Más abajo, una entrevista a Martín Baron, director del Washington
Post:
Por: Ricardo Ávila, Subdirector de
Opinión, de el "Tiempo"
Foto: Diego Santacruz
Foto: Diego Santacruz
Durante
seis días tuvo en sus manos una exclusiva que no pudo publicar. Y es que cuando
fue informado de la venta de 'The Washington Post' a Jeff Bezos, fundador de la
tienda virtual Amazon, Martin Baron –el director del prestigioso periódico
estadounidense– se comprometió a no revelarle la noticia a nadie. Tan solo a un
periodista que trabajó en sigilo y firmó la nota que salió publicada la semana
pasada.
El cambio de manos del icónico diario, propiedad de la familia Graham y ganador de múltiples distinciones, fue otra demostración de los nuevos vientos que corren en el periodismo. Ahora su propiedad queda en manos de alguien que hizo su fortuna gracias a Internet, la misma red que de alguna manera determinó el destino de la publicación.
Sobre este y otros temas, El Tiempo dialogó con Baron, cuya larga trayectoria profesional incluye la dirección del también recién vendido 'Boston Globe'. Invitado a Bogotá para dictar la lección inaugural de este semestre de la Maestría en Periodismo de la Universidad del Rosario y Publicaciones Semana, dejó en claro que el periodismo va a sobrevivir, pero que el futuro es digital.
Así seguramente lo dejará en claro en la mañana de hoy, cuando sostendrá un conversatorio con Juan Carlos Iragorri, director de la Maestría, en la Biblioteca Luis Ángel Arango de la capital a las 10 de la mañana.
Hay una expresión antigua que dice que “los muertos que vos matáis gozan de cabal salud”. ¿Se le puede aplicar a los periódicos?
Estoy completamente de acuerdo con eso. Porque hay muchas personas que dicen que somos una profesión moribunda, que estamos trabajando en una industria que va a desaparecer, pero no es verdad. El periodismo va a sobrevivir. Enfrentamos muchas presiones económicas y ha sido muy difícil superar esas dificultades. También nos faltan los recursos para experimentar, pero ahora hay personas que han empezado a invertir en nuestra profesión, y eso me da un elemento de optimismo porque ven posibilidades que nosotros mismos a veces no vemos.
Esa sensación de crisis no es igual en todo el mundo. De hecho, la Asociación Mundial de Periódicos muestra que hoy en día se venden más ejemplares de diarios que nunca antes…
Es verdad. La situación es más crítica en los Estados Unidos y Europa. La razón primordial es el nivel de competencia por el desarrollo rápido del Internet, que lleva a que los lectores tengan muchas opciones. No solo están las emisoras de radio, las revistas, las cadenas de televisión, pero hay competencia desde Google, Yahoo, Facebook o desde otros sitios de Internet, y ellos representan la mayor amenaza para nosotros porque están tratando de quedarse con nuestros clientes, lectores y anunciantes.
Más allá de las realidades locales de cada país, ¿cree que en todas partes va a suceder algo similar?
Así es. Pienso que lo que vemos en Estados Unidos representa el escenario futuro para los medios. La razón de fondo es que los jóvenes en cualquier parte consiguen su información por Internet, en lugar de hacerlo en un periódico impreso.
Es verdad que las personas de más edad siguen leyendo diarios y aparentemente están dispuestos a pagar más por hacerlo, pero el número de lectores en los Estados Unidos para el periódico impreso está en descenso, y el número de lectores de la información por Internet está en ascenso. La misma tendencia se verá en otros países, en otros continentes, porque no hay ninguna razón para que no sea así. Es cuestión de tiempo.
Hace un par de meses ustedes comenzaron a cobrar por el contenido, a partir de cierto número de artículos. ¿Por qué?
Lo hicimos porque queríamos ganar más dinero y necesitamos otras fuentes de ingresos. La circulación del periódico está en descenso y la publicidad, aún más que la circulación. Otros periódicos han implementado un sistema de cobrar por un cierto nivel de acceso. Por ejemplo, 'The New York Times' lo hizo hace dos años y ha tenido bastante éxito. Entonces pensamos que sería una buena idea experimentar, aunque internamente encontramos cierta resistencia.
¿Cree igual que esa es una tendencia irreversible?
No lo puedo decir con certeza. Tendremos que evaluar los resultados en su momento, porque el problema de fondo es la caída de la publicidad, no de las suscripciones pagas.
El perfil de los dueños de periódicos en Estados Unidos ha cambiado radicalmente. Prácticamente ya no quedan grupos familiares, con excepción de ‘The New York Times’. ¿Eso es bueno o malo?
Depende del dueño. Hay algunos millonarios que han comprado los periódicos y que tienen la idea de influir en la política del periódico y a través de ella en la del gobierno municipal o el gobierno nacional. He visto cambios que no me gustan en varias ciudades, y hay personas muy ricas que quieren comprar otros periódicos, pero yo creo que no es nuestro caso.
¿Por qué?
Porque Jeff Bezos no tiene nada que ganar con la compra del 'Washington Post'. Es el fundador de una empresa muy exitosa y tiene una riqueza que no necesita incrementar. Pienso que él está motivado por el reto y la idea de crear un nuevo modelo para el periodismo, si bien no sé nada de sus planes, porque todavía no he conversado con él sobre ellos. Considero que es un hombre innovador y me llena de optimismo que haya tomado la decisión de comprar el Post.
Cuando usted llegó al ‘Washington Post’ como director, la presentación que se dio es que el énfasis del periódico iba a ser más en noticias locales. ¿Es válida esa apreciación?
Creo que no. El periodismo local es muy importante para el 'Washington Post'. Siempre lo ha sido. Es verdad que el diario a largo de los años creó una red de corresponsales alrededor del mundo, alrededor del país, y construyó la reputación de ser uno de los mejores periódicos. También hay quienes piensan que el periodismo que les dé la cobertura a las noticias del extranjero es mucho más importante que el que se la da a la propia comunidad. Pero ese es un falso dilema. Todas las coberturas son importantes, y no podemos decir que vamos a cubrir bien lo que está pasando en Irak, Israel o América Latina pero no lo vamos a hacer con nuestras propias escuelas, con la policía local, el sistema de transporte o las cosas que afectan directamente a nuestros lectores.
¿Han bajado los estándares del ‘Washington Post’ y en general en el periodismo en Estados Unidos?
En el 'Washington Post' los estándares no han cambiado. Tratamos de mantener la misma calidad del periodismo, y puedo decir lo mismo sobre 'The New York Times' y varios periódicos más. Pero a otros les faltan recursos para cubrir lo que deben cubrir. Por ejemplo, hay algunos periódicos locales que no tienen corresponsales en la capital del país para cubrir sus delegaciones de senadores y congresistas o tampoco para seguir su gobierno estatal. En ese sentido, la calidad de periodismo en varias regiones del país ha bajado mucho.
La minoría más grande en Estados Unidos es la que habla español. ¿Influye esa realidad sobre el consumo de medios?
La cadena más grande entre los canales de televisión es Univisión. Obviamente se ha beneficiado mucho del crecimiento de la población hispana, y las otras redes de televisión no aprovecharon ese crecimiento. Ahora la cadena de televisión ABC ha formado una alianza con Univisión para crear una estación que se llama Fusion para atraer a los latinos de la segunda y tercera generación, pero habrá programas en inglés, no en español.
¿Y en el caso de los impresos?
Con respecto a los periódicos, creo que la mayoría han perdido a los hispanohablantes que no pueden leer bien en inglés, pero tienen la capacidad de atraer a sus hijos y nietos. Hay publicaciones en español, pero no son éxitos muy impresionantes. Por ejemplo, 'La Opinión' en el sur de California no tiene una circulación tan grande en comparación con el tamaño de la población latina.
En resumen, los inmigrantes escuchan las emisoras de radio o ven las cadenas de televisión, pero no están tan dispuestos a leer los periódicos.
¿Cómo se imagina el ‘Washington Post’ en 10 o 20 años, independiente de quien sea el propietario?
Nos estamos convirtiendo en una sociedad digital. Los jóvenes están leyendo sus noticias y consiguiendo su información por Internet. Entonces tenemos que convertirnos en una organización completamente digital. No puedo decir si habrá un periódico impreso en ese momento, pero la organización va a ser muy diferente a la actual.
Aun así, el mundo consume más papel que nunca antes en su historia…
Pero es por lo que está pasando en otros países: en América Latina, India o China, en donde la población tiene más poder adquisitivo y consume más medios. No obstante, el cambio también va a llegar a esos mercados.
La pregunta es si es un futuro rentable y sostenible…
(Risas) Espero que sí. Tiene que ser un futuro rentable. Si no es un futuro rentable, no vamos a tener medios de comunicación.
El cambio de manos del icónico diario, propiedad de la familia Graham y ganador de múltiples distinciones, fue otra demostración de los nuevos vientos que corren en el periodismo. Ahora su propiedad queda en manos de alguien que hizo su fortuna gracias a Internet, la misma red que de alguna manera determinó el destino de la publicación.
Sobre este y otros temas, El Tiempo dialogó con Baron, cuya larga trayectoria profesional incluye la dirección del también recién vendido 'Boston Globe'. Invitado a Bogotá para dictar la lección inaugural de este semestre de la Maestría en Periodismo de la Universidad del Rosario y Publicaciones Semana, dejó en claro que el periodismo va a sobrevivir, pero que el futuro es digital.
Así seguramente lo dejará en claro en la mañana de hoy, cuando sostendrá un conversatorio con Juan Carlos Iragorri, director de la Maestría, en la Biblioteca Luis Ángel Arango de la capital a las 10 de la mañana.
Hay una expresión antigua que dice que “los muertos que vos matáis gozan de cabal salud”. ¿Se le puede aplicar a los periódicos?
Estoy completamente de acuerdo con eso. Porque hay muchas personas que dicen que somos una profesión moribunda, que estamos trabajando en una industria que va a desaparecer, pero no es verdad. El periodismo va a sobrevivir. Enfrentamos muchas presiones económicas y ha sido muy difícil superar esas dificultades. También nos faltan los recursos para experimentar, pero ahora hay personas que han empezado a invertir en nuestra profesión, y eso me da un elemento de optimismo porque ven posibilidades que nosotros mismos a veces no vemos.
Esa sensación de crisis no es igual en todo el mundo. De hecho, la Asociación Mundial de Periódicos muestra que hoy en día se venden más ejemplares de diarios que nunca antes…
Es verdad. La situación es más crítica en los Estados Unidos y Europa. La razón primordial es el nivel de competencia por el desarrollo rápido del Internet, que lleva a que los lectores tengan muchas opciones. No solo están las emisoras de radio, las revistas, las cadenas de televisión, pero hay competencia desde Google, Yahoo, Facebook o desde otros sitios de Internet, y ellos representan la mayor amenaza para nosotros porque están tratando de quedarse con nuestros clientes, lectores y anunciantes.
Más allá de las realidades locales de cada país, ¿cree que en todas partes va a suceder algo similar?
Así es. Pienso que lo que vemos en Estados Unidos representa el escenario futuro para los medios. La razón de fondo es que los jóvenes en cualquier parte consiguen su información por Internet, en lugar de hacerlo en un periódico impreso.
Es verdad que las personas de más edad siguen leyendo diarios y aparentemente están dispuestos a pagar más por hacerlo, pero el número de lectores en los Estados Unidos para el periódico impreso está en descenso, y el número de lectores de la información por Internet está en ascenso. La misma tendencia se verá en otros países, en otros continentes, porque no hay ninguna razón para que no sea así. Es cuestión de tiempo.
Hace un par de meses ustedes comenzaron a cobrar por el contenido, a partir de cierto número de artículos. ¿Por qué?
Lo hicimos porque queríamos ganar más dinero y necesitamos otras fuentes de ingresos. La circulación del periódico está en descenso y la publicidad, aún más que la circulación. Otros periódicos han implementado un sistema de cobrar por un cierto nivel de acceso. Por ejemplo, 'The New York Times' lo hizo hace dos años y ha tenido bastante éxito. Entonces pensamos que sería una buena idea experimentar, aunque internamente encontramos cierta resistencia.
¿Cree igual que esa es una tendencia irreversible?
No lo puedo decir con certeza. Tendremos que evaluar los resultados en su momento, porque el problema de fondo es la caída de la publicidad, no de las suscripciones pagas.
El perfil de los dueños de periódicos en Estados Unidos ha cambiado radicalmente. Prácticamente ya no quedan grupos familiares, con excepción de ‘The New York Times’. ¿Eso es bueno o malo?
Depende del dueño. Hay algunos millonarios que han comprado los periódicos y que tienen la idea de influir en la política del periódico y a través de ella en la del gobierno municipal o el gobierno nacional. He visto cambios que no me gustan en varias ciudades, y hay personas muy ricas que quieren comprar otros periódicos, pero yo creo que no es nuestro caso.
¿Por qué?
Porque Jeff Bezos no tiene nada que ganar con la compra del 'Washington Post'. Es el fundador de una empresa muy exitosa y tiene una riqueza que no necesita incrementar. Pienso que él está motivado por el reto y la idea de crear un nuevo modelo para el periodismo, si bien no sé nada de sus planes, porque todavía no he conversado con él sobre ellos. Considero que es un hombre innovador y me llena de optimismo que haya tomado la decisión de comprar el Post.
Cuando usted llegó al ‘Washington Post’ como director, la presentación que se dio es que el énfasis del periódico iba a ser más en noticias locales. ¿Es válida esa apreciación?
Creo que no. El periodismo local es muy importante para el 'Washington Post'. Siempre lo ha sido. Es verdad que el diario a largo de los años creó una red de corresponsales alrededor del mundo, alrededor del país, y construyó la reputación de ser uno de los mejores periódicos. También hay quienes piensan que el periodismo que les dé la cobertura a las noticias del extranjero es mucho más importante que el que se la da a la propia comunidad. Pero ese es un falso dilema. Todas las coberturas son importantes, y no podemos decir que vamos a cubrir bien lo que está pasando en Irak, Israel o América Latina pero no lo vamos a hacer con nuestras propias escuelas, con la policía local, el sistema de transporte o las cosas que afectan directamente a nuestros lectores.
¿Han bajado los estándares del ‘Washington Post’ y en general en el periodismo en Estados Unidos?
En el 'Washington Post' los estándares no han cambiado. Tratamos de mantener la misma calidad del periodismo, y puedo decir lo mismo sobre 'The New York Times' y varios periódicos más. Pero a otros les faltan recursos para cubrir lo que deben cubrir. Por ejemplo, hay algunos periódicos locales que no tienen corresponsales en la capital del país para cubrir sus delegaciones de senadores y congresistas o tampoco para seguir su gobierno estatal. En ese sentido, la calidad de periodismo en varias regiones del país ha bajado mucho.
La minoría más grande en Estados Unidos es la que habla español. ¿Influye esa realidad sobre el consumo de medios?
La cadena más grande entre los canales de televisión es Univisión. Obviamente se ha beneficiado mucho del crecimiento de la población hispana, y las otras redes de televisión no aprovecharon ese crecimiento. Ahora la cadena de televisión ABC ha formado una alianza con Univisión para crear una estación que se llama Fusion para atraer a los latinos de la segunda y tercera generación, pero habrá programas en inglés, no en español.
¿Y en el caso de los impresos?
Con respecto a los periódicos, creo que la mayoría han perdido a los hispanohablantes que no pueden leer bien en inglés, pero tienen la capacidad de atraer a sus hijos y nietos. Hay publicaciones en español, pero no son éxitos muy impresionantes. Por ejemplo, 'La Opinión' en el sur de California no tiene una circulación tan grande en comparación con el tamaño de la población latina.
En resumen, los inmigrantes escuchan las emisoras de radio o ven las cadenas de televisión, pero no están tan dispuestos a leer los periódicos.
¿Cómo se imagina el ‘Washington Post’ en 10 o 20 años, independiente de quien sea el propietario?
Nos estamos convirtiendo en una sociedad digital. Los jóvenes están leyendo sus noticias y consiguiendo su información por Internet. Entonces tenemos que convertirnos en una organización completamente digital. No puedo decir si habrá un periódico impreso en ese momento, pero la organización va a ser muy diferente a la actual.
Aun así, el mundo consume más papel que nunca antes en su historia…
Pero es por lo que está pasando en otros países: en América Latina, India o China, en donde la población tiene más poder adquisitivo y consume más medios. No obstante, el cambio también va a llegar a esos mercados.
La pregunta es si es un futuro rentable y sostenible…
(Risas) Espero que sí. Tiene que ser un futuro rentable. Si no es un futuro rentable, no vamos a tener medios de comunicación.
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