El mundo Riverplatense debe estar unido (ex glorias, dirigentes, plantel, cuerpo técnico, socios) y retomar el camino de la excelencia institucional y deportiva, mostrar un bloque sólido que trasmita seguridad, confianza y respaldo; se debe levantar la moral, el ánimo y la autoestima, que a esta altura parece totalmente subvaluada.
Sin dudas, una estrategia de comunicación sólida, sin fisuras y sostenida en el tiempo contribuya significativamente para comenzar a transitar el duro camino de la recuperación institucional y deportiva. Sin dudas llegó la hora de dejar los egos a un lado y pedir ayuda.
Como en toda crisis, siempre surge la oportunidad de aprender y, en esta área que nos compete, los responsables de conducir a River deben entender que estamos en la era de la híper-comunicación.
Los mensajes influyen directamente en la opinión pública y en los distintos públicos, logran modificar opiniones, cambiar actitudes, concientizar y generar fidelidad, entre otros tantos beneficios. El ABC de cualquier manual de “Crisis” indica que jamás se debe desaparecer ante eventuales problemas; por el contrario, las organizaciones deben comunicar, dejar sentada una posición oficial clara, sólida y consistente; decir la verdad, poner en agenda los mensajes claves y ganar espacio propio para no permitir que se llenen páginas de diarios, horas de TV, radio y medios digitales con trascendidos equivocados, malas interpretaciones, mensajes mal intencionados de terceros, etc., etc. Como dice el refrán, “el que calla otorga”, y River en este terreno también descendió de categoría.
Es indudable que se perdió una enorme oportunidad: ¿es posible que en la peor crisis no se hayan creado canales de comunicación oficial y extra oficial?, ¿Por qué no hubo una posición firme con un mensaje claro y preciso que sirva de sostén y contención a todos los involucrados?. ¿Es positiva la imagen de un presidente escondido detrás del escritorio?, ¿no se analizó la posibilidad de contar con un vocero legítimo?.
Es impensable que River no cuente con un equipo profesional de comunicación, estructura mínima que una institución con tantos intereses merece y necesita para sortear una crisis. Todos estos interrogantes no tienen explicación y por supuesto generan la peor sensación entre socios e hinchas cuando miran hacia arriba y no ven nada: INCERTIDUMBRE E IMPOTENCIA.
Ahora bien, es sabido que la gran debacle comenzó hace diez años con la administración nefasta por parte del ex presidente José María Aguilar, sin embargo, la actual dirigencia tiene gran parte de responsabilidad al conducir un gigante como River de manera improvisada y amateur; sin profesionales competentes e idóneos ocupando todos los espacios y velando las 24 hs. por los intereses de la institución; más allá de todo esto, en estas líneas solo intentaremos referirnos a uno de los aspectos más llamativos: la increíble inacción de River en un área clave como la comunicación, sin un equipo profesional, sin estrategia y sin plan para manejar semejante crisis.
River atraviesa el peor momento de sus 110 años de historia y desde hace tiempo dejó de mostrar signos vitales en todos sus frentes; desde lo institucional, social y deportivo, hasta la gestión con buenas prácticas de transparencia y honestidad profesional.
Sin dudas que la acumulación de estas situaciones, sumado al impensado descenso de categoría, sirvieron de cocktail explosivo para que se desencadenaran los lamentables hechos de violencia de público conocimiento.
Por Patricio Borda *
* Director de la consultora de comunicación Full PR – Grupo de Comunicación
Publicado en UpDate de Revista Imagen
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