¿Cómo proteger un blog? ¿Cómo elegir el dominio correcto para
ese blog? Jorge M. Colome, escritor y periodista, cofundador de
Amazings.com, en 1996, y de Noticiasdelaciencia.com, en 2011, profundizó
el tema. (Urgente 24)
"El nuevo blog también puede atraer a
blogueros o aspirantes a bloguero que desaprueben la jugada y que jamás
la habrían hecho, pero que cedan a la tentación de aprovechar la
oportunidad de ganar prestigio sin tener que currárselo durante años.
Colaborar a bombo y platillo para el nuevo blog puede dar el pego y que
parezca que en realidad lo han estado haciendo desde hace muchos años en
el blog veterano en el que nunca han publicado y desde el que no se
recomiendan artículos suyos. Ver a otros aprovechándose del nombre del
blog veterano puede animarles a hacerlo ellos también, ya que formar
parte de un grupo lo bastante numeroso de colaboradores del nuevo blog
les hace sentirse camuflados en la muchedumbre y eso anestesia sus
escrúpulos. El fenómeno es bien conocido en sociología y en psicología
de grupos. Es, por ejemplo, el detonante de los saqueos perpetrados por
una multitud, o el de una red de corrupción muy extendida; robar cuando
todos lo hacen parece menos grave que robar cuando nadie más lo hace."
por JORGE M. COLOME
MADRID (Noticias de la Ciencia).
Mantener un blog o web durante años, redactando y publicando en él
varios artículos cada semana, es un duro esfuerzo como bien saben los
blogueros en esa situación. Y sin contar el tiempo que se dedique a
promocionarlo.
Esos esfuerzos, con el paso de los años, hacen que aumente el
número de lectores del blog, que periódicos y otros medios lo adopten
como referencia informativa en la temática que trate, y en definitiva
que el trabajo de todos esos años se traduzca en prestigio para él.
Pero un blog o web depende de un nombre de dominio, que el público
asocia con el propio blog. Y eso lo hace vulnerable no sólo a la
ciberocupación (cybersquatting) o al phishing, sino también a otras
formas de imitación malintencionada.
Muchos blogueros se conforman con la dirección de su blog en los
dominios de plataformas como Blogger o WordPress. Otros registran como
dominio .com el nombre de su blog, pero muy pocos lo registran además
con la extensión de dominio de su país, por ejemplo .es si se trata de
España, ni tampoco suelen registrar el dominio con todas las demás
extensiones de uso destacado, como son .net, .org, y .info. Lo habitual
es registrar un solo dominio para el blog. Y ello entraña un gran
peligro, sobre todo si el nombre es inusual en vez de ser una palabra de
uso común en el idioma del bloguero.
Pongamos por caso que un bloguero español registra un dominio .com
con un nombre determinado, que no es ninguna palabra común descriptiva
de los temas tratados por el blog sino un vocablo que como tal no existe
en su idioma y al que en este artículo vamos a referirnos como
"Nombredeldominio".
Con el paso de los años, su blog Nombredeldominio.com, dedicado a
la divulgación de una temática específica, gana reputación entre el
público interesado en dicha temática.
La jugada
Un día, un compatriota suyo, con el que jamás ha tenido relación
alguna o conoce sólo de haber conversado brevemente con él en algún
encuentro de blogueros o haber intercambiado algún mensaje, registra el
dominio Nombredeldominio.es y monta allí un blog de precisamente la
misma temática que Nombredeldominio.com. Además, muy a menudo presenta
públicamente su blog como Nombredeldominio, a secas. En consonancia con
esto último, evita en su blog cualquier referencia al blog veterano. Por
supuesto no advierte en su blog que éste no está relacionado en modo
alguno con el blog veterano pese a tener su mismo nombre.
Lógicamente, la confusión que se genera en el público entre ambos
blogs es inevitable, sobre todo en el público del país, España en el
caso del ejemplo. Para mucha gente, no hay diferencia entre dos nombres
inusuales de dominio, creados ambos en el mismo país, y dedicados ambos
al mismo tema y en el mismo idioma, cuya única diferencia sea que uno
tiene la extensión .com y el otro .es. Los periódicos, revistas y casi
cualquier organización de cierto peso, suelen tener registrado su
dominio con la extensión .com y con el resto de las principales,
incluyendo la de su propio país. Es fácil para mucha gente creer que el
blog Nombredeldominio.com y el blog Nombredeldominio.es son el mismo, o
simplemente que el nuevo blog ha sido creado por el autor o autores del
primero, o por nuevos colaboradores, a modo de complemento de éste.
La situación de confusión generada ante la creación del nuevo blog
perjudica obviamente al autor del blog veterano, que ve como gente que
se entera de su blog por las muchas y valiosas referencias al mismo
presentes dentro y fuera de internet, acaba yendo a visitar al nuevo en
vez de al suyo.
A partir de entonces, el autor del blog veterano ya no le podrá
sacar a sus méritos con el blog, ni a sus esfuerzos promocionándolo,
todo el partido que le estaba sacando, ya que una parte de los frutos
que eso genere no serán para el blog veterano sino para el nuevo,
gracias a la confusión entre ambos. Lo mismo ocurrirá si invierte dinero
en rediseñar su blog, en publicidad para darlo a conocer a nuevos
públicos, o simplemente en pagar a sus colaboradores una remuneración
por los artículos que escriben para él o por las ilustraciones que
confeccionan para el mismo.
Esa situación de tener al nuevo blog pegado al veterano como una
lapa puede hacer incluso que el creador del blog veterano, si quiere
evitar desperdiciar esfuerzos y dinero que acaben beneficiando al dueño
del nuevo blog en vez de a él, se vea impelido a usar para el suyo un
dominio complementario (del que esta vez sí haya registrado todas las
extensiones importantes), en un intento de reducir la confusión de la
que se aprovecha el autor del nuevo blog y que perjudica al del
veterano.
El autor del blog veterano también puede ver dañada su reputación
si el autor del nuevo publica artículos de mala calidad o en los que
ataca a medios, instituciones y entidades varias. Los contenidos de mala
calidad en el nuevo blog pueden hacer disminuir el prestigio del blog
veterano y restarle a su autor ingresos por publicidad y por otros
conceptos, que dependen de ese prestigio alcanzado con los años. Al
mismo tiempo, los medios, instituciones y entidades atacados en
artículos publicados por el nuevo blog pueden creer equivocadamente que
el veterano está tan implicado en esos desmanes como el nuevo blog, y no
molestarse siquiera en contactar al autor del blog veterano para
asegurarse de que aprueba lo que se publica contra ellos en el nuevo
blog, limitándose a cancelar futuras ofertas de colaboración que de otro
modo le habrían hecho al autor del blog veterano, y muchas veces sin
que éste llegue a enterarse siquiera de que se le han cerrado esas
puertas.
El autor del nuevo blog, por su parte, pasa de la noche a la mañana
a gozar de un gran prestigio, al confundírsele con el autor del blog
veterano. La confusión entre ambos hace no sólo que el nuevo reciba
tráfico extra a expensas del veterano, sino que también le otorga al
dueño del nuevo la oportunidad de intentar explotar económicamente en su
favor el prestigio del blog veterano. Cuando entra en escena el dinero,
las cosas se vuelven más problemáticas. Hasta entonces, podría tratarse
de una simple chiquillada de un bloguero que intenta ser famoso durante
un tiempo a costa de otro.
Pero cuando al dueño del blog nuevo le surge esa oportunidad de
ganar dinero a partir del prestigio del blog veterano, puede llegar
incluso a fundar para tal menester una empresa (con un nombre que, como
no, incluya Nombredeldominio y que, por supuesto, opere en el mismo
sector temático al que está dedicado el blog veterano). Otras empresas
también pueden acudir al festín. Y de este modo, se crea una red de
captación de dinero a costa del nombre del blog veterano, cuyo autor
puede ver así saboteadas sus propias oportunidades de obtener beneficios
económicos de su página después de años de esfuerzos invertidos en
elaborar posts y en hacer crecer la popularidad y el prestigio de su
blog y del nombre de dominio a él asociado.
Excusas
Ante la situación creada por el nuevo blog, el autor del blog
veterano se verá obligado a alertar del riesgo de confusión entre ambos,
y a aclarar públicamente que no hay ninguna relación entre los dos, lo
que despertará en terceros la sospecha obvia de que el blog nuevo ha
adoptado el mismo nombre del veterano para aprovecharse del prestigio de
éste.
Enfrentado a esta situación, y sin poder ya seguir permaneciendo en
silencio sobre la duplicidad de nombres de dominio, el autor del blog
nuevo recurrirá a excusas, de entre las cuales las más frecuentes son
éstas:
1) Alegar que cuando creó el nuevo blog desconocía la existencia
del veterano (o que quizá años atrás sí lo visitó en alguna ocasión o
supo de él por terceros, pero que se había olvidado del blog veterano
por completo) y que por tanto es pura casualidad que él escogiera como
nombre de su nuevo blog el mismo nombre que venía usando desde años
atrás el blog veterano. Es la excusa más fácil pero también la que menos
puede disimular su falsedad, sobre todo cuando concurren todas estas
circunstancias:
> El nombre no consiste en una o varias palabras comunes
descriptivas de la temática tratada por ambos blogs, sino que es una
palabra que no existe en el idioma propio ni posee de por sí ningún
significado relativo a la temática tratada por ambos blogs. Es un nombre
lo bastante raro y original como para que el autor del blog veterano lo
pueda registrar incluso como marca. Ante un nombre así, las
probabilidades de coincidencia por puro azar son muchísimo más remotas
que si el nombre consistiera en una o varias palabras comunes del idioma
propio y descriptivas de la temática tratada en ambos blogs.
> El blog veterano, Nombredeldominio.com, ya era bien conocido
públicamente en el sector temático de ambos blogs cuando el autor del
nuevo blog registró Nombredeldominio.es. Por ejemplo, artículos del
primero ya se reeditaban en revistas de papel, periódicos de papel, webs
y otros medios, al blog veterano ya se le mencionaba en radio,
televisión, ponencias en congresos, publicaciones académicas, webs de
instituciones docentes, libros de papel, y tesis doctorales, y también
había recibido ya premios y/o distinciones.
> Al poco de aparecer el nuevo blog, el creador de éste y/o
algunos de sus colaboradores principales hicieron declaraciones
contradictorias (al no haberse puesto todos de acuerdo sobre qué excusa
dar), recogidas en mensajes de email, twitts, y otros soportes, en las
que admitieron conocer al blog veterano desde años antes de la creación
del nuevo (y donde ofrecían explicaciones alternativas sobre la decisión
de darle al nuevo blog el nombre del veterano).
> Años antes de la creación del nuevo blog, el dueño de éste y/o
algunos de sus colaboradores principales reeditaron artículos del blog
veterano, en foros o blogs, con una indicación clara de su procedencia.
En aquella época también enviaron mensajes al autor del blog veterano.
> Años antes de la creación del nuevo blog, el dueño de éste y/o
algunos de sus colaboradores principales incluyeron, en sus posts en
blogs o foros, links hacia el blog veterano u otras referencias sobre el
mismo.
> Cuando se registró el dominio Nombredeldominio.es para el
nuevo blog, al escribir "Nombredeldominio" en la ventana de búsqueda de
cualquier buscador, la primera referencia que aparecía en la primera
página de resultados era precisamente "Nombredeldominio.com". Se hace
difícil creer que si el creador del nuevo blog cuidó detalles del
lanzamiento de este nuevo blog como la confección de camisetas con el
nombre del blog, no hubiera reparado en que ya existía otro blog de
nombre idéntico y del mismo tema, idioma y país desde años antes.
> Desde que el creador del nuevo blog registró a su nombre el
dominio Nombredeldominio.es hasta que estableció allí dicho blog,
transcurrieron meses. La creación de ese blog no fue pues un acto
precipitado, improvisado y alocado, como habría sido escoger y registrar
el nombre en un arrebato, sin molestarse siquiera a ponerlo en un
buscador para ver si ya estaba siendo usado, y a las pocas horas tener
el blog creado para acto seguido comenzar a anunciarlo públicamente,
hasta darse cuenta al día siguiente de la duplicidad de nombres.
> Pongamos que, a pesar de todo, la elección del nombre del nuevo blog sí fue una casualidad extraordinaria.
Aceptemos que el creador del nuevo blog, pese a llevar años activo
en internet y en el sector temático del blog veterano, por una
acumulación desafortunada de circunstancias no se percató de la
existencia del blog veterano, que además el azar le llevó a escoger como
nombre una palabra rara que no existe en el idioma propio ni posee de
por sí ningún significado relativo a la temática del blog pero coincide
con el nombre de un blog de la misma temática, idioma y país, en
funcionamiento desde muchos años atrás, y que además no tuvo la
curiosidad (ni la prudencia) de escribir en un buscador el nombre que
quería para su nuevo blog.
O, alternativamente, aceptemos que la mente le jugó una mala
pasada. Sí conoció en el pasado al blog veterano, pero luego olvidó su
existencia, y cuando meditó sobre qué nombre darle a su nuevo blog (y
qué dominio registrar) escogió de modo subconsciente y por influencia
subliminal el nombre de un blog que le gustaba pero cuya existencia
había olvidado. Y además no tuvo la curiosidad (ni la prudencia) de
escribir en un buscador ese nombre que quería para su nuevo blog.
Aún admitiendo esta cadena asombrosa de circunstancias fortuitas,
la excusa no explica la insistencia del dueño del nuevo blog en usar
públicamente muy a menudo "Nombredeldominio" a secas, sin especificar
".es", incluso después de recibir las quejas del propietario del blog
veterano. O sea que, en vez de intentar diferenciarse del blog veterano
al descubrir la duplicidad de nombres, actúa de un modo que precisamente
alimenta la confusión entre ambos blogs. Si nunca le movió la intención
de copiar el nombre del blog veterano, ¿por qué alimenta la confusión
entre ambos?
2) Afirmar que el blog veterano ya no estaba activo. Es una excusa
muy fácil de desmontar. Basta comprobar si ese blog llevaba mucho tiempo
sin actualizarse cuando se creó el nuevo, o si, por el contrario, se
venían publicando posts con frecuencia y regularidad en las fechas en
las que apareció el nuevo blog. Una variante de esta excusa es intentar
presentar como una web muerta a una web que, aunque del todo activa,
tiene un diseño anticuado, por ejemplo "noventero". Si el blog o web en
cuestión tiene por objeto tan sólo publicar textos, su autor puede
perfectamente no sentir la necesidad de cambiar el diseño. Después de
todo, internet está llena de webs con diseño muy nuevo y sofisticado,
pero sin apenas contenido, y con tráfico ínfimo. Además, a algunos
webmasters veteranos puede gustarles ese aire noventero, hoy en día ya
casi Vintage o Clásico y que muy pocas webs poseen en la actualidad.
Por otra parte, el mero hecho de que un blog o web lleve mucho
tiempo sin actualizarse, no quiere decir que esté abandonado. El
bloguero puede haber hecho una pausa en su actividad por motivos
personales, y reanudar su actividad tiempo después. O una web puede
estar planteada como un libro en vez de como una revista, ofreciendo una
colección de contenidos para consulta, sin necesidad de agregar nuevos
contenidos, y seguir teniendo un buen tráfico, dando incluso ingresos
económicos a su dueño si tiene publicidad colocada en su web. El propio
hecho de que el dominio siga existiendo significa que el dueño paga
periódicamente la renovación del mismo, o que al principio pagó varios
años por adelantado.
En cualquier caso, adoptar el mismo nombre que un blog del mismo
tema, idioma y país, tratando de usar como justificación que parece no
estar ya activo, denota que el autor del nuevo blog no tiene reparos en
que le confundan con el autor del primer blog, y que incluso cuenta con
que si éste ya no tiene tiempo o ánimos suficientes para seguir
posteando en el blog, tampoco los tendrá para tomarse el trabajo de
intentar deshacer la confusión entre ambos blogs. En definitiva, será
una forma fácil de apropiarse del prestigio amasado durante años por el
primer bloguero sin que éste ofrezca resistencia.
3) Argumentar que el motivo por el que escogió ese nombre para su
blog y dominio no fue imitar el nombre de dominio del blog veterano,
sino que lo hizo porque esa palabra, aunque no sea un vocablo de su
idioma ni posea de por sí ningún significado relativo a la temática del
blog, tiene para el autor del nuevo blog un significado especial,
derivado de alguna anécdota que vivió, circunstancia personal, etc., que
hace idónea y de su agrado esa palabra específica como nombre de su
blog. La excusa es bastante buena, siempre y cuando el bloguero pueda
avalar de manera convincente su afirmación. El punto débil, sin embargo,
sigue siendo el mismo: Ha decidido adoptar un nombre que ya está siendo
usado desde hace años por otro blog de la misma temática y en el mismo
idioma y del mismo país.
4) Intentar hacer ver que el nuevo blog es mejor (o esgrimir que
tiene un diseño más moderno) que el veterano, y que por eso tiene más
derecho sobre ese nombre usado por ambos. El problema es que fue el
dueño del nuevo blog quien decidió llamarlo igual que el blog veterano,
no al revés. Además, si es mejor, ¿para qué iba a escoger ese nombre a
sabiendas de que su blog seria confundido con otro peor?
5) Esgrimir que el nuevo blog tiene más colaboradores, y escudarse
en la fuerza del número para justificar lo que se está haciendo. O
esgrimir que al nuevo blog lo respalda una empresa potente, e intentar
aplicar la ley del más fuerte para atribuirse más derechos sobre ese
nombre usado por ambos blogs. Sin embargo, los argumentos de esta clase
siguen sin poder refutar la idea de que se ha escogido el nombre del
blog veterano para aprovecharse de él. Y además transmiten un cierto
aire despótico, como de imperio conquistando una nación para apropiarse
de sus recursos con la justificación de que tiene el derecho de hacerlo
porque es más poderoso que el país invadido.
6) Quitarle importancia a la duplicidad de nombres, como si fuera
algo comparable a los casos de personas que tienen un mismo apellido
inusual pero no están emparentadas. Es un argumento muy endeble. Para
empezar, heredar un apellido no es lo mismo que escoger un nombre para
un blog, una revista, o una marca. Y la duplicidad de nombres en casos
como el descrito en este artículo no es para nada una simple anécdota
sin mayor trascendencia. No sería normal en absoluto encontrarse en el
quiosco dos revistas distintas, una nueva y otra que ya lleva años en el
mercado, pero ambas con igual nombre, igual temática, igual idioma y
editadas en el mismo país. Con los blogs no hay nada que justifique que
esta misma situación deba verse como algo normal y correcto.
Además, en muchos casos para un bloguero su blog es casi una
identidad personal en la blogosfera, como queda demostrado por el hecho
de que en los encuentros de blogueros, estos no suelen presentarse entre
ellos por su nombre y apellidos sino por el nombre de sus respectivos
blogs, ya que así es más fácil saber quién es quién. De igual modo, para
muchos blogueros, su blog es uno de los elementos que les definen como
las personas que son. Y una parte de su propia vida está reflejada en el
blog. Ser víctimas de la jugada descrita es también sufrir un ataque
contra su identidad y un intento de borrar esa parte de su vida.
7) Más difícil será buscar excusas para hechos como por ejemplo que
el dominio del nuevo blog (solo el dominio, no su contenido) esté en
venta por más de mil euros cuando lleva sólo varios meses funcionando.
Los puntos débiles de muchos blogs
El principal punto débil de muchos blogs es el ya adelantado en el
principio de este artículo: Carecen de dominio propio o sólo poseen uno,
en vez de tener los de todas las extensiones más importantes (como
mínimo .com, .net, .org, .info y la principal de su país).
El propio prestigio del blog puede poner a éste en el punto de mira
de los desaprensivos. Bastantes blogueros se limitan a postear sin
revisar el impacto público de sus posts, sobre todo el que se genera
fuera de la blogosfera, y puede que el día en que se den cuenta de que
poco a poco se han vuelto prestigiosos sea el día en el que descubren
que les ha surgido un imitador que ha creado un blog de igual nombre e
igual tema.
Lo más triste es cuando ese imitador o algunos de sus colaboradores
son blogueros con quienes ha tratado en el pasado y que ahora se
comportan como si sufrieran de amnesia selectiva respecto a la
coincidencia de nombres entre ambos blogs y el hecho de que el veterano
es muy anterior al nuevo. Este fenómeno de los "amigos" que "olvidan"
que el blog veterano es muchos años anterior al nuevo, y que pasan de
adular al blog veterano a intentar usurpar su prestigio en favor del
blog nuevo, es la consecuencia de un punto débil, a menudo pasado por
alto, y que muchos blogueros tienen: Ser excesivamente confiados.
"¿Quién haría una jugada tan sucia como ésta?" es lo primero que, con
incredulidad, muchos blogueros piensan cuando se les plantea el peligro
de que alguien, algún día, "clone" el nombre de su blog para un blog del
mismo tema, idioma y país, a fin de intentar apropiarse del prestigio
que se han forjado después de años de esfuerzos. Sin embargo, estas
cosas suceden. Como en cualquier profesión o actividad, aunque la amplia
mayoría de blogueros sea gente honrada, siempre hay algunas manzanas
podridas. Y esa jugada sucia no tiene por qué hacerla un bloguero de un
país distante; puede, y de hecho es más útil para crear el engaño, ser
obra de un compatriota. Incluso no es raro que la víctima le haya
conocido personalmente a él o a alguno de sus colaboradores en un
encuentro de blogueros, y menos raro aún que haya tenido algún contacto
con él vía email, chat, foros, redes sociales y demás.
Ante esa situación, la gran incógnita que asalta a la víctima es:
"¿Por qué esa persona me ha hecho una jugada tan sucia? ¿Cómo puede ser
que se haya vuelto tan ruin, con lo simpático y amistoso que era?" Aquí
subyace un problema muy común a la hora de juzgar a las personas. Mucha
gente confunde simpatía con honradez. Y no son lo mismo. Una persona
puede ser fría y distante, pero honrada. Alguien puede ser simpático,
amistoso y agradable, pero también estafador. De hecho, el buen
estafador debe ser simpático, amistoso y agradable para seducir a sus
futuras víctimas. Muchos corruptos y estafadores tienen el don de
encandilar a la gente a través de esas cualidades, obteniendo así más
fácilmente cómplices para sus tejemanejes en el primer caso, e incautos a
los que desplumar en el segundo.
Es fácil que un bloguero juzgue a otro como un buen tipo basándose
sólo en que se ha mostrado simpático con él, ya sea en internet o ya sea
en persona durante algún encuentro de blogueros. Pero a las personas no
se las puede juzgar por la simpatía que exhiban al conversar con ellas,
sino por sus actos. Alguien que es simpático y agradable con nosotros
pero que al mismo tiempo hace jugadas sucias contra otros blogueros, no
es una persona de fiar. La falta de ética de un sujeto así debería
encender la luz roja de alarma entre sus "amigos". Porque para este tipo
de sujetos, el "amigo" de hoy puede ser la víctima de mañana si surge
una oportunidad apetitosa. Como dice el refrán, "La ocasión hace al
ladrón", y ante la oportunidad de apropiarse del nombre y prestigio de
un blog ajeno, el bloguero simpático de quien no deberíamos habernos
fiado puede hacer su jugada.
Peligros de colaborar para un blog usurpador
Un nuevo blog que toma su nombre del de un blog veterano de la
misma temática, idioma y país, atraerá de inmediato a sujetos de la
misma calaña que el dueño del nuevo blog, que aplaudirán la jugada y se
aprestarán a sacar tajada como colaboradores principales del nuevo blog o
incluso como cofundadores de éste, ayudando al lanzamiento público del
mismo y a explotar en su provecho el nombre del blog. Ni el dueño del
nuevo blog ni sus colaboradores principales tienen por qué ser blogueros
casi desconocidos. Puede tratarse de gente que cuenta ya con cierto
éxito en el sector pero a la que una ambición desmedida le mueve a jugar
sucio con tal de conseguir más y más con el mínimo esfuerzo. Hasta
puede haber alguna empresa del sector entre los colaboradores
principales. Algunos pueden haber tenido actuaciones sospechosas en el
pasado, y otros no. Pero en situaciones como ésta, se revela claramente
qué clase de personas son en realidad.
El nuevo blog también puede atraer a blogueros o aspirantes a
bloguero que desaprueben la jugada y que jamás la habrían hecho, pero
que cedan a la tentación de aprovechar la oportunidad de ganar prestigio
sin tener que currárselo durante años. Colaborar a bombo y platillo
para el nuevo blog puede dar el pego y que parezca que en realidad lo
han estado haciendo desde hace muchos años en el blog veterano en el que
nunca han publicado y desde el que no se recomiendan artículos suyos.
Ver a otros aprovechándose del nombre del blog veterano puede animarles a
hacerlo ellos también, ya que formar parte de un grupo lo bastante
numeroso de colaboradores del nuevo blog les hace sentirse camuflados en
la muchedumbre y eso anestesia sus escrúpulos. El fenómeno es bien
conocido en sociología y en psicología de grupos. Es, por ejemplo, el
detonante de los saqueos perpetrados por una multitud, o el de una red
de corrupción muy extendida; robar cuando todos lo hacen parece menos
grave que robar cuando nadie más lo hace.
Por último, el nuevo blog también puede atraer a colaboradores que
crean estar ante el blog original o una franquicia autorizada del mismo,
y que debido a ello aportarán posts para el nuevo blog.
Tanto si conocen la verdadera situación del nuevo blog como si la
desconocen, todos sus colaboradores afrontan unos mismos riesgos. A ojos
del dueño del blog veterano y de terceros, pueden aparecer como
cómplices del creador del nuevo blog. Publicar un artículo en un blog
que toma su nombre del de un blog veterano del mismo tema, idioma y
país, es exponerse a ser considerado un tramposo como se le considera al
dueño del nuevo blog.
Pero además, si el nombre del blog veterano es marca registrada,
los colaboradores del nuevo blog pueden ver su imagen dañada por los
problemas legales que sufrirá el dueño del nuevo blog.
No ayuda en nada a la imagen de los colaboradores del nuevo blog
que la forma típica de obrar de la gente tramposa como el dueño del
nuevo blog sea seguir intentando aprovecharse contra viento y marea del
nombre del blog veterano. Al dueño del nuevo blog no le importa quedar
en evidencia ante quienes se percatan de que el nuevo blog no tiene
ninguna relación con el blog veterano, porque confía en que seguirá
encontrando gente que confunda su blog con el veterano.
Publicar en un blog engañoso como el descrito, o en cualquier blog
que incluya entre sus tácticas de promoción el cybersquatting o
ciberocupación, acaba perjudicando más que beneficiando la reputación
del autor del post, por más popularidad que pueda ganar al principio
cuando el fraude aún no se ha destapado. El público, los medios de
comunicación y las instituciones le otorgan poca credibilidad a lo
publicado en sitios así, ya que la veracidad de lo publicado queda
automáticamente en entredicho por la falsedad que encierra el propio
nombre del blog o web. Poca credibilidad y un pobre sello de calidad
ofrece un blog que recurre al engaño sobre sí mismo como parte de su
estrategia promocional y comercial. En definitiva, publicar en un blog
así puede hacer que al colaborador se le cierren puertas profesionales
ante la sospecha de que si no tiene escrúpulos para colaborar en un blog
de esa clase, tampoco los tendrá para incumplir contratos editoriales
de publicación o incluso para incurrir en algún plagio.
Publicar en un blog de esta clase un artículo firmado por un
profesional de la materia tratada en el texto transmite además la idea,
cierta o equivocada, de que el autor de dicho artículo es un profesional
de bajo perfil que, no logrando que le publiquen sus artículos en
revistas, webs o blogs legítimos, debe recurrir a publicarlos en un blog
que se presenta con el nombre de otro blog ajeno y que se nutre del
cybersquatting o ciberocupación.
Respaldar públicamente un blog fraudulento como el del ejemplo,
aunque sólo sea colocando un enlace hacia él desde el blogroll de
nuestro blog, o retwitteando sus posts, o dándole al "Me Gusta" en
Facebook, mina nuestro propio prestigio como blogueros, y aumenta el
riesgo de que la gente nos crea capaces de copiar nombres de blogs
ajenos para aprovecharnos de su prestigio.
Formas de protegerse
La forma más fácil de proteger contra imitadores el nombre de un
blog es registrarlo como dominio en todas las extensiones importantes,
como mínimo .com, .net, .org, .info y la principal del país del bloguero
(por ejemplo .es en el caso de España). Registrarlo además con
extensiones adicionales, como por ejemplo .biz, otras del país del
bloguero y hasta la de la región del bloguero dentro del país, ofrece
mayor seguridad. También puede resultar conveniente registrarlo con
otras extensiones, más especializadas. Por ejemplo, un blog que sea muy
conocido por sus podcasts estaría mejor protegido si el dominio se
registrara también con las extensiones .fm y .am, que son territoriales
(Estados Federados de Micronesia, y Armenia, respectivamente) pero
también se usan a menudo por emisoras de radio, por coincidir con las
siglas FM (Frecuencia Modulada) y AM (Amplitud Modulada). Para
televisión, o para actividades audiovisuales en general, puede ser
conveniente registrarlo con la extensión territorial .tv, de Tuvalu pero
muy usada también para canales de televisión y actividades
relacionadas.
¿Qué es un fastidio tener que pagar por un montón de dominios y
usar sólo uno? Pues sí, pero se evita que los mangantes del prestigio
ajeno se adueñen del nombre del blog, una parte vital de su identidad.
En algunos casos, si el nombre del blog es lo bastante original,
también se puede registrar como marca. Los trámites para ello no son tan
caros ni tan difíciles como pueda parecer, y la protección que pasa a
tener el blog es muchísimo mayor, haciendo ilegales muchas de las
prácticas de juego sucio que de otro modo los mangantes del prestigio
ajeno podrían mantener en práctica por tiempo indefinido, y permitiendo
en consecuencia llevar a juicio con facilidad a esos imitadores.
Presentar una denuncia contra un bloguero que usa para su blog el
nombre del nuestro puede parecer una medida extrema, pero muchas veces
es la solución más eficaz para acabar de una vez por todas con el
problema, y además el autor del blog veterano tiene derecho a defenderse
cuando todo lo demás falla y el autor del nuevo blog sigue explotando
en su provecho el nombre del blog veterano aún sabiendo que es marca
registrada.
Las grandes webs y los medios periodísticos en general tienen sus
nombres registrados como marca. Entre los blogs, es mucho menos
frecuente. Sin embargo, bastantes blogueros harían bien en registrar
como marca el nombre de su blog, al menos en aquellos casos en los que
el nombre sea lo bastante original como para que la oficina de patentes y
marcas apruebe registrarlo.
Tener el nombre del blog como marca registrada impide también que
otras personas, sin permiso del bloguero dueño de la marca, usen el
mismo nombre de su blog, o nombres muy parecidos, para otros blogs,
webs, revistas y medios en general. También impide que personas y
entidades hagan otras cosas sin permiso del bloguero, como por ejemplo
organizar eventos de la misma temática sobre la que trata el blog,
usando como nombre del evento el del blog.
La solicitud de registro de marca se puede cumplimentar del modo que mejor proteja los intereses específicos de cada blog.
Gracias a la protección ofrecida por la marca, el blog queda a
salvo de quienes desean copiar su nombre para aprovecharse de su
prestigio amasado durante años de esfuerzos del bloguero.
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