La
venta de The Washington Post reactivó el debate sobre el final de los
periódicos, que según un estudio resistirán mejor en América latina; el
futuro de The New York Times.
Por José Crettaz
| LA NACION
Tres generaciones: en San Isidro, Celia Malcervelli (76) y su hijo
Fernando García (54)
prefieren el papel; el nieto, Fernando Jr. (22),
flamante economista, se pasó al digital.
Foto: LA NACION / Soledad
Aznarez
Si van a morir, lo harán peleando.
Y la Argentina podría ser el último bastión de su resistencia en
Occidente, cuando -según la consultora estadounidense Future Exploration
Network- finalmente también aquí los diarios de papel caigan
derrotados, en 2039, cuando el que esto escribe aún no se haya jubilado
y, claro, si el pronóstico no falla. Antes habrían ido muriendo en los
principales mercados de los cinco continentes (empezando por América del
Norte y Europa) en una lenta agonía.
Eso dice una de las tantas profecías catastróficas sobre el sector editorial,
algunas de las cuales ya se corroboraron escandalosamente erróneas. El
tema recobró actualidad esta semana por la impactante venta del mítico The Washington Post
al dueño del gigante digital Amazon.com, Jeff Bezos. "¿Será The New
York Times el próximo?", chicaneó desde una columna el propio Post,
donde la solvencia económica del nuevo dueño se lee como garantía de
continuidad.
En aquel artículo se describió la situación económica
del diario neoyorquino: el magnate mexicano Carlos Slim, dueño del 13%
de las acciones del periódico, le prestó US$250 millones a un interés
leonino del 14%, y trazaron un paralelismo que parece confirmar la
hipótesis. La familia Sulzberger, dueña del diario desde 1896, lo negó
expresamente ante su staff, y ante los lectores desde sus propias
páginas.
Por el Post, Bezos pagó US$ 250 millones, menos del 1%
de su fortuna personal y US$ 65 millones menos que lo que AOL pagó en
2011 por el ascendente posdiario The Huffington Post
, un sitio digital cuyo modelo se expande por el mundo en forma de
franquicia y en el que se inspirará el portal que el periodista Jorge
Lanata lanzaría en la Argentina en marzo próximo.
La eventual venta del Times sería tal vez la señal de
largada para la última batalla. Por el momento, el periódico confía en
los prometedores números de su "circulación digital", oferta de
contenidos en forma de portal web y aplicaciones móviles, cuyo costo
oscila entre los 15 y los 35 dólares por mes según el dispositivo usado.
Unos 700.000 lectores ya pagan por las ediciones digitales y ese número
crece al 35% anual (el Post sólo tiene 50.000).
De acuerdo con la World Association of Newspapers
(WAN), más de 2500 millones de personas leen diarios en papel y 600
millones, en formato digital. De estos últimos, 100 millones sólo leen
las versiones digitales y el resto consume información en ambos
soportes. Según las tendencias de Global entertainme n t and media Outlook 201 3 -201 7
, de la consultora PwC, los ingresos digitales de los periódicos
alcanzarán el 11% del total recién en 2017. "La distribución de diarios
mediante dispositivos móviles generará un nuevo mercado de circulación
digital paga", afirmó Jesús Estévez, socio de consultoría de PwC
Argentina.
Mientras los ingresos digitales -que ya superan los US$
150 millones al año, monto estimado cuando se levantó el "muro de
pago", en 2011- logran compensar las mermas por la caída de las ventas
físicas y de la publicidad, el Times va sacándose lastre de encima: a
las cadenas de TV y radio ya vendidas sumó hace diez días y por sólo US$
70 millones la propiedad del diario Boston Globe
, que había comprado en 1993 por US$ 1100 millones. En Estados Unidos,
cerca de 200 periódicos de distintos tamaños cerraron desde que, en
2008, estalló la crisis financiera. En cambio, el mismo Times, que ya
tenía una edición para China en mandarín, anunció su desembarco en
Brasil con una edición en portugués para este año. Es decir, va tras los
pasos de The Huffington Post .
Muchos plazos sombríos ya se cumplieron sin que se
consumaran las tragedias anunciadas. En 2007, el propio editor del
Times, Arthur Sulzberger, fijó el final de la versión de papel de su
propio diario para... 2013. Y Bill Gates, fundador de Microsoft y uno de
los padres de la era digital, había dicho en 2002 el fin del papel
(diarios o no) "para dentro de diez años". En tanto, el gurú tech
Nicholas Negroponte, ubicó el mismo desenlace en 2015. Otros lo patearon
para más adelante, como el periodista especializado Phillip Meyer, que
lo ubicó en 2043, o la ya citada Future Exploration Network, cuyos
plazos van desde 2017 para Estados Unidos hasta 2040 para el interior de
Rusia y Turquía.
En rigor, habría que hablar de dos tipos de
pronósticos: uno para la desaparición de la versión de papel (algo que
muchos especialistas sostienen nunca ocurrirá del todo) y otro es el del
final definitivo de los diarios como productores de contenidos. La
inversión de Bezos en The Washington Post
viene a contradecir esto último. O eso quieren creer quienes aman los
diarios como productores no sólo de información veraz, sino también como
un proveedor confiable de interpretación de la realidad en una época
atravesada por la escasa disponibilidad de tiempo, la creciente
complejidad de los temas y una cada vez más afectada capacidad de
atención del público.
En esa línea, la empresa editora de The Guardian
, el prestigioso diario británico, aceptó hace pocos meses que está
"discutiendo seriamente" dejar de editar su versión impresa y
concentrarse en las plataformas digitales. Y el Financial Times informó
que priorizará la plataforma que más suscriptores tiene: es decir, la
digital, con 350.000 lectores. Este diario, como The New York Times,
permite el acceso gratuito a sus contenidos online siempre que
no superen una cantidad definida de artículos, tras lo cual hay que
pagar. También hay que abonar el acceso digital a la edición impresa
completa (en versión app o para navegador) y al archivo.
La edición de diarios de papel vive en el mundo
realidades completamente diversas: crisis profunda en el Norte y
expansión de moderada a veloz en el Sur, con América latina como la
región con buenas perspectivas después de Asia-Pacífico. Nadie habla de
crisis en Japón, donde el diario de mayor circulación, el Yomiuri
Shimbun , vende unos 9,9 millones de ejemplares diarios, y el
que le sigue, el Asahi Shimbun, más de 7,6 millones. Tampoco hay crisis
en la India, donde la circulación crecerá a un ritmo de dos dígitos (10%
anual), China o Indonesia.
En América latina crecen aunque poco las ventas en
Brasil, y caen mucho en Chile y Colombia. En la Argentina sólo dos
diarios aumentaron su circulación: Diario Popular y LA NACION, que en
los últimos cinco años aumentó 40% sus ventas de la edición dominical.
Esas subas no lograron compensar el dato general: entre 2006 y este año
el consumo de diarios cayó 17,5% según una encuesta de TGI Latina. No
está tan mal: las revistas (no todas, claro) perdieron 36,5% de
audiencia en el mismo tiempo. Sólo el consumo de Internet crece fuerte,
27%, y la TV paga, cuya cámara de señales Lamac encargó la
investigación, avanza 7,7%.
En el libro El misterio del yogur vencido o cómo reinventar los periódicos
, editado este año por la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), el
periodista y académico Xavi Casinos repasa los pronósticos y resume la
extensa lista de experimentos que la industria de los periódicos ha
venido haciendo para reinventarse: desde la producción de documentales
hasta la apertura de tiendas de productos exclusivos y merchandising.
Tradición e innovación, prestigio de la marca y vigencia de las mejores
prácticas periodísticas parecen ser los ingredientes. Lo que todavía no
está claro es cuál es la receta. Y si hay suficiente tiempo para
encontrarla..
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