En la actualidad no existen tantas
marcas, como productos. El motivo no es otro que la dificultad que
existe en convertir un producto, en una marca. Una tarea complicada,
laboriosa, de suma constancia y sobre todo de perseverancia. Pero como
todo en la vida, todo es empezar.
© fotodo – Fotolia.com
Tengo un producto, el cual yo conozco
porque soy el creador, pero me olvido que el resto no está en mi cabeza.
Pongamos por ejemplo un local comercial. La persona que lo ha creado,
en este caso el autónomo que es el que realiza, tanto la labor
comercial, gestión y las tareas diarias, conoce con exactitud su trabajo
y por tanto su negocio. Pero desconoce, muchos otros aspectos, que
hacen que su producto, no sea una marca. Por ello, lo mejor, es que nos
pongamos manos a la obra.
Tu producto y en un futuro, tu marca, debe de tener una identidad propia, es decir, debe de tener una personalidad como cualquiera de nosotros. Ejemplo: El bar de la esquina, la paquetería de toda la vida o el horno del barrio, tienen una personalidad que solo los clientes que acuden asiduamente conocen. En ocasiones, ni el dueño de la misma, conoce cómo sus clientes perciben dicho local.
Si hablásemos con los clientes, seguramente nos darían rasgos de la personalidad del comercio, que el comercio desconoce. Lo mismo ocurre con las personas. Os propongo un juego, divertido y a su vez entretenido. Haz un listado sobre aspectos de tu personalidad, ahora haz lo mismo con tu negocio, como si de una persona se tratase. Ejemplo: Divertido/ Aburrido, Moderno/Conservador, Alocado/Vergonzoso, etc…
Sin darte cuenta, habrás hecho un listado de características, tanto de ti como persona, como de tu producto, como si de una persona se tratase. Con ello conseguirás incluso, imaginarte como sería tu producto, si fuera una marca, cual sería incluso su apariencia, en función de su personalidad, como viste, que le gusta, que libros lee, etc. Tu marca debe de tener personalidad, ya que gracias a ello, los futuros clientes se sentirán identificados con aspectos que formen parte de su identidad. ¿Te has parado a pensar, por qué te gusta un programa de televisión u otro? ¿Un libro? ¿Por qué vistes así? ¿Qué quieres reflejar…?
Crear la identidad de una marca, es una tarea muy laboriosa, casi tanto como, ir configurando con el tiempo tu propia identidad. No es una tarea que se realiza un día y ya está, como nosotros mismos las marcas, van cambiando, se van adaptando al mundo, pero nunca pierden su identidad.
Para empezar a transformar tu producto en marca, te propongo que empieces a darle personalidad y una vez la tengas configurada en un papel, comienza a profundizar más. Cómo habla, como viste, que lugares visita, cual es su nivel de vida, sus aspiraciones, sus deseos, etc.
Como te adelantaba es una tarea a que hay que dedicarle mucho tiempo, pero te permitirá dirigir tu producto, a su público objetivo. Pero lo mejor, es que poco a poco, irás convirtiendo tu producto, en tú marca.
Comentarios
Publicar un comentario