Por Alejandro Alfie (Clarín)
Importantes profesionales del canal venezolano fueron echados o renunciaron, por el cambio de línea editorial.
"Globovisión es moral, ética y periodísticamente
inviable”, dijeron en un comunicado ocho prestigiosos periodistas, que
dejaron de trabajar en ese canal de televisión venezolano, ante el
alineamiento de los nuevos dueños con el gobierno chavista de Nicolás
Maduro.
La sangría comenzó el viernes pasado, cuando el canal anunció que no iba a seguir emitiendo uno de sus programas más populares, Radar de los Barrios
, conducido por Jesús Torrealba. El despido de Torrealba fue seguido
por la renuncia de otro prestigioso periodista, Leopoldo Castillo, que
era líder en audiencia con su programa Aló Ciudadano , muy crítico de la gestión gubernamental y “los abusos de poder”, que estaba en el aire desde hace 12 años.
Ese mismo viernes pasado también renunció Roberto Giusti, que conducía el programa Grado 33
, porque “no están dadas las circunstancias para hacer un periodismo
libre”. Y esa noche, los periodistas del noticiero se negaron a
transmitirlo, por lo cual los dueños del canal pusieron en su lugar un
noticiero colombiano.
Tuvo tal impacto ese “viernes negro”, que
esta semana otros ocho periodistas renunciaron y emitieron un comunicado
que asegura que en el canal hay “censura a noticias y programas, lista
negra de invitados, intento de imponer preguntas a algunos periodistas,
menosprecio al ejercicio profesional e injustificado desequilibrio en el
balance de los espacios de noticias”, en favor del Gobierno. El
comunicado lo firmaron Roberto Giusti, María Elena Lavaud, Norberto
Mazza, Alba Mujica, María Isabel Párraga, Gladys Rodríguez, Ana Karina
Villalba y Román Lozinski -que fue despedido-.
Globovisión
era del empresario Guillermo Zuloaga, quien fue acusado por el
oficialismo de haber apoyado el golpe de 2002 contra Hugo Chávez.
Agobiado por numerosas multas y causas judiciales promovidas por el
chavismo, Zuloaga vendió el canal en abril de este año a un grupo
vinculado al mercado bursátil y de seguros, encabezado por los
empresarios Juan Domingo Cordero y Raúl Gorrín. Allí comenzó el
acercamiento al Gobierno, que culminó los últimos días con el cambio de
programación y una ola de despidos y renuncias de sus periodistas.
Los nuevos dueños emitieron un comunicado para afirmar que Globovisión
tendrá “una pantalla que informe veraz y oportunamente, con
objetividad e imparcialidad”. Mientras que Andrés Izarra, actual
responsable de Turismo y ex ministro chavista de Comunicación e
Información, afirmó vía Twitter que “la audiencia de Globovisión se multiplicará ahora que le apuestan a la paz y a la verdad”.
Cuando
asumió la presidencia Hugo Chávez, en 1999, se propuso lograr la
hegemonía comunicacional, a través del cierre de medios, como la cadena
de noticias RCTV; la venta de otros, como Cadena Capriles-sin relación con el dirigente opositor Henrique Capriles-; la cooptación de grupos periodísticos, como Cisneros y Unión Radio; y la expansión de los medios públicos, convertidos en propaladoras de la gestión gubernamental.
Globovisión
fue el único canal de televisión que sostuvo su crítica a la gestión
oficial, mientras vivió Chávez. Pero la victoria de Nicolás Maduro
provocó el cambio de manos en el canal, que primero dejó de pasar en
directo los discursos del dirigente opositor Capriles, comenzó a
entrevistar a prominentes dirigentes chavistas -que antes se negaban a
participar en ese canal-; hasta que en los últimos días renunciaron sus
princpales periodistas, denunciando censura, listas negras y un
“injustificado desequilibrio” a favor del Gobierno.
Los medios críticos del modelo chavista en Venezuela son pocos: básicamente, los diarios El Universal, Tal Cual y El Nacional. Pero con el cambio de Globovisión, ya no quedan canales de televisión que tengan una mirada distinta a la del “relato” oficial.
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