Secretario Moreno y sus restricciones a la importación: felicidad
para lobbyistas, desdicha para RR.PP.
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Guillermo
Moreno ostenta el cargo aparentemente secundario de secretario de Comercio
Interior y Exterior, pero es el hombre que maneja prácticamente todos los
resortes de la economía argentina en un momento en el que nunca fueron tantas
las regulaciones, y sus nuevas restricciones a las importaciones están poniendo
en jaque a muchas empresas. Pero mientras se afianza el reinado del
supersecretario, algunos integrantes del sector de las PR estarían dispuestos a
erigirle un monumento por los negocios que hacen, aunque otros lo maldicen por
las campañas que están perdiendo.
A las ya
tradicionales autorizaciones o desautorizaciones de aumentos de precio para todo
tipo de producto de consumo o servicio, el todopoderoso funcionario que nunca
logró frenar la inflación sumó un nuevo dolor de cabeza para empresarios y
consumidores desde principios de 2012: su secretaría y la administración
impositiva deciden sobre vida o muerte de la importación de cualquier cosa:
insumos vitales para la industria, productos medicinales o de consumo de lujo.
Todo pasa por la decisión del funcionario al que la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner llamó en TV “mi príncipe”. Y son muchos los intentos de
importaciones de las empresas que quedan en el camino por voluntad de Moreno, ya
que la Argentina debe ahorrar dólares para importar año a año crecientes
cantidades de combustible.
En este
contexto la industria del lobbying o consultoría de Asuntos públicos está
experimentando un nuevo auge a la par de que colegas que solo ofrecen servicios
de comunicación sufren indirectamente con las limitaciones a la importación de
sus clientes.
“Las restricciones a las importaciones nos abrieron la puerta a una enorme cantidad de empresas medianas e incluso Pymes que dependen de determinadas importaciones para sobrevivir”, explica en estricto off the record uno de los lobbyistas influyentes del mercado argentino, pero aclara: “No siempre somos efectivos a la hora de obtener autorizaciones. Muchas veces hay una empresa local que se asegura que no se importe nada que le pueda competir, y no se importa. No hay vuelta”, enfatiza.
Por las trabas a las importaciones, Argentina es sujeto de quejas de buena parte de la comunidad internacional en la Organización Mundial de Comercio, además de los miembros del MERCOSUR.
Como los
mecanismos son nuevos y llegar a los funcionarios no es fácil, estos nuevos
clientes que motorizan interesantes negocios en el mundo de la consultoría de PR
y Asuntos Públicos pagan fundamentalmente por gestión y resultados.
“Es muy prematuro decir que ya se los conquistó como clientes”, dice la fuente en estricto off the record el analista político y experto en public affairs.
Otro colega, tan avezado en la relación con los medios como en sus vínculos con funcionarios y autoridades, confirma que nunca tuvo tantos pedidos y consultas como ahora con las severas restricciones a las importaciones, pero también aclara: “gestionamos, pero no podemos garantizar el resultado”.
El consultor explica que el sistema está diseñado para que parezca sumamente transparente: los importadores no pueden, en apariencia, ni conocer el nombre de los operadores que evalúan sus solicitudes. Los funcionarios se presentan con números y no dan sus nombres. Sin embargo, en la práctica los lobbyistas aseguran que, con los debidos contactos, aceitados por amistad o negociaciones, acceden a los funcionarios adecuados que deciden sobre las importaciones y pueden obtener el visto bueno.
Este consultor de PR y public affairs explica que todo el empresariado, incluso los más grandes, hasta la muerte del ex presidente Néstor Kirchner tenían relación relativamente fluida con algunos altos funcionarios del gobierno kirchnerista. Pero la demanda creciente de consultores de lobbying tiene motivo: “Hoy, o los empresarios no tienen más interlocutores, o los interlocutores que tenían perdieron toda su influencia, y los muchachos de La Cámpora (organización juvenil que responde al hijo de la presidenta, Máximo Kirchner y va copando los resortes del poder) están en los cargos clave sin que se tenga forma de llegar a ellos”, explica.
Este hermetismo y aislacionismo del gobierno está llevando no solo cada vez más consultas y negocios a las agencias tradicionales de relaciones públicas y asuntos públicos, sino que está dando lugar a una nueva camada de consultoras de lobbying e influencia formadas por gente vinculada a los nuevos dueños del poder en Argentina. Uno de esos ejemplos lo da Laura Cánepa, que sorpresivamente dejó su apetecible cargo de gerenta de PR para toda la región de la cadena de hoteles Starwood (Sheraton y otras franquicias) para abrir, con socios vinculados a funcionarios, una consultora dedicada, entre otras actividades, a conectar clientes con las autoridades, especialmente los funcionarios clave que pueden destrabar importaciones. Cánepa no pudo ser ubicada para que precise los servicios que presta su flamante consultora, pero periodistas del área economía y negocios están al tanto y saben que hoy esos servicios valen oro para muchas empresas con inconvenientes para importar.
“Hoy hay muchos servicios de consultoras que se asemejan más al viejo tráfico de influencias que a una labor profesional”, critica un lobbyista y analista político que prefiere definir sus propios servicios con el matiz de “gestión de intereses”.
Pero la contracara del lobbying en Argentina son los negocios que se pierden por las campañas que se planificaron a fines del año pasado pero ahora no se pueden concretar por falta de productos importados.
“No perdimos cuentas, pero clientes que planificaban lanzamientos de productos que ahora no tienen o no saben si van a conseguir nos congelaron varios proyectos”, explica también en off the record el presidente de una de las consultoras top ten especializado en comunicación de consumo masivo. El consultor, sin embargo, también es de los que reciben propuestas de ayudar a empresas a gestionar premisos de importación. “Nosotros ayudamos a nuestros clientes a pensar su estrategia de lobbying, pero no ofrecemos tráfico de influencias ni gestión de importaciones”, se ataja.
(UpDate semanal de Revista Imagen)
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