Por María Laura Avignolo, en "Clarín"
Es The Guardian. Le exigen que entregue material filtrado por el ex agente. Debió romper una computadora Ma
Bajo una intensa presión para que le devolvieran el material
revelado por el “caso Snowden” sobre el espionaje de EE.UU. y del Reino
Unido sobre aliados y enemigos, el editor del diario The Guardian,
Alan Rusbridger, tomó una decisión definitiva. Prefirió romper con una
máquina de cortar cemento una computadora Macbook encriptada con esos
datos antes que entregarla a los servicios secretos británicos.
En una ceremonia sin antecedentes y en el sótano de las oficinas de The Guardian,
Rusbridger y un experto en computación destrozaron la Mac y su memoria
en pedazos. Frente a ellos, dos espías de la GCHQ –el gran ojo de las
comunicaciones de inteligencia británicas– tomaban fotos y notas de un
material que ellos argumentaban que serviría “al terrorismo” o “a los
espías chinos” y reclamaban para sí. Pero se fueron con las manos
vacías.
La increíble revelación fue hecha ayer por Rusbridger cuando su diario apoyó el desafío legal de David Miranda, el brasileño y pareja del periodista que reveló el “caso Snowden”, Glenn Greenwald. Miranda fue detenido a su paso por el aeropuerto de Heathrow el domingo pasado en nombre del Acta Terrorista 2000. Fue interrogado durante nueve horas por seis agentes diferentes antes de ser liberado, pero tras haberle secuestrado su computadora, cámara y celular. Un acto que fue considerado por Greenwald “una intimidación” y que provocó una oleada de furiosas críticas de toda la prensa británica, que acusa al gobierno de utilizar el acta terrorista abusivamente y afectar el libre ejercicio del periodismo.
Miranda regresaba de Berlín, donde se había encontrado con Laura Poitras, que había participado filmando las revelaciones de Edward Snowden, el ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que destapó el espionaje de EE.UU. sobre sus ciudadanos y sobre países aliados en todo el planeta y que hoy está asilado en Rusia buscado por la justicia estadounidense. Miranda se dirigía a Río de Janeiro para llevar mas material sobre el ex espía de la CIA a Greenwald. El diario The Guardian le había pagado el pasaje y el gobierno brasileño exigió “serias explicaciones” a los británicos por el caso, que se negaron a aclarar.
En este contexto crispado e incómodo para el primer ministro David Cameron, que había sido informado previamente de la detención de Miranda al igual que su ministra del Interior Teresa May, el editor Rusbridger habló. Contó la rocambolesca actitud de los servicios secretos de Su Majestad, desde el momento en que The Guardian publicó los primeros documentos del caso Snowden. Desde entonces el editor habló en varias oportunidades con oficiales de Whitehall, el área de ministerios británicos, a quienes no identificó, que le exigían la devolución del material.
“Yo les expliqué que The Guardian tenía otras copias en el exterior. Es por eso que el diario estaba preparado para cumplir la demanda de que la versión británica fuera destruida”, dijo Rusbridger, que es uno de los editores más respetados del mundo.
The Guardian había enviado el material a Estados Unidos, donde está protegido por la Primera Enmienda. Un mes atrás, las autoridades británicas amenazaron al diario con la aplicación de “Prior restraint”, una figura legal inglesa que les permite ir a la Corte para impedir al diario seguir publicando más material sobre Snowden.
El affaire Miranda, consecuencia del “caso Snowden”, incomoda como nada al gobierno británico y divide a su coalición. Según la ministra del Interior, Miranda poseía documentos que “podían ayudar a los terroristas” y llegar a “la pérdida de vidas”. El caso resucitó las amenazas a The Guardian y generó un espectacular debate entre la amenaza del terrorismo y los abusos que se hacen de las leyes, anulando derechos y garantías.
Comentarios
Publicar un comentario