Conferencia en el Parlamento organizado por la Unesco y la Asociación de Diarios
Por Eleonora Gosman, en "Clarín"
Representantes de esos sectores rechazaron las presiones sobre la publicidad en los medios de prensa
Apoyo. La presidenta Dila Rousseff, en una reciente conferencia internacional realizada en San Pablo (Reuters)
Por Eleonora Gosman, en "Clarín"
Representantes de esos sectores rechazaron las presiones sobre la publicidad en los medios de prensa
Apoyo. La presidenta Dila Rousseff, en una reciente conferencia internacional realizada en San Pablo (Reuters)
Hay tres tipos de amenazas contra la libertad de expresión. Una, la
más grave, es el asesinato de periodistas. La segunda es la censura de
contenidos; y la tercera es “la restricción a la libertad de expresión
comercial, con la tentativa de censurar la publicidad de
determinados productos”. Este enfoque fue sintetizado ayer en la octava
Conferencia Legislativa sobre Libertad de Expresión, que se realizó en
el Congreso brasileño, con la participación de periodistas, jueces y
legisladores.
Organizado en forma conjunta por la Unesco, la
Asociación Nacional de Diarios (ANJ) de Brasil y el instituto “Palabra
Abierta”, el seminario fue al mismo tiempo una forma de celebrar el Día
Mundial de la Libertad de Prensa, conmemorado el 3 de mayo. En la cita
estuvieron el presidente de la Cámara de Diputados, Henrique Alves, y el
titular del Senado, Renan Calheiros. Ambos parlamentarios forman parte
de la coalición oficialista que sostiene el gobierno de la presidenta
Dilma Rousseff y que la acompañará en su proyecto de reelección en las
presidenciales de 2014.
Junto a ellos, estuvo también el juez de
la Corte Suprema Carlos Ayres Brito, así como diputados y senadores del
ala izquierdista de la alianza oficialista, y varios editores
periodísticos de los tres grandes diarios brasileños: O Globo, Estado de
Sao Paulo y Folha de Sao Paulo.
El titular de Diputados, Henrique
Alves, recordó que la libertad de expresión es “una cláusula pétrea” de
la Constitución de 1988, que cumplirá en breve 25 años. Esta cláusula,
insistió, “resulta indisociable de la democracia”.
Según el
legislador, “la libertad de expresión” es una conquista estructural de
la sociedad, que no irá a admitir retrocesos. La diputada Jandira
Feghali, del Partido Comunista del Brasil (PC do B), puso el acento en
la necesidad de ampliar la libertad de expresión.
Esto
significa, según la parlamentaria, estimular un aumento del flujo de la
información. Para ella, en Brasil “no existe todavía una amplia
democracia” en ese terreno. Para su ex colega Paulo Delgado, que integró
uno de los paneles de la conferencia, ”la discusión sobre la libertad
de expresión está amarrada porque ingredientes políticos contaminan el
debate”.
En la conferencia, el ex ministro de Justicia Nelson
Jobim recordó que la Constitución brasileña fue redactada de manera tal
que prohibió alterar cualquier parte del capítulo dedicado a garantizar
la libertad de expresión.
“No hay ninguna posibilidad de montar un consejo nacional de prensa que reglamente contenidos.
Es que, en nuestra Constitución (la de 1988), la libertad de expresión
no puede ser regulada por ley”. La declaración del ex funcionario, quien
también fue ministro de Defensa durante el gobierno del ex presidente
Luiz Inacio Lula da Silva, se refería específicamente a un proyecto de
ley que estuvo en danza en el Congreso en abril, promovido por el
Partido de los Trabajadores, y que provocó una fuerte reacción del
gobierno de Dilma Rousseff.
La propia presidenta no se ha cansado
de repetir, cada vez que se plantean estas iniciativas, que ella es
partidaria de la más absoluta libertad de prensa. El PT criticó esa
posición oficial al señalar que el gobierno de Dilma “nunca se posicionó
sobre cómo democratizar la comunicación”. Y la cuestionó por “adoptar
una posición extrema de rechazo a cualquier debate sobre la construcción
de un marco regulatorio para la prensa”.
El director del diario
Estado de Sao Paulo, Ricardo Gandour, subrayó las circunstancias en la
que fue sancionada la Constitución en 1988. En ese período, dijo,
“todavía funcionaba la censura previa”. La Constituyente ocurrió recién
tres años después de terminada la dictadura militar que gobernó el país
por 21 años.
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