Los observadores hablan de un "cambio de época"; expectativa por los próximos pasos del creador de Amazon.
NUEVA YORK.- Hace menos de un mes, Don
Graham recibió un mail de Jeff Bezos, creador de Amazon, en el que le
pedía si podían juntarse a conversar. Graham, presidente de la empresa
editora de The Washington Post, estaba intrigado pero creía que Bezos, a
quien conocía desde hacía más de 15 años, no estaba interesado en
comprar el diario y que era un tipo sin tiempo para proyectos paralelos.
Pero Graham se equivocaba. Bezos mandó a sus expertos
financieros a mirar los números del diario y a los pocos días sugirió un
precio. Graham, cuya familia compró el Post hace 80 años y lo convirtió
en el diario de referencia en la capital estadounidense, anunció ayer
que había aceptado la oferta: 250 millones de dólares.
La noticia sacudió y tomó por sorpresa al mundo de los medios y la política de Estados Unidos, que reaccionó como si se hubiera producido un terremoto cultural. De alguna manera, lo es. En la última década, los problemas de los diarios de papel, cuyos ingresos y circulación vienen cayendo, han coincidido con el auge de las empresas tecnológicas de la costa oeste. Para muchos, la venta de The Washington Post a Bezos es una señal de un cambio de época.
Aun así, la reacción ha sido en general bastante positiva. Bezos es considerado un empresario serio y con la billetera suficiente como para aguantar por mucho tiempo los 100 millones de dólares que pierde cada año The Washington Post.
La operación confirma otra tendencia: la de los multimillonarios que rescatan medios prestigiosos para hacerles un favor a sus comunidades. Este último fin de semana, un empresario de Boston, dueño del equipo de béisbol de la ciudad, compró The Boston Globe. El año pasado, uno de los cofundadores de Facebook compró la histórica revista The New Republic y logró revitalizarla después de una década de estancamiento. Bloomberg, el gigante de información financiera propiedad del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se hizo cargo de la también deficitaria BusinessWeek.
¿Por qué Bezos compró el Post? No está claro, pero hay varias teorías. Una es que lo divirtió la idea. Otra, que el diario le dará influencia política. Amazon tiene varios asuntos pendientes en el Congreso, como la federalización del impuesto a las ventas, la relación comercial con China y su conflictiva relación con el mundo editorial. "Puede ser un atajo para aumentar su influencia", escribió Jeff Bercovici. Una tercera teoría es que Bezos quiere revolucionar el mundo de los diarios tanto como revolucionó el mundo de los libros y de la venta por Internet.
Pero lo cierto es que nadie sabe. En su carta a los
empleados, prefirió mostrarse como un ángel benévolo que llega para
rescatar a The Washington Post de su actual pendiente, pero sin
interferir en el día a día ni introducir grandes cambios en el corto
plazo.
Amazon es una empresa extraña en el mundo tecnológico. A pesar de su crecimiento constante, mantiene márgenes mínimos de ganancia y casi no reparte dividendos. Bezos reinvierte todo lo que gana en hacer crecer su negocio. Y su acción ha crecido sin parar (28% en el último año).
Otros han intentado ver a The Washington Post como uno más de los proyectos paralelos de Bezos, que ha invertido casi 200 millones de dólares en una empresa de viajes al espacio, todavía en construcción, y 50 millones de dólares en la construcción de un reloj diseñado para durar 10.000 años, precisamente, como escribió Felix Salmon, "el tipo de paciencia y dinero que necesita el dueño de un diario".
"Se ha cerrado el círculo -escribió el columnista Andrew Leonard, reflejando con ironía una sensación que parece habitual en el mundo del periodismo-. El iceberg acaba de rescatar al Titanic.".
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