Escándalo: cámara oculta revela “artes oscuras” de la agencia inglesa que trabajó para Argentina y otros países en problemas
Bell Pottinger: una consultora de lobbying que se jactaba de infalible, cayó en una burda cámara oculta |
El mundo de las PR y el lobbying de Gran Bretaña está profundamente sacudido por un escándalo que afecta a Bell Pottinger, la principal consultora de Asuntos Públicos y crisis management del país y que se especializó en mejorar la imagen de regímenes extranjeros en problemas e incluso llegó a trabajar en el pasado para el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El diario The Independent reveló cómo “cayó” la consultora con una cámara oculta en la que los más altos ejecutivos de la agencia revelan cómo llegaban al primer ministro David Cameron con pedidos de sus clientes, cómo hacían para que los principales ministros del gobierno de Londres trabajaran para sus cuentas y cómo lograban manipular resultados de Google y borrar referencias negativas de Wikipedia sobre sus clientes. Particularmente en el caso de la enciclopedia online, Bell Pottinger habría manipulado cientos de comentarios, especialmente vinculados con países con problemas de imagen.
Tanto la asociación británica de profesionales de PR (CIPR) como la cámara de agencias de RR.PP. (PRCA) están investigando a la consultora y evaluando sancionarla. Bell pertenece al grupo Chime Communications y está liderada por uno de sus fundadores, Lord Bell, ex jefe de prensa de Margaret Thatcher.
El debate que se desató en Gran Bretaña alrededor del escándalo Bell Pottinger podría terminar con una legislación más severa para controlar el lobbying en ese y otros países europeos y Estados Unidos, que siguen de cerca el caso. Semanas antes de publicarse la investigación con cámara oculta, en Gran Bretaña se debatía sobre la creación de un registro de lobbyistas, al que se opone la mayoría de los profesionales del sector. Ahora se espera que el debate se vuelque en contra de los lobbyistas.
Todo empezó cuando periodistas del Bureau of Investigateive Journalism, una ONG universitaria relativamente nueva que se dedica a producir investigaciones de alto voltaje para ofrecer a otros medios, armó una cámara oculta para poner en evidencia prácticas de lobbying “non sanctas” de Bell Pottinger, que ahora complican al gobierno conservador de David Cameron y a la vez pone en evidencia las estrategias de PR para regímenes extranjeros con problemas de imagen. Londres recientemente había sido declarada por el periodismo “la capital del lavado de imagen de gobiernos dudosos”, y Bell Pottinger figuraba a la cabeza de la lista de consultoras de PR especializadas en regímenes con problemas de imagen.
En este escándalo, los periodistas habrían llamado a diez consultoras de Londres con expertise en imagen-país, pero solo Bell, la más poderosa, ofreció el material suficientemente “jugoso” para la nota.
Los periodistas, que cedieron la investigación al diario The Independent, se presentaron ante la firma como agentes de inteligencia del régimen dictatorial de Uzbekistán, sobre el que pesan denuncias de graves violaciones a los derechos humanos y abuso de trabajo infantil.
Contradiciendo su fama de lobbyistas avezados, los máximos directivos de Bell Pottinger cayeron ingenuamente en el truco. Los falsos contratistas les pidieron a los ejecutivos de Bell que explicaran las tácticas que emplean en misiones de PR de ese tipo. En Uzbekistán, el trabajo infantil abunda en su industria del algodón. Además, la organización Freedom House califica al país asiático como el peor del mundo en materia de violaciones a los derechos humanos.
Bell Pottinger, que se hizo un nombre como especialista en regímenes y gobiernos con problemas de imagen, dijo que cobraría más de 1 millón de libras de fee (1,5 millones de dólares) para tomar el trabajo. Según la revista PR Week, el gobierno argentino la había contratado en 2009, previo a una cumbre del G 20 en Londres, para mejorar su imagen en Europa y Estados Unidos, y habría pagado una cifra similar.
Razonablemente, los directivos de Bell les explicaron a los falsos representantes uzbecos que su país debería encarar antes reformas políticas reales para que una estrategia de PR funcione, pero también explicaron cómo buscarían influir en el gobierno, el Parlamento y los medios para cambiar la imagen de su país. Así revelaron secretos de tácticas que ya aplicaron para otros regímenes problemáticos, como Sri Lanka o Belarus. Entre los detalles estaban los nombres de los funcionarios del gobierno con los que trabajaban. Frente a los periodistas “disfrazados” y con cámara oculta se jactaban de ser “el negocio de asuntos públicos más poderoso del país”. Incluso prometieron estar en condiciones de organizar una reunión entre Cameron y el presidente uzbeco, a pesar de que esas negociaciones se llevan a cabo normalmente entre las cancillerías.
Entre otras confesiones, explicaron cómo Cameron se quejó ante el primer ministro chino, Wen Jiabao, a favor de la empresa de ingeniería Dyson, por violaciones al derecho de patente durante una visita del jefe de gobierno chino en junio de 2011. El pedido del cliente a Bell se había producido la noche anterior a la visita, y en cuestión de horas lograron que Cameron le espetara el reclamo de Dyson al líder chino.
Los funcionarios de Bell también describieron a los falsos uzbecos que tenían un “equipo” para acallar entradas inconvenientes en Wikipedia, hacer desaparecer resultados negativos de Google y sostener blogs influyentes que hablen bien de los países con problemas de imagen.
Pero además de describir el rosario de relaciones con las que influían sobre el gobierno de Cameron, el propio CEO de Bell Pottinger, Tim Collins, dijo abiertamente que “tenemos todo tipo de artes oscuras”. Y confesó sin saber que estaba siendo grabado: “No podemos describirlas en una presentación escrita, porque sería demasiado embarazoso”.
El escándalo llevó a la asociación de consultoras, PRCA, a investigar la cámara oculta y, eventualmente, podría llegara a echar a la agencia de sus filas por afectar la reputación del sector. Diversos líderes de consultoras de PR y Public Affairs están reclamando que Lord Bell explique qué hizo y que tome medidas correctivas. Mientras tanto, el ex asesor de comunicación de Margaret Thatchner, que atacó al informe por ser “antiético y construido” aseguró que en él “no hay ninguna sugerencia de ninguna impropiedad”, lo que, a todas luces, la cámara oculta desmiente.
Previsiblemente, desde la oposición laborista lanzaron una investigación sobre los contactos y posibles contratos de Bell Pottinger con el gobierno.
Las críticas del sector, que ahora se ve venir una regulación fuerte del lobbying, no se hicieron esperar, pero Bell también recogió comprensión. Una fuente no identificada dijo a la revista PR Week: “Todo el tiempo las consultoras se jactan de sus contactos ante los clientes”. Pero la fuente matizó: “Bell Pottinger violó dos reglas cardinales: no te encargues de mejorar la reputación de nadie, a menos que haya una clara evidencia de que hay un desfasaje entre percepción y realidad, y nunca reveles nada sensible ante nadie, a menos que estés seguro de quién es”.
Incluso la presidenta de la asociación de profesionales de PR de Gran Bretaña, CIPR, Jane Wilson, que criticó el escándalo en sí y se manifestó en contra de que desde el sector se trabaje para regímenes dictatoriales, también fue crítica con los comentarios en los medios sobre la cámara oculta por tener un “juicio pobre y desinformado”, y defendió al CEO de Bell, el ex diputado Tim Collins, porque “es natural que tenga buenos contactos en la política y los use, como lo hacen otras organizaciones y ONG”.
Los falsos uzbecos que lograron engañar a la tan afamada y poderosa consultora de lobbying, habían montado una falsa web y se presentaban como miembros de un inexistente Grupo Azimov.
En un descargo de Lord Bell, publicado en PR Week, el consultor destaca que lo primero que le explicaron a los falsos uzbecos es que “sería contraproducente comunicar nada antes de que se pusieran en práctica reformas positivas” y que solo tomaban clientes luego de que encararan esas reformas positivas.
Por otra parte, el fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, que ya se lanzó a revisar el centenar de entradas manipulativas a cargo de Bell Pottinger sobre sus clientes y declaró a la BBC que “nunca nos pasó nada igual”, llegó finalmente a un acuerdo personal con Lord Bell por el cual sus ejecutivos y directores de cuenta recibirán clases sobre cómo trabajar con Wikipedia, una enciclopedia pública y colaborativa en la que cualquier voluntario puede agregar contenido.
En este capítulo, la asociación de agencias CIPR, tiene una guía específica para el trato de entradas en Wikipedia que urge a la transparencia y a declarar para quién se publica la entrada.
Mientras tanto, Wikipedia suspendió no menos de diez cuentas vinculadas con Bell Pottinger.
UpDate (Revista Imagen)
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