Hay una diferencia fundamental que sitúa
a la comunicación frente al marketing, la publicidad y las relaciones
públicas, y no es otra que la veracidad y necesidad de disponer de
contrastes en las afirmaciones que se hacen ante los periodistas.
Grupo Comunicating tomó hace tiempo la decisión de garantizar a sus clientes una deontología profesional que refuerce a corto, medio y largo plazo su reputación corporativa y provea de solvencia al propio trabajo desarrollado por la agencia. La información que se mueva entre cliente y agencia, o entre ésta y los periodistas, medios o grupos de interés que formen sus audiencias, ha de ser cierta y comprobable. No caben términos medios, pues esta sociedad inteligente merece que le cuenten la realidad de los productos, servicios o gestión empresarial de aquellos que les proporcionan alimentos, vestidos, transportes, educación… Una sociedad que se ha convertido en un ecosistema relacional no admite injerencias publicitarias perversas ni empresas falsarias. Las redes sociales son activas, y ese activismo es, precisamente, el que las hace apetecibles para sus usuarios. No son sólo un lugar de divertimento, son una plataforma de activistas que pueden aupar o destruir negocios o productos. Hoy día no podemos dejar de ser transparentes. Por eso hacen falta profesionales que sean capaces de ejecutar esa transparencia paralelamente a la protección de los planes estratégicos de empresas e instituciones. Hoy la imagen y reputación ya no depende sólo de lo que nosotros queramos contar, sino de la suma, por agregación, de lo que cada persona ve y opina de cada marca en las distintas plataformas en las que se mueve. La riqueza es tal, que sólo la transparencia, la veracidad y una gran proactividad hará fuerte a unas marcas sobre otras.
Marketing, publicidad y relaciones públicas, actúan desde una zona de confort en la que la obligatoriedad de disponer de elementos que avalen lo que dicen o que sustenten lo que afirman ante la sociedad no es indispensable. Y la mayoría de las veces ni siquiera existe. Así les va.
Por esto, se han producido situaciones que han marcado a estas disciplinas como poco fiables, ilusorias y creadoras de realidades inexistentes. En demasiadas ocasiones, la mentira o la tergiversación de realidades evidentes, ha dado como resultados el rechazo generalizado de su intervención en la gestión de marcas o productos. Hoy, sobre todo el marketing, se está adjetivando permanentemente para desvincularse de ese pasado y reconvertir su presente añadiendo otras áreas de gestión en las empresas para ampliar negocio e retomar su influencia. No es ese el camino. Los entornos vigilantes que se producen en una sociedad conectada no permiten marear la perdiz, la realidad superará a aquellos que relajen su deontología.
La comunicación ha de separar su desarrollo conceptual y de acción de otras disciplinas que han usurpado un espacio que tiene, o debería tener, su ética bien definida. Sólo esto evitará que se metan aquellos que prefieren esas zonas de confort. Las agencias de comunicación trabajamos con periodistas, y son ellos nuestro primer contacto con la sociedad. La credibilidad de estos y de nuestros propios mensajes o actuaciones están en juego.
Deontología de Agencia de Comunicación Crowd
“Lo que no haremos nunca”
- Mentir, porque se convertirá en un gran problema para todos.
- Utilizar a los profesionales de los medios de comunicación.
- Olvidarnos de Internet y las redes sociales.
- Minusvalorar riesgos.
- Pensar que comunicar bien es fácil y puede hacerlo cualquiera.
- Valorar más la imagen o el medio que el mensaje.
- Ser opacos, porque hablarán por nosotros.
- Olvidarnos de que el público y las plataformas son diversos.
- Dejar de ser naturales.
- Tener miedo a informar
- Confundir táctica y estrategia.
Por Cesáreo Martín. Periodista. Director de Estrategias de Comunicación y Crisis en http://www.grupocomunicating.com
Montse Botella. Periodista. Técnico de Comunicación.
Comentarios
Publicar un comentario