mientras se gasta dinero público en un canal de televisión que nos obligan a ver en el metro.
- Porque la marca es un símbolo de los tarifazos que hemos sufrido en dos años que han hecho que aumente el precio.
- Contra la privatización de los servicios públicos de la revolución capitalista.
- Para visibilizar la defensa de los lugares comunes.
- Porque no somos mercancía en manos de políticos y marketing de empresas.
Vale, #tapamoslamarca
lo hace por todo esto. Muchas cosas, muchos motivos, quizá demasiados. Y
no nos convencen. No lo hacen en absoluto. Ninguno de ellos. Sobre todo
porque no vemos que puede tener que ver la acción publicitaria de Vodafone con ninguno de ellos, y porque además, la acción de #tapamoslamarca va en contra de algunas de las cuestiones por las que luchan y que pretenden simbolizar.
El expolio de lo común, si es en concepto de alquiler a cambio de un dinero que así no tiene que salir de mi bolsillo, me parece estupendo, y siempre ha habido publicidad en el metro. En cuanto a los trabajadores despedidos de Vodafone, si una empresa invierte en publicidad es calculando un retorno de esa inversión superior al coste. Dicho de otra forma, los tres millones de euros gastados le generan beneficios que en teoría deberían ayudar a que haya menos despidos. Y decimos en teoría, porque todos sabemos cómo funcionan luego las cosas, pero en cualquier caso, una inversión en una acción publicitaria no tiene mucho que ver con eso. La lucha de las personas trabajadoras de Metro, tres cuartas partes de lo mismo. Ingresos para Metro de Madrid son buenos para ellos. Y así con todo.
Resumiendo, que no lo entendemos, no comprendemos qué tiene de malo. Claro, nos dedicamos a la comunicación, trabajamos para grandes empresas, diréis. Y puede que tengáis razón, a pesar de que en más de una ocasión hemos criticado su forma de actuar. Puede que eso nos nuble el juicio, pero es que no lo vemos por ninguna parte. #tapamoslamarca nos parece un error monumental. Sólo podemos decir que esperamos que no consigan que ninguna empresa quiera anunciarse en el metro, porque entonces sí que habrá peores condiciones para los trabajadores, y mayores subidas de precio. Lo dicho, un despropósito. Que está muy bien defender lo público, y decir que es de todos. Pero hay que pagarlo, y no tiene nada de malo que lo pague quien pueda sacar beneficio de ello.
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