EL GRUPO ELIGIO LA MARCA PORQUE LE GUSTAN LOS COLORES
- Por Martín Bidegaray (Clarín)
En el mundo de las marcas, donde la imagen es casi todo, un debate domina por estos días: ¿qué pasa cuando una etiqueta que apunta a bolsillos pudientes logra una alta exposición por personajes públicos cuyos seguidores vienen de otro segmento social? La pregunta viene a cuento de los Wachiturros, un grupo musical con fuerte presencia en la televisión, cuyo uniforme oficial está compuesto por chombas, camisas y chalecos Lacoste, la marca francesa. Una remera tipo polo con la etiqueta oficial del “cocodrilo” sale entre $ 330 y $ 500. El posicionamiento de la marca es hacia varones, de más de 30 años, buen poder adquisitivo (juegan al tenis, golf o practican deportes naúticos), tradicionales y con billetera algo abultada. Wachiturros tienen llegada a otro público: adolescentes, con menores ingresos y lejos de encarnar ese etéreo ideal de lo que es “cool” para las marcas. “Si trabajara en marketing de Lacoste estaría preocupado, le pueden provocar daño a la marca”, sostiene un ejecutivo de la indumentaria. “Burberry tuvo que dejar de fabricar gorras y hacer un reposicionamiento de su marca porque estaban en el vestuario de los chavs (los jóvenes que provocaron revueltas violentas en Inglaterra)”, ejemplifica.
Los expertos en la relación de marcas y famosos ven luces y sombras en la asociación Lacoste/Wachiturros que se puede generar en la mente de los consumidores. “No importa que hablen bien o mal, sino que hablen de la marca”, bromea Nicolás Iglesias, director de la agencia Starway, que trabaja en enlazar a famosos con empresas. “Wachiturros no es el ideal que necesitaría una marca como Lacoste como vocero, pero tampoco son lo peor. No hablan de violencia ni de drogas. Dentro de lo malo, no es tan malo”, define.
“Es algo efímero. En estas situaciones siempre incide la espalda que tiene la marca. Está claro que no es el posicionamiento marcario de Lacoste. Pero el consumidor de Lacoste ni se va a dar cuenta de los Wachiturros. Es otro target de edad, de gustos muy diferentes”, observa Florencia Pini, directora de Investigación de la central de medios Starcon.
Eduardo García Mansilla, director de Vesuvio –fabricante local de Lacoste– expresó que “ojalá todo el mundo usara Lacoste.
Nosotros no discriminamos quién usa o quién no debe usar la marca ”.
Javier Fernández, productor de Wachiturros, explica que “no hay ningún acuerdo” con Lacoste. “La marca tiene buenas combinaciones de colores para los conjuntos. Antes, cuando bailaban en boliches (para grupos tropicales) los pibes iban vestidos de Lacoste de La Salada. Cuando los formé como grupo, fui al outlet (lo situó en Flores, pero está en Villa Crespo) y gasté $ 5.000 en 6 camisas, chombitas, chalecos, gorritas y guantes”, se sincera Fernández, cuyo apodo es “Bazooka”.
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