Publicado en "Buenos Aires Económico"
La condena que recibirá el soldado estadounidense por filtrar secretos del gobierno tendrá un efecto intimidatorio en las fuentes clave de información. Barack Obama manipula la ley de espionaje.
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Manning tendrá un “efecto intimidatorio” en quienes se planteen divulgar información confidencial en favor del interés público, lo que amenaza el periodismo de investigación en Estados Unidos, según expertos y activistas.
“Los periodistas de investigación están preocupados, y con razón, ante
la posibilidad de que este tipo de procesos judiciales corte su acceso a
fuentes clave de información”, señaló ayer una editorial del diario The New York Times.
Pese
a resultar absuelto del cargo de “ayuda al enemigo” por filtrar
documentos clasificados a WikiLeaks, Manning fue encontrado culpable de
otros 20 cargos, entre ellos el de violar la ley de espionaje, lo que lo
expone a una pena máxima de 136 años.
“Este
proceso tiene y tendrá un efecto intimidatorio en las fuentes que
podrían proporcionar información que exponga políticas y prácticas
cuestionables del gobierno”, explica Brant Houston, director de la
iniciativa de periodismo de investigación en la Fundación John S. y
James L. Knight.
“Sin protección legal suficiente y con la
expectativa de un proceso judicial que los lleve a la bancarrota y la
cárcel, habrá menos informantes que acudan a la prensa”, agrega.
Joel
Simon, director del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ),
coincide en que la “agresiva acusación” que el gobierno estadounidense
desplegó contra Manning “ha enviado un claro mensaje a los potenciales
informantes” que repercutirá en el trabajo de “los periodistas que
cubren asuntos de seguridad nacional”.
Manipulación de una ley. Para
Tom Rosenstiel, director ejecutivo del Instituto de la Prensa
Estadounidense (API), lo preocupante no está en la acusación a Manning
en sí, dado que el soldado “no acudió directamente a un medio de
comunicación” convencional, sino a activistas de WikiLeaks.
“Eso
distingue su caso de la forma en que tiene lugar el periodismo de
investigación, en el que reporteros cultivan sus fuentes y se ganan su
confianza”, sostiene Rosenstiel.
Lo inquietante, según el experto,
es el que el gobierno de Barack Obama usa la ley de espionaje “de una
forma que nunca se había hecho antes”.
Manning es el sexto
procesado durante el gobierno de Obama por violar la ley de espionaje,
aprobada en 1917. Antes de que llegara al poder el actual mandatario,
sólo se había usado esa normativa en tres ocasiones para sustentar una
acusación judicial federal, según datos de Reporteros sin Fronteras.
“Si
el gobierno persiste en el uso de esta interpretación, coartará en la
práctica a los informantes legítimos y a los periodistas que actúan en
el interés público”, advierte Rosenstiel.
Houston está de acuerdo
en que “el actual uso de la ley de espionaje”, en la que el gobierno de
Obama apoya su persecución a cualquiera que filtre información,
“contribuye enormemente al efecto intimidatorio”.
Efecto a largo plazo. La
nueva interpretación de la ley consiste, según Elizabeth Goitein, del
Centro Brennan de Justicia, en “una tendencia a que no importe el
motivo” por el que el informante revela datos, como demostró el gobierno
al acusar a Manning de “ayudar al enemigo”, pese a que el soldado
argumentó que sólo quería abrir un debate.
“Eso va a tener implicaciones muy serias para quienes se planteen convertirse en informantes”, afirma Goitein.
Al
cabo del tiempo, esa amenaza del gobierno “puede hacer que las
filtraciones sean cada vez más dramáticas y a mayor escala, porque los
únicos que estarán dispuestos a asumir ese riesgo son gente que esté en
una cruzada personal”, pronostica Goitein.
Ese es precisamente el
perfil del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, quien tras el
veredicto a Manning ve aumentar sus opciones de ser acusado bajo la ley
de espionaje de Estados Unidos por conspirar con el exsoldado.
Un
proceso contra Assange supondría acusar no ya a una fuente, sino a
“alguien que se dedica a publicar información” bajo la ley de espionaje,
algo “completamente sin precedentes y que pondría a cualquier
periodista decente en riesgo de ir a la cárcel”, señala Trevor Timm,
director de la Fundación para la Libertad de la Prensa.
Ese panorama deja una única esperanza a los periodistas de investigación estadounidenses, según la nota editorial de The New York Times: que el gobierno “haga algo para superar su adicción a los secretos”.
20 testigos por declarar
El
juicio militar contra el soldado Bradley Manning comenzó ayer su fase
de sentencia, luego de que el martes la jueza que instruye el caso no
lo considerara culpable del más grave de los cargos, “ayuda al
enemigo”.
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